Tenet, la nueva cinta de Christopher Nolan, se estrenará el 31 de julio, dos semanas después de la fecha prevista del 17 de ese mes, mientras que Wonder Woman 1984, que ya había sido aplazada del 5 de junio al 14 de agosto, se retrasará una vez más hasta el 2 de octubre. Así anunció Warner Bros.
El lanzamiento de Tenet se está siguiendo con absoluta atención en Hollywood puesto que iba a ser la primera gran superproducción en desembarcar en las salas tras la crisis del coronavirus que ha mantenido los cines cerrados durante meses en todo el planeta.
Pese a que el resto de la industria fue aplazando sus estrenos más importantes, Nolan y el estudio Warner Bros. se mantuvieron firmes en su fecha del 17 de julio para Tenet y apostaron muy fuerte para que fuera el primer gran proyecto de Hollywood en ver la luz tras el confinamiento por la pandemia.
Finalmente, Tenet cederá ese honor (y ese notable riesgo económico) a Mulan, cinta de Disney que se presentará el 24 de julio tras haber retrasado su estreno de marzo.
A cambio, Warner Bros. anunció que el 17 de julio volverá a las salas Inception (2010), uno los mayores éxitos de Nolan, aprovechando que se cumple su décimo aniversario.
Protagonizada por John David Washington, Robert Pattinson y Elizabeth Debicki, Tenet es un thriller del que no se sabe gran cosa al margen de que su premisa gira en torno a la manipulación del tiempo.
La otra afectada por la pandemia fue Wonder Woman 1984, que apunta ahora al 2 de octubre para desembarcar en las salas tras haber sufrido ya dos retrasos.
Secuela de Wonder Woman (2017), que recaudó 822 millones de dólares, esta cinta cuenta de nuevo con Gal Gadot como estrella acompañada por Chris Pine, Kristen Wiig y Pedro Pascal.
Con todos estos cambios, si antes los ojos de Hollywood estaban puestos en Tene para calibrar el peligro de un gran estreno en plena crisis del coronavirus, ahora las miradas apuntan a Mulan.
Sin embargo, aunque tanto Tenet como Mulan son dos títulos de enorme envergadura, hay una diferencia muy significativa entre ambas: el “remake” de Disney tiene una parte importante de sus esperanzas puestas en China, un país que sufrió antes la crisis del coronavirus y que, por tanto, se encuentra en una fase más avanzada de la desescalada que Estados Unidos.
Para amortizar una superproducción de Hollywood (que superan los 100 millones de dólares de presupuesto e incluso los 200 millones), un estudio no necesita solo que las salas estén abiertas, sino que estén funcionando a pleno rendimiento.
Entonces, la pregunta que se hace Hollywood es esta: ¿Pueden obtenerse grandes recaudaciones este verano con no todas las salas abiertas, cines con aforo limitado, distanciamiento social entre los espectadores, posibles requisitos extra como llevar mascarilla y el probable miedo del público a acudir a sitios con mucha gente?
Y los cines también tienen sus propios dilemas para abrir, ya que es difícil que puedan ser un negocio rentable sin potenciales “blockbuster” y fiando toda su suerte a películas «indies» o a viejas joyas de la gran pantalla como Indiana Jones.
Por ahora, la exhibición y distribución han sobrevivido en EE UU con pequeñas y casi residuales soluciones de emergencia como los “drive-in” (autocines).
También se ha optado por lanzamientos directamente en internet, como ha sido el caso de las cintas Trolls World Tour, ¡Scoob! y Artemis Fowl.
Antes de que llegue Mulan, Hollywood tanteará el terreno con otras propuestas de bajo presupuesto y escaso riesgo como Unhinged, The Outpost o The Broken Hearts Gallery dentro de un verano totalmente atípico por el coronavirus, que ha arruinado la, tradicionalmente, época más lucrativa del año para el cine.
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