Hace tres años que La Vida Bohème terminó la trilogía compuesta por: Nuestra (2010), Será (2013), La lucha (2017). Cerrar este ciclo le permitió a la banda dar paso a una nueva propuesta musical, artística y conceptual, sin presiones y con más libertad. Ahora, el mensaje es claro: «Llegamos, dénse por advertidos», dice Henry D’Arthenay.
«Ha llegado el mensaje/ En sus marcas y a empujar/ Lo compensas con coraje/ Esto no va a terminar/ Persíguelo». Son las primeras frases de «Último round», la primera canción de una serie de entregas que la banda, integrada por Henry D’Arthenay, Sebastián Ayala, Daniel Briceño y Héctor Tosta, realizará durante este año.
Similar al ensayo El mito de Sísifo, de Albert Camus, que narra que fue obligado a empujar una piedra cuesta arriba por una ladera empinada, una y otra vez, la letra de la canción habla sobre este baile mecánico que es la rutina, que tumba y que obliga a levantarse para seguir adelante.
“Después de muchos años te das cuenta de que, como ser humano y como artista, te conviertes en una especie de boxeador, te sigues levantando y te siguen tumbando”, afirma D’Arthenay.
Hace unos meses, en diciembre, la banda habló durante su presentación en el Cusica Fest, una de las más aplaudidas del fin de semana, de un concepto al que llamaron «ciclón del dinero», cuando interpretaron dos temas nuevos: «Manos arriba» y «Acción». En ese momento, nadie sabía bien a qué se referían, sino hasta ahora que llega «Último round». «Estamos aprendiendo que el dinero es un constructo, un concepto, un papel que tiene un valor que le asignamos; sin embargo, hay un mundo muy real con cosas que, genuinamente, definen nuestra vida, donde soñamos y creamos billetes», dice.
Para D’Arthenay el sistema cultural cambió por completo. Y estos cambios trajeron consigo nuevas formas de crear contenido y de publicarlo. Por esto La Vida Bohème quiso presentar «Último round» en un episodio especial del podcast Escuela de nada. La banda conoce a los presentadores: Leo Rojas, Nacho Redondo y Chris Andrade de la época en la que coincidían en bares de Caracas hace algunos años. El cantante asegura que ellos entienden perfectamente de dónde viene la agrupación, así que era el mejor ambiente para estrenar el tema.
«Creo que lo que están haciendo es impresionante, son parte de lo que es la vanguardia de distribución de contenido. Ellos utilizan el mismo lenguaje que nosotros. Estamos acostumbrados a que una banda saca el disco, un video y sale a girar. Entonces se pierde mucha emoción en el medio, somos proveedores de contenido seriado hasta cierto punto, y yo amo el contenido seriado que es Escuela de nada», afirma.
Para esta nueva etapa La Vida Bohème no habla de discos, sino de formatos. Serán varias entregas, al menos una por mes, durante todo el año. En total 15, dice D’Arthenay, quien afirma que, en minutos, es lo más largo que la banda ha hecho. «Esto no va a salir de un solo golpe. Vamos a decir que acaba de iniciar el servicio de suscripción a la revista de La Vida Bohème, y estaremos ofreciendo arte constantemente. Como no es un álbum tradicional, la ventaja es que pueden esperar música mes a mes», asegura el cantante.
Cada etapa estará representada por un color. Y en este caso, el primero es el amarillo precaución, que marca el inicio de esta serie de entregas con «Último round». Esta canción tendrá, además, un video que se publicará el 15 de junio. Allí se podrán apreciar más elementos de los que dan forma al arte que acompaña al tema, a cargo de Alejandro Beltrán. «Hay muchas cosas que serán obvias, evidentes. No hará falta que yo las explique», dice.
En esta oportunidad, el proceso creativo fue distinto. Primero llegó la música y luego el concepto. La banda se enfocó en componer canciones y, con el tiempo, ideas y colores empezaron a aparecer. Ya no tenían a ese fantasma detrás que les decía que debían hacer algo que estuviese unido, como ocurrió en la trilogía.
Para Henry D’Arthenay no se trata solo de crear una idea y hacerla realidad. Va más allá de eso. Se trata de reunir a un equipo, buscar un espacio en el que puedan trabajar y ponerlos a soñar. Un proceso que no habían entendido del todo, si no hasta ahora. «Ese es el concepto que marca todas estas canciones y estéticamente van a ver que el mensaje es muy claro».
Así se fue nutriendo este nuevo proyecto, sin ataduras ni presiones. «La música formó todo el proceso visual. Todo fue muy libre, esto nos permitió explorar cuartos que no habíamos explorado», recuerda D’Arthenay.
Tres años le tomó a La Vida Bohème culminar este compendio de canciones. La más antigua es de 2017 y la más reciente de enero de 2020, dice el cantante. Aunque a la banda le agrada la idea de jugar con la dinámica y el formato en el que presentarán los temas, no sé cierran a la idea de optar por algo más tradicional. «Son cosas que pueden variar con el tiempo. Ahorita nos sentimos cool con presentarlas de esta manera, pero estamos súper abiertos a que si queremos que salga de otra manera a mitad de camino, lo vamos a hacer», asegura.
Terminar el ciclo de la trilogía marcó un antes y un después en La Vida Bohème. Al culminar, aprendieron lo que es tener una banda y crear discos. Fueron más de diez años de aprendizaje constante. «Yo fui muy feliz y siento que no tengo nada que probar como ser humano y artista. Siempre he hecho todo con honestidad y amor. Estoy orgulloso de mi banda y mi equipo, porque todos hemos hecho las cosas con la mejor voluntad, intención y espíritu. Siempre con la poesía bajo la manga intentando cambiar el mundo. La vida Bohème tiene que ser la opción vegetariana en el menú», dice D’Arthenay.
Antes de que iniciara el confinamiento por el covid-19, la banda se encontraba en Nueva York. Allí terminó de grabar y producir el compendio de canciones, con la ayuda de Héctor Castillo, Carlos Imperatori y Rudy Pagliuca. «Estar allá fue una experiencia muy linda, aunque fue extraño ver cómo comenzó el todo y ver a las personas con mascarillas en la calle», asegura. Lo único que afectó la cuarentena fue el video de «Último round», que se tuvo que filmar a distancia.
Al regresar a México, donde residen los integrantes de la banda, D’Arthenay no ha parado de trabajar. El confinamiento no lo detiene. Actualmente el cantante ocupa gran parte de su tiempo en las grabaciones de su primer disco solista, El club de los suicidas. «Ha sido una cuarentena de trabajo y a veces de no querer trabajar y querer estar básicamente mirando el techo. Aunque no hemos descansado mucho, estamos felices de que sea así», asegura.
Para el cantante la industria musical ya cambió. Sin embargo, dice que el confinamiento ayudó a democratizar el contenido cultural, pues en estos días producir nuevo material se ha vuelto más complicado. «Hemos visto mucha creatividad de todas partes del mundo a punta de celulares. Es muy linda la manera en la que vemos el arte ahora, no solo irnos por las cosas que se ven mejor, sino con las que más conectan con nosotros», dice.
En cuarentena o no, dice, la música siempre estará presente en la vida de todos. Seguirá teniendo ese papel de amigo, psicólogo y confidente para muchos, dice D’Arthenay. «Mientras sigan existiendo humanos y pájaros seguirá existiendo música independientemente de lo que pensemos», finaliza.
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