Antes de comenzar la pandemia del coronavirus el teletrabajo ya había crecido de manera significativa. La crisis sanitaria actual solo ha acelerado aún más este sistema de trabajo.
Un estudio publicado a mediados de 2019 señala que entre 2005 y 2017 el trabajo remoto aumentó 159% en Estados Unidos.
Es un porcentaje que se desprende de un análisis especial de los datos del censo de Estados Unidos y de la Oficina de Estadísticas Laborales realizado por Global Workplace Analytics, una firma de consultoría de trabajo remoto, y FlexJobs, un servicio en línea para teletrabajo, horario flexible, empleos a tiempo parcial y por cuenta propia.
La cifra fue publicada en abril por la revista especializada Forbes en un artículo titulado «Asesoramiento profesional sobre coronavirus: los 27 mejores trabajos desde el hogar y trabajos remotos», que además señala que en la actualidad hay 4,7 millones de estadounidenses que trabajan de forma remota (3,4% de la población).
«La realidad del nuevo coronavirus podría afectar la forma en la que hacemos negocios: ayudar a los trabajadores a darse cuenta de que pueden hacer su trabajo desde cualquier lugar y ayudar a los empleadores a apreciar que la geografía es un estado mental, lo que permite a las personas trabajar desde donde elijan», dice en el artículo firmado por la estratega de contenidos y colaboradora senior de Forbes, Laura Begley Bloom.
Dessire Izaguirre impulsa en Venezuela el teletrabajo desde el año 2012. En la actualidad es la CEO fundadora del emprendimiento Profesional Virtual, una academia de capacitación para el teletrabajo autónomo bajo el modelo de negocio de asistente virtual, y es la directora del área de teletrabajo de la Cámara Venezolana de Comercio Electrónico (Cavecom-e).
Para ella, el teletrabajo en el mundo, y más con la pandemia del coronavirus, seguirá acelerándose en los próximos 10 años. «Creo que se va a triplicar, que llegará a un crecimiento de casi 500%», afirmó.
«Para mí el teletrabajo es la mejor forma de trabajar. Yo había tenido más de 10 años de experiencia como secretaria ejecutiva bilingüe para presidentes de empresas y en 2011 buscaba una manera de generar ingresos desde mi casa sin tener que trasladarme a mi oficina. Así di con el modelo de negocio de asistente virtual y mi vida cambió por completo», agrega Izaguirre, y refiere que esta práctica permite tener más tiempo para la familia y las actividades personales.
Considera Izaguirre que es parte de la evolución del ser humano el vuelco hacia el teletrabajo: «Se ha preferido el teletrabajo por la misma razón que llamamos a un taxi a través de una aplicación o porque ahora usamos las criptomonedas y las billeteras electrónicas. El ser humano quiere tener más equilibrio, una vida más tranquila».
En Venezuela es necesario, explica, que las normas sobre el trabajo remoto tengan carácter legal, como ya ocurre en Colombia, Argentina o Chile.
«Necesitamos que las reglas del juego estén claras y eso lo da una legislación. Porque hay mucha confusión. Por ejemplo, está bien que usemos el Internert satelital, ¿pero quién lo paga? ¿Cuál es la relación de trabajo? ¿Soy empleado o trabajo como contratista?», reflexiona.
En el caso de un empleado contratado, Izaguirre señala que la empresa debe encargarse de cubrir los costos del Internet y los equipos que se utilizarán desde casa. Si es contratista independiente sería todo lo contrario. «Si eres empleado no pueden dejarte esa responsabilidad a ti», afirma.
La fundadora de Profesional Virtual ha solicitado que se apruebe la ley desde hace dos años por medio de la plataforma www.change.org, pero no ha recibido respuesta. Ahora, como directora de Cavecom-e, será asesora y redactará el proyecto que entregará a la Asamblea Nacional.
Teletrabajo vs la crisis de Venezuela
Las fallas de Internet y los cortes de luz, y los problemas generales de los servicios, son los principales enemigos del teletrabajo en Venezuela. Andrés Azpúrua, director de Venezuela Sin Filtro y Venezuela Inteligente, asegura que trabajar desde casa es «una lucha» para los venezolanos porque no todos pueden hacerlo.
«El Internet promedio en el país es de alrededor de 2 megas de descarga, pero eso en realidad no es la velocidad que tiene la mayoría de la población. La mayoría de los venezolanos tiene una conexión a Internet de 1 mega o por debajo de 1 mega. Eso es un cuarto de la velocidad de Internet que la Unión Internacional de las Telecomunicaciones define como estándar mínimo (4 megas)», explica Azpúrua.
El director de Venezuela Sin Filtro señala que ese servicio lo presta Cantv, el problema es que muchas veces lo instalan y en la práctica no funciona. Lo mismo ocurre cuando se contrata cualquier modalidad: el usuario puede aparecer como suscriptor, pero en realidad tiene años sin Internert ni tono de teléfono.
«Hay gente suscrita a Internet residencial, supuestamente de banda ancha, pero no tienen nada. Hay usuarios que tiene un año sin el servicio y están en las estadísticas de Internet del país», agrega.
¿Es posible, entonces, teletrabajar en Venezuela? Azpúrua dice que sí, que las personas han buscado soluciones que, aunque no son ideales, han funcionado. Por ejemplo, usar los datos del celular, una conexión que puede ser inestable. «Y en casa se negocia con los otros que utilizan el Internet. Si tienes una videoconferencia que los demás no estén conectados».
Al final, dice, hay que cambiar la estructura de la conectividad en el país, invertir, cambiar los equipos y no limitar los precios. Pero esa solución luce lejana tomando en cuenta la situación política.
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