Ben Affleck viene de años difíciles. Desde que trascendió la noticia de su separación de la madre de sus tres hijos, Jennifer Garner, todo parecía derrumbarse en la vida del actor. Sin embargo, la sonrisa volvió a él gracias a su romance con Ana de Armas.
Corría el año 2015 y una noticia irrumpió en Hollywood: una de las parejas más sólidas llegaba a su final. Affleck y Garner ya no estaban juntos, aunque seguían compartiendo tiempo por sus hijos. Lo primero que se dijo es que el actor había engañado a su esposa con la niñera. No sería el primero ni el último. Mientras que ella prefirió no hablar sobre los rumores, la relación con su ex siguió siendo buena. Allegados a la pareja decían que en realidad el motivo de la separación era el machismo de Ben, sumado a sus problemas con la bebida.
Tres años después terminó haciéndose efectivo el divorcio y él incluso comenzó una nueva etapa junto con la productora Lindsay Shookus, pero esa relación no llegó a buen puerto. Al desamor hubo que agregarle otro condimento: Ben ingresó a un centro de rehabilitación para tratar sus adicciones, algo que ya lo había afectado en el pasado. Fue Jennifer quien acompañó a su ex en todo este difícil proceso.
Ben entró y salió de rehabilitación, perdió peso, se alejó de la actuación y tuvo algunos trabajos errantes. Sin embargo, muy pronto se toparía con alguien que le devolvería la vitalidad y lo haría recuperar la sonrisa. Como dice la frase, no hay mal que dure mil años, y Ana de Armas llegó para cambiarlo todo.
Lejos de vivir la cuarentena encerrado y oscuro, el actor está a pleno viviéndola enamorado. Se mostraron en un parque nacional, celebraron el cumpleaños de la actriz y también juntos aparecieron tranquilos en el video de Residente, Antes que acabe el mundo, besándose. Y ahora él anda, sonriente y con look casero por las calles de Los Ángeles, llevando, al parecer, el desayuno para su novia. Pasaron cinco años y recién ahora su corazón parece estar sanando.
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