El proyecto elegido por el gobierno austríaco para remodelar la casa donde nació Adolf Hitler (1889-1945) y transformarla en una comisaría eliminará cualquier referencia a los crímenes del nazismo, para evitar que el edificio sea un lugar de peregrinación de seguidores de esa ideología .
«La simplicidad de este proyecto nos convenció», explicó este martes Robert Wimmer, presidente del jurado que elogió el futuro diseño entre 12 propuestas.
La remodelación de la casa, situada en el centro de la ciudad de Braunau am Inn, cerca de la frontera entre Austria y Alemania, estará lista previsiblemente para finales de 2022.
Los arquitectos encargados son los hermanos austríacos Stefan y Bernhard Marte, que desarrollarán con su estudio «Marte.Marte» un proyecto que costará al Estado unos 5 millones de euros (5.6 millones de dólares).
El Estado austríaco lleva décadas intentado impedir -no siempre con éxito- que el edificio se convierta en un santuario para nostálgicos del nazismo y neonazis.
Por eso, el pasado noviembre el gobierno interino, formado entonces por expertos sin afiliación política, decidió instalar allí una comisaría de Policía, con el objetivo explícito de quitar a la casa cualquier rastro del nazismo.
Wimmer recordó que, tras la anexión de Austria por el Tercer Reich en 1938, el edificio fue adquirido para el partido nazi NSDAP y renovado «con tintes marciales para expresar más poder».
El proyecto ganador presentado hoy mantiene la estructura original del lugar, pero con «una apariencia muy reducida, neutralizada».
De esta forma, se pretende romper la imagen que dieron los nazis a este lugar, explicó el presidente del jurado.
Para eliminar cualquier recuerdo ideológico, se decidió además trasladar a un museo en Viena una piedra procedente del antiguo campo de exterminio de Mauthausen que recuerda a las víctimas del nazismo.
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Desde su expropiación por el Estado austríaco en 2016, la casa estuvo vacía mientras duraba la disputa judicial con la anterior propietaria, que llegó incluso hasta el Tribunal Supremo.
La corte rechazó la compensación millonaria exigida por la mujer y fijó una indemnización de unos 800.000 euros (880.000 dólares), con lo que el Ministerio del Interior austríaco pasó a ser definitivamente dueño del edificio.
Con el tema de la propiedad resuelto y con la decisión tomada que instalar allí una comisaría, el gobierno trata ahora de poner punto final a esta disputa.
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