Tres funerarias de Nueva York fueron demandadas en conexión con el hallazgo de decenas de cadáveres en Brooklyn a las puertas de una casa de funerales que estaban siendo almacenados en camiones sin refrigerar, normalmente utilizados para mudanzas.
Según el medio local NY1, la familia de Ángela Rodríguez es una de las que presentó una denuncia después de que el cuerpo de la mujer, de 77 años de edad, fue hallado en el vehículo frente a la Funeraria Andrew T. Cleckley, en el sector de Flatlands, en abril.
Los familiares, sin embargo, habían hecho gestiones para que el cadáver fuera cremado en la Funeraria DeKalb, y no en la de Andrew T. Cleckley.
Otra familia también está demandando a la Funeraria Dekalb por 75.000 dólares tras vivir una experiencia parecida, mientras que otras dos familias también iniciaron procesos legales contra las casas de funerales de Andrew T. Cleckley y Armistead Burial después de que sus familiares fueran hallados en el mismo vehículo.
Aunque las tres compañías no tienen una relación empresarial formal, un representante de Armistead reveló a NY1 que aplican un «pacto entre caballeros» para enviar clientes de una funeraria a otra en caso de necesidad.
Investigación
El escándalo que protagonizó la funeraria Andrew T. Cleckley llevó a que las autoridades de Nueva York le retirara la licencia el 1 de mayo, cuando, debido al mal olor que desprendían los camiones, fueron descubiertos unos 100 cuerpos sin refrigerar en un momento en que la pandemia estaba matando a cientos de personas cada día en la ciudad.
«Después de una investigación del Departamento de Estado de Salud, emitió una orden de suspensión inmediata a la Casa de Funerales Andrew T. Cleckley en Brooklyn, cuyas acciones fueron espantosas, irrespetuosas con las familias de los fallecidos, y completamente inaceptables», dijo entonces en un comunicado el comisario de Salud de Nueva York, Howard Zucker.
«Las funerarias tienen la responsabilidad de gestionar su capacidad de manera apropiada y dar servicios de forma respetuosa y competente», subrayó.
«Una crisis no es una excusa para el tipo de comportamiento del que hemos sido testigos», agregó.
Estados Unidos, que ya rebasó las 101.000 muertes a causa del coronavirus SARS-CoV-2, seguía este jueves sin poder atajar el avance de la enfermedad, de la que se han contagiado 1,7 millones de habitantes.
El estado de Nueva York se mantiene como el más afectado por la pandemia, con más de 366.000 casos confirmados y casi 30.000 muertes, según los registros de la Universidad Johns Hopkins.
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