«Si esto sigue así, en un par de días vuelven a cerrar todo», dice Joni, un albanés que maneja uno de los bares de la Piazza Campo de’Fiori, uno de los lugares más famosos de la «movida» romana. Como sucedió en toda Italia, en el primer fin de semana de libertad después de una cuarentena de más de dos meses por el coronavirus, esta plaza fue tomada por asalto en las noches del viernes y el sábado.
«Sí. había mucha policía, pero ¿Qué se puede hacer cuando los jóvenes ya se tomaron unas cervezas de más y no entienden que tienen que estar distanciados, que no tienen que abrazarse ni estar demasiado cerca?», cuenta Joni a La Nación, preocupado.
El primer fin de semana después del lock-down fue bastante caótico en toda Italia, uno de los países más golpeados de Europa por el covid-19. Eran cientos los videos posteados en redes sociales que daban cuenta de miles de personas, muchas sin tapabocas, demasiado juntas o de atascos, por ejemplo, en la costanera de Nápoles. Miles de jóvenes celebraron su «reconquistada libertad» de salir a la calle en bares de Turín, Verona, Brescia, Milán y demás ciudades de la península.
El regreso a la calle de multitudes, que también tomaron por asalto las playas debido al buen clima, puso en alerta a todo el mundo. Y puso en pie de guerra a alcaldes y gobernadores que son conscientes de que, tal como advirtió hace unos días el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, si llega a dispararse de nuevo la curva de contagios, no quedará otra que volver a cerrar todo.
Según datos de la Protección Civil, este domingo se registraron 531 casos nuevos y 50 muertos -en total se registraron 32.785-, una cifra muy baja, pero que no incluyó los datos de Lombardía, la región más afectada.
Emilio del Bono, intendente de Brescia, furioso ante las imágenes de la céntrica Piazza Arnaldo repelta de jóvenes con aperitivo en mano, fue el más drástico. Decidió anticipar el cierre de los bares a las 21.30. Quien no respeta esa ordenanza corre el riesgo de ser sancionado con multas de entre 400 y 3000 euros , e incluso los locales podrían cerrar por entre 5 y 30 días. «Demasiadas personas, demasiadas aglomeraciones pese a la presencia significativa de la policía local. Hay que dar una señal», explicó del Bono.
También hizo eco su par de Verona, Federico Sboarina, que luego de ver imágenes de la famosa Piazza delle Erbe llenas de vidrios rotos, plástico y basura, dictaminó que sólo podrán consumir bebidas alcoholicas quienes se sientan en los bares , manteniendo la distancia interpersonal de al menos un metro. Por su parte, el acalde de Perugia decidió que todos los bares hasta el 7 de junio deberán tener un toque de queda a las 21.
Para evitar las aglomeraciones, aún totalmente prohibidas, durante este primer fin de semana post-cuarentena también la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, optó por intensificar los controles: decidió poner en la calle 2000 agentes. Se notaba, en efecto, una ciudad blindada, con muchos patrulleros y controles hasta altas horas de la noche en los lugares más frecuentados de la vida nocturna de la capital. «El miedo es que si las personas no se portan bien nos hacen cerrar de nuevo», dijo a La Nación el dueño de un bar de Trastevere que prefirió no dar su identidad..
Por otro lado, en el litoral romano la situación fue «manejable» porque los establecimientos balnearios seguían cerrados y preparándose para reabrir el fin de semana que viene. Igual había policías con barbijo controlando que se respetara la distancia interpersonal y la prohibición de tirarse a tomar sol en la playa, algo aún no permitido. De hecho cinco personas fueron multadas en la playa de Ostia.
#coronavirus A Roma nel weekend oltre 15.000 controlli della Polizia locale. Ringrazio i 2.000 agenti al lavoro in tutta la città e sul litorale. Un appello ai cittadini: rispettate le regole e #NonAbbassiamoLaGuardia pic.twitter.com/jeYmJytwX9
— Virginia Raggi (@virginiaraggi) May 24, 2020
Ante la reaparición de multitudes, el Ministerio del Interior apostó, por ahora, a una estrategia de diálogo. «Después de tanto tiempo en casa los jóvenes perdieron esos límites que hasta ahora se habían dado. Pero espero que vuelva el sentido de la responsabilidad porque debemos seguir más atentos que nunca», dijo la ministra del Interior, Luciana Lamorgese. «Hace falta repensar el modo de estar juntos . Con comportamientos correctos y respetuosos cada uno de nosotros protege su propia salud y la de los demás», recordó, llamando a respetar distancias y a utilizar barbijos en sitios cerrados.
En tanto, el gobernador del Véneto, Luca Zaia, que anunció que en septiembre se hará la famosa Mostra del Cine de Venecia, el festival más antiguo de mundo, tuiteó un video titulado «¿Happy hour?» para intentar concientizar a los jóvenes del riesgo aún existente de contagio. Con imágenes de muchos de ellos sin barbijo, abrazándose y tomando algo, el video advierte que » basta poco, unos centímetros menos , una mano sobre la espalda, un risa inocente, un saludo más caluroso, una ligereza, que todo volverá a detenerse», mientras una voz en off destaca que «el covid-19 se combate en el hospital, pero sobre todo, afuera».
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