La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es una tendencia referida al compromiso u obligación de las Empresas con la colectividad. Son una serie de valores internalizados en las corporaciones, mediante los cuales procuran colaboraciones a la sociedad.
Así tenemos que las empresas hoy dia tienen una gran carga sobre sus hombros, en primer lugar, en algunas materias ya se les puede equiparar con países en la violación de Derechos Humanos, y lo segundo es que por la vía de la Responsabilidad Social Empresarial contribuyen en gran medida al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que son los grandes retos de la humanidad promovidos por la ONU.
Los ODS son 17 misiones de la humanidad, van desde la lucha contra el hambre, la paz mundial hasta la preservación del medio ambiente y lucha contra el cambio climático, sin duda alguna, las necesidades que debemos atender para poder preservar las especies y en especial la raza humana.
Cuando se amplió el campo de los derechos humanos, llegamos hasta el punto de que no solo los Estados pueden violarlos, también pueden hacerlo grandes empresas. Fundamentalmente se refiere a todas aquellas que pueden ser sujeto activo, es decir; las que tienen capacidad de someter a esclavitud moderna a sus empleados.
No es ficticio, esto sí está ocurriendo en la actualidad, generalmente valiéndose de Legislaciones que permiten pagar salarios miserables a sus empleados, someterlos a largos jornales o sencillamente no garantizar estabilidad laboral, descansos o vacaciones. Debo señalar que así ha venido ocurriendo en China y la India, entre otros; hay países donde el Estado como tal no ha legislado en favor del trabajador, por lo que las grandes empresas pueden obtener mano de obra a bajísimo costo, es aquí donde la RSE es esperanzadora, llega a ser el medio con el cual se han venido humanizando los derechos laborales.
Caso distinto es Venezuela, existe legislación apropiada (en letras), se reconoce al sindicato, a sus representantes y a las reclamaciones de trabajadores, pero no sacamos pecho porque en la práctica el atropello es total. Duele aceptar que llegamos al punto de persecución; he aquí la razón por la cual hay un creciente número de sindicalistas exiliados y desprotección generalizada al empleado. En materia legal, el trabajador no es débil jurídico, pero afronta gran complicación cuando el Estado o los intereses del Estado son sus patronos, les oprimen sin que importe las leyes que ellos mismos promulgaron.
Por el desamparo de los gobiernos, muchas empresas han venido apoyando a sus empleados, procuran colaborar a sus familias, apoyan el deporte y facilitan sus recursos a la comunidad, así tenemos a la Responsabilidad Social Empresarial como pieza clave de progreso y procura de los ODS.
Quiero resaltar que las empresas ahora pueden ser distinguidas por actuaciones heroicas o por el contrario señaladas de tiranas. Podemos confrontar las ventajas y desventajas entre violar los derechos humanos y tener responsabilidad social. La primera puede llegar a ser sancionable incluso penalmente y la segunda produce admiración, importantísimo cuando el implacable juez es el propio consumidor, seguramente el buen comprador preferirá apoyar a las empresas sensibles en causas benéficas, ambientalistas, lucha contra el hambre u otras y boicotear a las señaladas de explotar a sus trabajadores o que no muestren sensibilidad ante problemáticas que amenazan la estabilidad del mundo.
Para que una empresa sea responsable socialmente no solo debe respetar los derechos humanos, reconocer los derechos del trabajador y facilitar la actividad sindical, tiene por un lado que demostrar solvencia fiscal mientras en paralelo apoya a la sociedad a enfrentar sus grandes retos; ello no solo es ganancia en publicidad y reducción de impuestos, es moralidad y ética corporativa sobre cualquier otro principio, ya no basta con acatar por lo mínimo las leyes, es proponerse solidaridad por sus empleados y por el mundo que los rodea.
Pretendo con mis líneas hacer homenaje a todas aquellas empresas que han venido asumiendo esta tendencia. Actualmente es notable el esfuerzo frente al covid-19, miles de donantes de insumos para hospitales y comunidades son justamente empresas destinando partidas de responsabilidad social, pero sin olvidar lo permanente como los derechos del trabajador, la extinción de la brecha salarial, la lucha contra el hambre, contra el cambio climático o el uso de materiales reciclados, biodegradables o no contaminantes. Este es el modelo a seguir.
Hoy en día son las empresas tan responsables como los países y tan señalables como los gobernantes, como he dicho, es fundamental la opinión pública porque árbitros siguen siendo los consumidores. Es nuestro deber ciudadano apoyar a las empresas que creen en la Responsabilidad Social Empresarial y los derechos humanos. Ya no basta con respetar la ley, para ser justos hay que ser también solidario.
“Toda nuestra humanidad depende de reconocer nuestra humanidad en los demás” Desmond Tutu.
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