El origen de la expresión “cuanto peor mejor” se suele adjudicar a Chernyshevsky, un escritor y revolucionario ruso que inspiró, entre otros, a Lenin. Su idea era poco pacífica: cuanto más duras fueran las condiciones de vida de los más desfavorecidos de la sociedad, más propensos estarán a iniciar la revolución.
En Venezuela, a pesar de la debacle económica ocurrida en los últimos años, el régimen en el poder aún no ha caído, para asombro de la mayoría de la comunidad internacional.
Es difícil imaginar a cualquier venezolano de a pie que, ante el desastre económico acaecido, no quisiera probar con un gobierno diferente para mejorar su situación. Pero el régimen actual se atrinchera, impidiendo unas elecciones libres que sin duda harían cambiar de gobierno.
Recientemente, la crisis por el desabastecimiento de la gasolina haría pensar en la caída de cualquier régimen en condiciones normales, y esto, de momento, no ha ocurrido.
En otras palabras, en Venezuela el “cuanto peor mejor”, de momento, no ha funcionado. Uno de los argumentos del régimen de Maduro es que la crisis económica se debe a las sanciones de Estados Unidos y al boicot de la oposición. Estas ideas se utilizan para consumo de los propios seguidores del régimen, pero tienen una gran efectividad, pues señalan un culpable de la situación actual distinto al propio Maduro.
La oposición debe tener un sistema de información que se pueda equiparar al del gobierno, a pesar de que este controle todos los medios en el país. Pero la estrategia de la oposición en cuanto a la información debe convencer a la población de las mejoras que se obtendrían si hubiera un cambio en el gobierno.
Para empezar, habría que hacer hincapié en el hecho de que Venezuela no ha podido utilizar la ayuda del FMI ante la crisis del covid-19 por no aceptar este al régimen de Maduro. Estar enfrentado a la comunidad internacional no es rentable y menos en la situación actual.
Si hubiera un cambio de gobierno, las instituciones internacionales ayudarían a Venezuela financieramente para recuperar su nivel económico anterior a Chávez. Este debe ser uno de los principales argumentos de la oposición.
Además, se debe ofrecer la posibilidad de rehabilitación de los que favorecieron al régimen de Maduro, excepto en casos probados de delitos. Esto haría que la resistencia a un cambio de régimen fuera menor.
Se debe defender la desideologización de la economía, haciendo ver a la población que las medidas económicas que se tomasen favorecerían al país, lo que también se reflejaría en la mejora de condiciones de las capas más desfavorecidas. Y no como el régimen actual, que por intentar beneficiar a las capas más desfavorecidas perjudica al conjunto de la población.
Esta estrategia de la oposición debería hacer que la población se levantara en contra del régimen, y que hubiera un cambio político. Ante la propaganda gubernamental se debe levantar un verdadero muro de verdad e información.
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