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Las artes plásticas se enfrentan a nuevos retos en el peor de los escenarios

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La crisis social, económica y sanitaria desatada por el coronavirus ha sumido al sector cultural en un estado de letargo, inactividad y, sobre todo, reestructuración. En el mundo está cambiando la forma de hacer cultura por la llegada del covid-19 que ya ha contagiado a casi 5 millones de personas en el mundo. El aislamiento social obligatorio, medida implementada por los gobiernos para evitar la propagación del virus, transformó la forma en la que se realizan las actividades en el sector.

Galerías, museos y centros culturales en Venezuela, así como en el resto del mundo, se han visto obligados a cerrar sus puertas para evitar el contagio. Y en el país se extenderá, por ahora, hasta el 12 de junio, según decreto de Nicolás Maduro.

Algunos museos en el mundo se han planteado llevar el arte a la web a través de tecnologías como la realidad virtual, las redes sociales u otras plataformas. Este es el caso de la famosa e internacional galería Hauser & Wirth con sede en Zurich, Nueva York, Los Ángeles, Londres y Hong Kong.

Instituciones como el Museo del Prado en España enfrentan la pérdida de hasta 10.000 y 12.000 euros diarios por el cierre de sus instalaciones. Aunque su director afirma que el valor del arte es simbólico, reflexiona sobre el impacto económico que la pandemia tendrá sobre el sector cultural.

Es precisamente la reflexión lo que en este momento ocupa el tiempo de artistas, curadores y galeristas en Venezuela, donde la cultura es uno de los sectores que ha luchado por sobrevivir en medio de la grave crisis política, social y económica del país. Un sector, además, olvidado por las políticas del Estado.

Para Rodrigo Figueroa, coordinador del Centro de Arte Los Galpones, la viabilidad económica siempre ha sido un reto desde mucho antes del período de cuarentena. «Mi objetivo ha sido sostenernos a pesar de las adversidades. Tenemos que adaptarnos y procurar mantener las actividades en pie», afirma. Por ello, actualmente, el centro tiene una agenda especial llamada #LosGalponesEnLínea dedicada a generar contenidos en redes sociales relacionados con la programación de 2020.

Internet, un aliado

En el caso de Los Galpones la alternativa es adaptarse a la crisis y mantener el vínculo con el público a través de las redes sociales. Figueroa confía en las oportunidades que brinda Internet en estos momentos. Resalta que el Centro de Arte Los Galpones ha sido un modelo de gestión sostenible en el contexto venezolano. Las instalaciones se mantienen a pesar de estar inmersas en un mercado amenazado por la crisis nacional. «El entorno de Internet se ha fortalecido con esta situación y ha establecido vínculos sin importar las limitantes físicas. Espero que eso propicie también los intercambios comerciales entre Venezuela y otros lugares del mundo», afirma.

Las situaciones adversas son las que propician los proyectos artísticos en Venezuela. Así lo cree Luis Romero, cofundador de la galería ABRA en el Centro de Arte Los Galpones. «No hay una situación óptima económica. Estamos al tanto de que el panorama no es alentador. Pero también tengo presente que hay mucho por hacer. Yo creo en el trabajo, en el arte y en la producción plástica del país», señala.

La Galería ABRA cuenta con diferentes plataformas tecnológicas para divulgar su trabajo. Aunque Internet es un aliado, para Romero no se trata de llevar las exposiciones a la web. «Sería poco justo con el trabajo de los artistas, con la obra de arte y con el público», considera.

 

Para él, las artes plásticas requieren de la confrontación del espectador en el espacio. Esto incluye «sus dimensiones, profundidades, color, texturas y con la museografía que plantea un recorrido que le da una cohesión al conjunto», explica. A diferencia de otras salas, la programación de ABRA está pensada para exhibirse en el lugar, por lo que una vez concluya la cuarentena, se le dará continuidad a lo planificado para este año.

En cuanto al difícil momento que atraviesa el sector en lo económico, Romero compara el mercado del arte con un acordeón que se expande y se contrae. «Este momento, que no se inicia con la pandemia, si no que ya tenemos varias décadas, es un momento de gran contracción», opina.

También destaca las alternativas que otros países están adoptando, entre ellos señala el caso de Colombia. Los diferentes actores del sector del arte ya se han reunido para apoyarse. «La Cámara de Comercio de Bogotá, los coleccionistas y los empresarios están auxiliando a las galerías. Estas están organizando subastas, rifas y ventas donde ceden parte de su comisión. Los artistas también están canalizando las ventas en sus talleres. Los museos siguen con sus planes de adquisición de obras y evalúan cuáles otras estrategias implementar. Es decir se han unido para que el colectivo se mantenga. Todo esto da mucho qué pensar. Quisiera que al salir de esta situación lo hagamos fortalecidos, maduros y con otra consciencia», explica.

Continuar, siempre continuar

Yuri Liscano, investigador, curador y director de la Sala Arte Contacto del Trasnocho Cultural en Las Mercedes, afirma que, a pesar de la cuarentena, el arte continúa. “Tenemos que reinventarnos. Hay que hacerlo frente a la situación y sobre la marcha porque no estábamos preparados para esto. Las redes sociales y la tecnología son una alternativa, no podemos permitirnos parar», decreta.

las Artes plásticas

La exposición estaba prevista inaugurarse el 15 de marzo en la Sala TAC. Sin embargo, no se pudo llevar a cabo | Foto Archivo

Desde que existen las redes sociales las exposiciones se han realizado de manera digital. «Sin embargo, para la Sala TAC no se trata solo de plantearse soluciones digitales, que actualmente estamos buscando. Que hagamos exposiciones digitales no nos restará las exposiciones in situ», aclara.

 

En cuanto a lo económico el panorama es un poco más difícil de predecir para las artes plásticas porque todas las galerías tienen gastos, servicios, empleados y  alquileres que deben pagar. Liscano, al igual que Romero y Figueroa, considera que el mercado del arte en Venezuela ya tiene años sosteniéndose a duras penas. Pero las galerías siguen. «Los artistas están vendiendo a menor precio y habrá galerías que apuesten por obras más comerciales. La situación está difícil», comenta.

Sin embargo, insiste en que se debe seguir creando. Liscano señala que hay artistas trabajando internacionalmente con galerías como Carmen Araujo, Beatriz Gil o GBG Arts, que participan en ferias internacionales. «Esto quiere decir que el mercado del arte venezolano va a depender en gran medida de las estrategias de estas galerías. Ese es el riesgo que se debe asumir: la participación en ferias internacionales», señala.

Las alianzas internacionales que se puedan crear en las redes sociales serán determinantes, sobre todo en Instagram. Allí Gabriela Benaim, directora de GBG Arts,  le da mayor proyección a los artistas. «Lo que va a pasar después del coronavirus no lo sabemos, es un escenario incierto, pero tratamos de adelantarnos», comenta.

El reto es mantener la galería. «Me gustaría seguir comercializando para poder pagar salarios durante la crisis. Estoy tratando de hacer alianzas con instituciones internacionales para seguir», comparte.

Benaim está de acuerdo con Liscano: el proceso creativo no para. Los artistas desde su taller se mantienen activos y resistiendo. Y, en el caso de la galería, continúa su labor a través de conversaciones con coleccionistas, críticos, investigadores y, sobre todo, con los artistas para entender cómo exhibir arte en tiempos de aislamiento. 

Las Artes plásticas en

Parte de las exposiciones de GBG Arts | Foto GBG Arts

Como iniciativa, GBG Arts realizará una exposición virtual de Lorena González, Tiempos de espera. «Lorena está a cargo  de todos los procesos de curaduría de nuestros artistas. A ellos los vamos a promocionar como #TiemposDeEspera», señala. Para la programación virtual la galería ya tiene artistas confirmados como Isabel Cisneros y Elizabeth Zasboraín. Sin embargo, no es lo mismo: “Esto nunca tendrá el alma que el encuentro presencial, pero es el recurso que tenemos”.

Tiempos oscuros

En el interior del país las condiciones son aún más adversas. A pesar de ello, el Museo de Arte Contemporáneo de Zulia (Maczul) ha sabido cómo salir adelante. Para Anabeli Vera, directora del museo desde 2018, la situación de la pandemia no ha hecho más que acelerar el proceso de transformación de las artes plásticas.

«Me refiero al uso de los medios digitales, no sólo para comunicarnos y realizar compras, sino también para divulgar la cultura. Sobre todo para producir en equipos transdisciplinarios, lo que desarrollará nuevas formas económicas, ágiles y exitosas», explica.

El país, sobre todo las ciudades en el interior, no estaba preparado para una pandemia. La crisis de servicios como electricidad, agua, transporte y seguridad se mantienen y aumenta. Sin embargo, Vera afirma que la cultura continuará hoy más que nunca, ya que es un elemento esencial de la condición humana.

La creación artística ya se está reinventando: no dejan de aparecer novedosos planteamientos de artistas e instituciones culturales en las redes. Para la también arquitecto y museólogo la cultura ha tenido un espacio preponderante durante esta crisis que ha afectado a todos por igual.

El Maczul, al igual que muchas instituciones, tenía previsto inaugurar cuatro exposiciones que se suspendieron. Durante estos últimos días se ha trabajado desde casa para presentarlas en las redes. Una de ellas se hará en el marco de la celebración de la Semana de los Museos para conmemorar el Día Internacional de los Museos, DIM2020.

El domingo 26 de abril  el museo  hizo una convocatoria en sus redes a participar en una exposición virtual, Cuerpos confinados. La muestra estará concebida y curada por tres artistas internacionales: Neydalid Molero, María Verónica Machado y Elsy Zavarce. Desde  Argentina, Colombia y Canadá invitan a los artistas a pensar el cuerpo desde el repentino estado de confinamiento.

También se lanzará un nuevo programa de exposiciones virtuales: Sentir – Pensar – Crear, en el que artistas invitados por el museo tendrán la oportunidad de presentar sus trabajos recientes. «La motivación es continuar, reflexionar y adaptarse a estos tiempos difíciles», sentencia Vera.

«Venezuela está alejada del mundo en general, no por la pandemia, sino por las difíciles, complejas e inhumanas condiciones de vida en las que todos nos encontramos. A esta terrible situación solo se le enfrenta la indoblegable fortaleza y espíritu de libertad del venezolano que se manifiesta en cada creación o exhibición», concluye.

El nuevo lenguaje

Aunque el futuro es incierto, el curador, semiólogo, investigador y director del Centro Cultural Padre Guillermo Plaza de la Universidad Católica Andrés Bello, Humberto Valdivieso, señala que habrá que evaluar el modo de consumo del arte que se dará post coronavirus. «Qué quieren ver las personas, los lugares en los que se aproximen, todo será determinante. Quizás cambien los temas, las formas de hacer las obras y el modo en que las galerías muestren las artes plásticas. Ya ha habido un cambio reflexivo, se han dado iniciativas para pensar lo que es el arte durante estos tiempos de encierro y esto tendrá su efecto a futuro”, explica.

Lo más probable es que después de esta crisis haya una nueva manera de hacer y consumir arte. Valdivieso concuerda con Anabeli Vera: el fenómeno ya aceleró algunos procesos. Entre ellos destaca las investigaciones de los artistas sobre el mundo digital y las relaciones emergentes entre artistas obra y público que se estaban planteando allí. Los centros culturales y galerías también se reacomodarán en ese sentido.

El experto señala que consumir las artes plásticas tiene dos vertientes. La primera, una parte económica, compra-venta que dependerá de cuán afectado quede el mercado, pero también acelerará los canales alternativos que ya estaban comenzando. El segundo, el consumo cultural, el cual es muy probable que se modifique.

«Se debe repensar el arte en función al reto económico luego de las pérdidas tan grandes que está dejando la pandemia. Uno de esos retos es pensar cómo hacer posible la existencia de enormes espacios como los museos y el consumo que ellos proponen», señala.

Por ahora, Valdivieso señala que las actividades formativas han sido la respuesta inmediata a la crisis. Han proliferado las charlas y la difusión cultural. Hay una gran explosión de propuestas educativas. La propuesta se relaciona con la idea de la transformación del espacio y el distanciamiento social con una nueva intimidad para el arte. «Esta implica que las plataformas electrónicas, si bien son una forma de distancia, también suponen una relación más íntima y una oportunidad para la educación. La tecnología ya está dando una respuesta importante», comenta.

 

Al igual que Yuri Liscano y Luis Romero, Valdivieso afirma que las galerías siempre van a existir. Lo que todavía no se sabe es cómo será su transformación en cuanto a sus funciones, en cómo comunican y cómo las personas se integrarán en estas instalaciones. «Se está dando un paso más para tratar de mostrar la galería o el museo en la red, reproducirlo y comenzar a hacer exposiciones o mostrar las artes plásticas dentro del lenguaje propio de las redes», explica.

El reto, destaca Valdivieso, es transformar la lógica del espacio público en la lógica de las redes y del espacio virtual. Añadido a esto, debe surgir la lógica que los combine. Y añade: «Los espacios culturales deben convivir en esa relación estructurada entre espacio arquitectónico y virtual. La convivencia de múltiples plataformas es el lenguaje del arte contemporáneo».

Por último, el curador señala que todavía las artes plásticas están en un período de reflexión y de adaptarse al instante de la crisis. En Venezuela el problema es mucho más severo, pero el sector no cederá. Todo lo contrario. Para Valdivieso, el arte dará una respuesta digna y apropiada frente a esta coyuntura como lo ha hecho siempre en tiempos de crisis.

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