Un alto cargo de Amazon renunció a su puesto «consternado» por lo que considera represalias del gigante de internet contra los trabajadores que criticaron sus medidas de seguridad contra el coronavirus.
Tim Bray describió el despido de manifestantes a fines de marzo como «la evidencia de una vena de toxicidad que recorre la cultura de la compañía».
Los trabajadores despedidos habían criticado a Amazon por no hacer lo suficiente para proteger al personal de sus almacenes contra el virus.
Amazon declinó comentar sobre este tema en particular, aunque anteriormente ha defendido sus acciones.
Bray, ingeniero sénior de Amazon Web Services y con rango de vicepresidente, anunció su renuncia en su cuenta de Twitter este lunes, y explicó en su blog personal, Ongoing, por qué dejó la empresa donde trabajó durante cinco años.
Despidos de manifestantes
Amazon enfrenta una posible investigación por violación de los derechos de los trabajadores en Nueva York, donde la compañía despidió al organizador de una pequeña protesta contra las condiciones de seguridad en un almacén.
El gigante del comercio online dijo que el trabajador, Christian Smalls, había recibido una advertencia sobre las reglas de distanciamiento social y que debía quedarse en casa después de entrar en contacto con un colega contagiado, pero que igual fue a protestar.
Amazon VP, @timbray resigns over #covid firings of me, @marencosta and others.
Says Amazon “firing whistleblowers” is “evidence of a vein of toxicity running through the company culture. I choose neither to serve nor drink that poison.”
Thank you, Tim.https://t.co/oShy4TQisN
— Emily Cunningham (@emahlee) May 4, 2020
«El vicepresidente de Amazon, @timbray renuncia por los despidos relacionados con el #covid, el mío, de Maren Costa y otros. Dice que los despidos de los ‘denunciantes’ de Amazon son «evidencia de una vena de toxicidad que atraviesa la cultura de la compañía. No elijo ni servir ni beber ese veneno», tuiteó este lunes Emily Cunningham, una de las trabajadoras despedidas.
Bray dijo que Amazon también despidió al personal que organizó otra protesta y que se manifestó en contra de la compañía por cuestiones climáticas.
«En ese momento, colapsé», escribió, y agregó que primero planteó sus preocupaciones internamente.
«Hecho esto, seguir siendo un [vicepresidente] de Amazon habría significado, en efecto, suscribir las acciones que despreciaba. Así que renuncié», expuso.
Bray dijo que trabajar en la firma había sido «una diversión gratificante» y que su decisión le costará económicamente.
«Con los salarios de alta tecnología y las concesiones de acciones, esto probablemente me costará más de un millón (antes de impuestos) de dólares, sin mencionar el mejor trabajo que he tenido, y el trabajar con personas terriblemente buenas. Así que estoy bastante triste», escribió.
Friday was my last day at Amazon: https://t.co/kXYDPdNbs7
[Server’s running a little hot but give it time, it’ll come through.]— Tim Bray (@timbray) May 4, 2020
«Despedir a los denunciantes no es solo un efecto secundario de las fuerzas macroeconómicas, ni es intrínseco a la función del mercado libre.
«Es evidencia de una vena de toxicidad que recorre la cultura de la compañía. Elijo no servir ni beber ese veneno», señaló.
«Esconder el problema bajo la alfombra»
Análisis de Zoe Thomas, reportera de Negocios en New York
Amazon ya tenía un problema de imagen antes de la pandemia de covid-19.
La compañía ha tomado medidas agresivas para detener la sindicalización en sus almacenes.
Su vasta recopilación de datos personales de los usuarios planteó inquietudes sobre el respeto a la privacidad.
Sus tácticas de evasión fiscal hicieron que los políticos de todo el mundo preguntaran por qué una empresa tan próspera dirigida por uno de los hombres más ricos del mundo no paga más a las arcas públicas.
Pero estas preocupaciones también afectaron a otras grandes empresas tecnológicas (Google, Facebook, Apple).
La pandemia de coronavirus les ha dado a esas compañías una forma de redimir su imagen.
Los gigantes tecnológicos están ayudando a desarrollar programas para rastrear el virus, haciendo posible que otras empresas trabajen de forma remota y manteniendo a las personas conectadas con amigos y familiares.
Amazon debería estar a la cabeza de este grupo para mejorar su imagen.
Al mantener activo su negocio de repartos, Amazon ha permitido que millones de personas permanezcan en sus casas. En cambio, la historia en los medios ha sido el trato a sus trabajadores.
Podría decirse que la compañía ha intentado esconder el tema debajo de la alfombra, culpando a otros factores del despido de trabajadores que cuestionaron las condiciones de los almacenes.
La renuncia de Bray puede ser una señal de que esconder el problema no será suficiente para apaciguar al personal superior dentro de las filas de Amazon y, en el futuro, incluso a los accionistas.
A los accionistas se les dijo que Amazon no obtendría ganancias en el segundo trimestre, porque la empresa gastaría más en seguridad y limpieza.
Pero si los trabajadores siguen planteando inquietudes, los inversores pueden preguntarse si la empresa está haciendo lo correcto.
Este debería ser el momento de Amazon para mostrar a los compradores, inversores y funcionarios del gobierno lo útil que puede ser, y que ese tamaño gigantesco es algo provechoso en una crisis como esta.
En cambio, la conversación se está alejando de ese punto, y si Amazon no resuelve estos problemas con la fuerza laboral, es posible que nunca tenga la oportunidad de limpiar su imagen.
Amazon declinó hacer comentarios sobre las declaraciones de Bray.
Cuando se le preguntó previamente sobre el despido del personal, la empresa dijo que respalda el derecho de su personal a manifestarse, pero agregó que eso «no viene con una inmunidad general».
La compañía se enfrenta a un nuevo escrutinio de sus prácticas comerciales a medida que la pandemia la empuja a trabajar a toda máquina para cumplir con todos los pedidos en línea de las personas en cuarentena.
Amazon cerró temporalmente sus seis almacenes en Francia después de que un tribunal le ordenara detener todas las entregas excepto las esenciales.
La semana pasada, la firma advirtió a los inversores que la pandemia forzó cambios costosos en el negocio, incluido el gasto en equipo de protección y ajustes en las operaciones que hacen que sus almacenes sean menos eficientes.
Dijo que esperaba gastar US$4.000 millones, su beneficio trimestral previsto, en medidas contra el coronavirus hasta junio.
Sin embargo, las ventas están en auge y se espera que aumenten hasta un 28% en el trimestre actual.
Al presidente ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos, una de las personas más ricas del mundo, con una fortuna de US$138.000 millones, también se le ha pedido que testifique ante el Congreso de EE UU como parte de una investigación más amplia sobre monopolios.
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