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«La historia de La Oreja de Van Gogh no es de música, es de amistad»

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En el calendario 2020 de La Oreja de Van Gogh había por estos días una gira por Estados Unidos. También el estreno de la canción «Abrázame», del álbum que están por estrenar. Dice Pablo Benegas, guitarrista del grupo, que antes de la cuarentena ya habían elegido ese tema, aunque su letra suena ahora muy pertinente.

Con «Abrázame» queda atrás la era de Planeta imaginario, el disco que cumple ya cuatro años. Se abre otra etapa en una trayectoria musical de más de 25 años del grupo de pop de San Sebastián (España) conocido por éxitos como «Rosas», «La playa» o «Jueves».

Los cinco integrantes de La Oreja de Van Gogh (LOVG, así abrevian su nombre) se resguardan en sus casas y desde marzo no volvieron a reunirse. Ni siquiera pudieron grabar el video de «Abrázame», que debió ser de animación para salir, y tampoco se reunieron para dar entrevistas sobre su estreno en los medios. Cada integrante –Xabi San Martín, Álvaro Fuentes, Haritz Garde, Pablo Benegas y la vocalista Leire Martínez– atendió por separado entrevistas telefónicas con medios del mundo. Fue la oportunidad de hablar con Benegas.

“Los dos primeros años de Planeta imaginario estuvimos de gira y los dos siguientes, escribiendo el nuevo disco –dijo el guitarrista–. Para nosotros las canciones son lo más importante y les dedicamos el tiempo que necesitan. Hasta no tener el álbum y sentir que hemos dado todo, no lo sacamos. Y sabemos que es a contracorriente de cómo va la industria, en la que sacan canciones continuamente. Llevamos otros tiempos, nos lo podemos permitir”.

—¿Puede haber presión al ver a otros estrenar casi cada dos semanas?

—Se trata de cómo comprendemos esto. Para nosotros la música no es un negocio ni nos importan los retos de la industria. Escribir canciones es transmitir emociones, contar experiencias, desnudarnos. Es algo sincero. Así que no importa el ritmo de lo demás. Sabemos que no nos jugamos la vida en cada disco, que estamos disfrutando del camino y no tenemos metas que superar. En 25 años lo hemos vivido todo en la música y queremos seguir disfrutando de dedicarnos a la música. Nos sentimos privilegiados por ello.

—¿Cuál es la historia de ‘Abrázame’?

—Nos encerramos en el local de ensayo que tenemos en San Sebastián a escribir y fue la primera canción que escribimos. Cuenta la historia de un amor que lleva tiempo. Los que han tenido una relación larga saben lo que conlleva el desgaste, la rutina. Pero la letra es de esperanza en el sentido de que se quieren tanto que saben que juntos pueden salir adelante.

—¿Quién trajo la inspiración?

—Hacemos las canciones entre los cinco. Vamos probando, vamos opinando, vamos cambiando, hasta que llegamos a donde queremos. Todo pasa por las manos de todos. Aprendimos a componer en el grupo, así que se volvió nuestra forma de hacer canciones.

—¿Qué quedó en vilo cuando empezó el aislamiento?

—Acabábamos de terminar la grabación del disco. Tendríamos que estar haciendo maletas para irnos de gira a Estados Unidos, teníamos un mes de conciertos allá. Después, una temporada de verano en España. Iba a ser un año de giras y de lanzamiento.

Y fíjate dónde estamos: viviendo una situación tremenda, porque un momento tan emocionante como entregarle una nueva canción al público se convierte en agridulce, de emoción contenida y preocupación. Hay gente luchando por su vida, eso cambia la perspectiva de todo. Además, estamos separados. Es la primera vez que hacemos un lanzamiento sin estar juntos, sin ver lo que sentimos y sin esa complicidad de tantos años. Es un momento raro.

—¿Qué marca dejará esta emergencia en la música?

—Es pronto para adivinar el futuro, es lo más preocupante de todo. Se nos ha quebrado la realidad y así es complicado tratar de entender qué sigue. Por eso no le ponemos cara. No imagino cómo va a ser nuestro próximo concierto. Estamos en el proceso de comprender y darle forma a todo. Este será de los sectores que más tarde se reincorporará a la normalidad. Va a sufrir. A cambio, es maravilloso ver cómo se ha volcado el sector de la cultura a comprender la necesidad de la gente de sobrellevar la situación: el cine, la literatura y la música se volcaron a darle contenido a la gente.

—¿Qué momentos han marcado más a La Oreja de Van Gogh?

—Las primeras veces son las más bonitas del grupo: nuestro primer concierto, un premio local que nos dieron cuando teníamos nuestra primera maqueta. El primer concierto con Leire (Martínez). Y ya con ella, otro premio en San Sebastián, el Tambor de Oro, que les dan a quienes llevan el nombre de la ciudad por el mundo. Pero me atrevo a decir que los momentos más bonitos han sido privados, por la complicidad que tenemos. Decimos que la historia de La Oreja de Van Gogh no es de música, es de amistad.

—El primer concierto con Leire… ¿temían a la comparación con Amaia Montero?

—No. Leire nos devolvió muchas primeras veces después de toda la etapa con Amaia en la que vivimos un éxito tremendo. Íbamos a una velocidad imposible de asimilar. Estábamos un poco anestesiados con lo que pasaba, no sé si era una forma de protección o si nos estábamos muriendo de éxito.

Cuando Leire llegó, volvimos a esos valores y motivos por los que nos habíamos juntado más de diez años antes. Nos hizo recuperar el sentido de estar juntos. Nos devolvió la frescura. Era, de repente, un mundo nuevo. Nosotros hacíamos de anfitriones y ella nos rejuveneció y nos devolvió muchas primeras veces.

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