«¿Estados Unidos está negociando con (Nicolás) Maduro? No. Pero Maduro sí quiere una negociación secreta con el gobierno de Estados Unidos».
La afirmación la lanzó hace apenas cinco días Michael Kozak, secretario adjunto de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado.
No dio mayores detalles, pero fuentes en Caracas confirman que la reciente acusación formal por narcotráfico y apoyo al terrorismo contra 15 miembros del régimen, incluida su cabeza, han hecho que las lealtades internas empiecen a quebrarse y que algunos busquen arreglos por debajo de la mesa.
El expediente, unido a las jugosas recompensas que el gobierno de Trump ofrece por Maduro y sus alfiles –y a la movilización de buques antinarcóticos hacia las costas venezolanas–, empezaron a ejercer una presión que se traduce en filtración de información y en mensajes de colaboración a la justicia de Estados Unidos.
Así se lo confirmaron a El Tiempo oficiales de inteligencia colombianos y fuentes en Caracas que nutren de datos a investigadores y a agencias federales estadounidenses.
«El régimen está aterrado. Algunos de sus oficiales, militares y operadores políticos están buscando un ‘salvavidas’ que les permita negociar su entrega; o, a cambio de informaciones de relevancia, su libertad. Hay muchos buscando contactar a agencias de inteligencia de los Estados Unidos, e incluso de otros países», asegura Johan Obdola, presidente de la Organización para la Seguridad e Inteligencia (IOSI), que hace parte de una red global de expertos y colaboradores que operan desde Venezuela.
El entramado
Ese escenario de zozobra, al que se le une la emergencia desatada por la pandemia del coronavirus, ha puesto a circular la información de que Maduro está reactivando un plan B.
Se trata de un complejo subterráneo de túneles en varias partes en Caracas, que tiene como uno de sus anillos de protección para ocultarse y atrincherarse por meses en caso de un ataque.
Uno de los primeros en referirse a los túneles fue Germán Varela, ex oficial de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), que en mayo de 2019 habló de tres que salían o conectaban con el Palacio de Miraflores.
Pero información consolidada, a partir de informes de militares y funcionarios activos, habla de varios kilómetros, que guardan material estratégico.
«Desde hace seis años, aproximadamente, con la asistencia de Irán y Hezbolá (movimiento libanés proiraní), el régimen inició la construcción. Manejamos la información de que, en Caracas, tienen un aproximado de 17 kilómetros y su finalidad es brindar seguridad de movilizaciones estratégicas de los grupos élite del régimen, en caso de una acción armada», aseguró el venezolano Obdola en una comunicación con El Tiempo desde Vancouver (Canadá), en donde permanece exiliado desde que empezó a denunciar al llamado Cartel de los Soles.
Alojamientos y armas
Además de Miraflores, se sabe que algunos están localizados en el Banco Central, el Fuerte Tiuna, la plaza de Venezuela y hasta en el cuartel de La Montaña, en donde reposan los restos de Hugo Chávez. Asimismo, que guardan armamento, munición, equipos de comunicaciones y alojamientos para albergar a cerca de 1.500 hombres. La información de Obdola –quien agrega que La Montaña es sede de Hezbolá– coincide con la de agentes de inteligencia que indagan los tentáculos de esa organización en Colombia.
El Tiempo reveló desde mediados de 2019 cómo funciona una mafia enquistada en oficinas de registros, notarías y en la Registraduría que vende identidades falsas a extranjeros, incluidos miembros de Hezbolá.
Para agentes de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) y para Migración Colombia es claro que esa organización criminal trasnacional, con brazos en al menos 12 departamentos, está vendiendo registros civiles, cédulas y pasaportes por tarifas que alcanzan los 20 millones de pesos por cabeza.
Los pagos se hacen a través de bancos europeos y de Miami y se garantiza la entrega de la nueva identidad en Venezuela, Turquía, Irak, Libia, Siria y Palestina, hasta donde llegan escondidas en postas de carne que se exportan desde Colombia a través de empresas ligadas a patrocinadores de Hezbolá.
En Colombia también se maneja información sobre el papel que cumple la isla de Margarita en el asunto del narcotráfico.
«Los carteles de las drogas de Colombia han venido controlando la zona costera oriental desde hace tiempo. Delta Amacuro, Sucre, Anzoátegui y Nueva Esparta (Margarita) han estado bajo su control, así como de las FARC; y en los últimos años, el Cartel de Sinaloa, de manera agresiva», explica Obdola.
Incluso se habla de enfrentamientos por el control de las rutas que van hacia Trinidad y Tobago y otras islas del Caribe, en su paso hacia Europa.
Alcalá y Padrino
Por ahora, Clíver Alcalá, el único «lugarteniente» de Nicolás Maduro en poder de Estados Unidos –y quien vivió más de un año en Barranquilla–, empezó a aportar información.
No obstante, el hecho de que su hermano, el general Carlos Antonio Alcalá Cordones, sea embajador de Venezuela en Irán es al menos inquietante.
«Clíver Alcalá estaba haciendo doble juego, trabajando para Nicolás Maduro (con un aparente enfrentamiento), y para Juan Guaidó. Las armas incautadas eran para un ‘falso grupo’ que supuestamente tienen en la frontera con Brasil, llamado Operación Aurora, y liderado por otro aliado de Maduro: el teniente José Rodríguez Arana», insiste el experto en inteligencia y seguridad Obdola.
Y agrega que una de las fichas del régimen, el general retirado Hugo ‘el Pollo’ Carvajal, que recientemente buscó entregarse a la DEA en España, está escondido en Portugal, bajo el amparo de la diplomacia del régimen.
Y hay otros datos frescos.
El general Vladimir Padrino López (ministro de Defensa), por el que el gobierno de Trump no ofreció recompensa, a pesar de incluirlo en el cartel de los más buscados.
Su esposa y familiares aparecen en varias empresas –Brisana LLC, Urtaris Realty Group y Majalud LLC– y bienes raíces ubicados en Florida y Texas. Según Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCCRP), el costo de las propiedades superarían los 4 millones de dólares.
Sobre los supuestos nexos de Clíver Alcalá con Juan Guaidó, Estados Unidos ya dio una respuesta. «Apoyamos a Guaidó como presidente interino y a la Asamblea de Venezuela», puntualizó Kozak en el mismo mensaje en el que dijo que no están negociando en secreto con Maduro.
Ahora lo que se indaga es qué hay detrás de la ‘invitación’ del régimen a que los venezolanos regresen en plena pandemia.
El oficial detrás del retorno de venezolanos
En chats de grupos de venezolanos en Colombia empezó a aparecer un supuesto coronel –que se identifica como José Abigaíl Jaspe Castellanos– dando instrucciones para el retorno a ese país. «Buenas noches. Soy un coronel del Ejército de Venezuela. No sé por qué me incluyeron. Ustedes son compatriotas y voy a llevar todas sus inquietudes. (…) Les voy a enviar un video para que vean cómo estamos esperando a nuestros compatriotas acá en Venezuela», se escucha en un audio en poder de El Tiempo.
En bases de datos oficiales aparece un militar con ese nombre, egresado del Curso de Formación de Suboficiales Profesionales de Carrera n.° 10.
El Tiempo intentó comunicarse con el móvil desde el que se enviaron los mensajes, pero fue desactivado. Pero en Cúcuta aseguran que un venezolano es quien paga los 4 millones de pesos que vale cada viaje de un bus al centro del país para recoger venezolanos.
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