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Una sugerencia inútil

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Como es época de sugerencias inútiles dirigidas al jefe del Ejecutivo, va la mía. Ni tan brillante como muchas otras, formuladas en estos días, ni tan absurda como un gran número, pero igual de inútil, ya que López Obrador no escucha ni le interesa nada que no provenga de su círculo de confort, e incluso de allí quién sabe.

Hay seis mexicanos en vida que se han encontrado en situaciones semejantes a la que vive hoy AMLO. Nadie más ha tenido que enfrentar una grave crisis sanitaria, económica,  política o internacional desde la soledad del poder, sin la posibilidad de transferir a alguien más las decisiones, ni de compartir con otros la responsabilidad de lo que se resuelve. Esos mexicanos son Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Podría agregar a Luis Echeverría, desde luego, pero por su edad y estado de salud es un caso aparte.

Cada quien puede ver de manera distinta la inteligencia, la honestidad, la capacidad y la experiencia de los ex mandatarios. Cada quien tiene una opinión diferente de cada uno de ellos. Por mi parte, conservo una buena opinión de Salinas, Zedillo y Fox, y la peor posible de Calderón y Peña. Pero sé que todos poseen una experiencia, un conocimiento del país y una vivencia del poder que nadie más en México comparte, ni siquiera los segundos de abordo, cuando los hubo.

Sabemos lo que piensa López Obrador de ellos: son los artífices del neoliberalismo que llevó al país al desastre. Tal vez le tenga menos rencor personal a Zedillo y a Peña Nieto, más desprecio a Fox, y más encono a Salinas y a Calderón. Pero cada uno, en su momento, vivió algo parecido a lo que hoy le toca a él.

Salinas, siendo candidato, padeció las consecuencias y los sobresaltos de la crisis de 1987, la conmoción del 88 y el alzamiento zapatista. No vivió el error de diciembre ni la crisis del 95 en la presidencia, pero sin duda en su conciencia. Zedillo sí padeció el error de diciembre, junto con todas sus consecuencias, absolutamente solo. Fox no se vio obligado a enfrentar ninguna crisis de esa magnitud, pero el 11 de septiembre y la guerra de Irak no fueron acontecimientos menores, como tampoco lo fue la elección de 2006 y la entrega de la banda a su sucesor. Calderón pasó por la Gran Recesión de 2009, y como candidato, con la elección de 2006; Peña Nieto enfrentó la llegada de Trump y la estrepitosa derrota de su partido en 2018.

¿Qué perdería López Obrador sentándose con cada uno de ellos -por separado, porque entre ellos algunos no se quieren- para escuchar sus recuerdos, sus sugerencias, sus opiniones, y después despedirse tranquilamente de cada uno sin compromiso alguno? Más allá de su orgullo, y que lo critiquen sus bases enardecidas, pueden ser dos o tres horas útiles, productivas, o en el peor de los casos, redundantes. Si se va encerrar, no tiene mucho más que hacer.

¿Le serviría de algo? Sin duda. Los ex presidentes siempre son más sabios que cuando estaban en funciones; he conocido a los suficientes en ambas capacidades para saberlo. Todos están viendo la misma crisis, nacional e internacional, con los mismos ojos: aterrados. Tienen información, contactos, sensibilidades y distancia. Sobre todo, a diferencia de otros, no tendrían empacho en decirle clara y directamente a López Obrador lo que piensan de su respuesta hasta hora. En fin… una sugerencia inútil más.

 

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