“¡Qué gran alegría y ganas de vivir; por toda la calle se escucha al cantar las voces que nadie puede callar!, ¡algo bueno tiene que pasar!, ¡algo bueno tiene que llegar!”.
No tengan dudas: como dice nuestro cantautor venezolano Yordano: ¡algo bueno tiene que pasar!
Esta semana apenas comienza y ya es evidente el despertar de un pueblo que estaba sumido en la peor de las desesperanzas, retorciéndose del dolor, desangrándose por las heridas fulminantes que el gobierno de Nicolás Maduro le ha propinado.
Es un pueblo que se levanta de sus cenizas, se seca las lágrimas, agarra aire y toma el control de su futuro para abrirse un camino de esperanzas. Al igual que ese aroma sabroso y contagioso del café mañanero, hoy en mi Venezuela se respira el olor de un pueblo decidido a triunfar. Definitivamente el juego cambió, ¡el pueblo está en la calle!
Los ciudadanos, sin importar el color político, cerramos filas contra la violencia progresiva y sistemática de este gobierno. Después de mucho tiempo estamos unidos para enfrentar juntos la lucha por erradicar todo lo que ha significado Maduro en el poder: hambre, altísimos precios, escasez de medicinas, migración, rupturas familiares, inseguridad, corrupción y deterioro de los servicios públicos. En dos palabras: miseria y destrucción.
Hoy, 23 de enero, se abre una puerta gigantesca para el rescate de nuestro país. Los venezolanos tenemos una cita importante con la historia, esa que, siendo optimista sin dejar de ser realista, sé que tendrá un final feliz después de tanto sufrir. Quienes se aferran al poder hacen hasta lo imposible por no perder lo poco que les queda. El lunes, a través de su mundialmente desconocido Tribunal Supremo de Justicia, declararon nula la Presidencia de la Asamblea Nacional encabezada por Juan Guaidó, y la Ley de Amnistía recién aprobada por el Parlamento, así como en un una clara desconexión con la realidad aseguraron por decreto que “Maduro no es un usurpador”.
Definitivamente, este grupo que defiende a Nicolás Maduro se niega a aceptar que esta lucha trasciende a Guaidó para convertirse en el clamor de un país entero que perdió el miedo, porque ya no tiene nada más que perder. No entienden que la legitimidad que le otorga el derecho a alguien de seguir gobernando un país se gana, no se decreta. Es hora de que se den cuenta de que no pueden seguirle pidiendo a la gente que se inmole por ellos cuando ya se cansaron de sus mentiras, burlas y permanentes atropellos.
La AN, único poder que goza de la legitimidad y reconocimiento internacional, reivindica una y otra vez el camino de la unidad. Ya lo decía Guaidó el lunes, acompañado del resto de la directiva y diputados de las distintas corrientes que hacen vida en el Parlamento: “Estamos todos unidos, firmes con las decisiones tomadas. Nuestro foco es el 23 de enero, dentro y fuera del país”.
Está claro, la ruta la trazamos nosotros. No nos desviemos del camino como pretenden obligarnos Maduro y su combo. Dejemos que ellos quemen todos sus cartuchos. La comunidad internacional estará muy atenta a lo que pase. Las condiciones de minusvalía en las que estaba un pueblo que salía a las calles, sediento de justicia, cambiaron. Cualquier movimiento en falso desde Miraflores será cobrado mundialmente con creces. Hoy me visto de esperanzas con Yordano resonando en mi cabeza: “Los sueños no mueren con el despertar… ¡algo bueno vamos a lograr!”.
@gladyssocorro
gsocorro.wordpress.com
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