Cuando de la salud se trata, estamos en presencia del primer bien del que podamos disfrutar los seres vivientes. De la salud histórica de los muertos, que es de la única sobre la que tendríamos oportunidad de disertar los que aún estemos de este lado de esa frontera, no me voy a referir, por ahora. Seguramente a esa, clase de espléndida inmortalidad que significa ser revivido cada vez que se es recordado por alguien que nos haya amado por lo que fuimos, cada cual querrá darle su propia magnitud e interpretación. Sin embargo. es innegable la dimensión históricamente imperecedera de determinados amados personajes.
Respecto de los que son indiferentes ante la maravilla del quehacer humano, o sea, de aquellos a los que les da mas o menos igual la vida de cualquier persona, y que a veces nos parecen que son de los que mas abundan, lo cual considero incierto, pienso que no vale la pena hablar. Tampoco sobre los que reviven a los muertos para odiarlos aún más, pues solo creo que logran revolcarse junto a ellos en su propio fango, con lo cual les hacen un inmerecido homenaje. Les invito a recordar sin odio a los criminales para no permitir la impunidad y amar de manera infinita a tantos héroes como los de hoy, que salvan vidas de su prójimo, aún a riesgo de las suyas, día tras día, durante esta pandemia que nos golpea. A ellos dedico, gracias al El Nacional, este artículo
Mientras tanto, al día de hoy, 22 de marzo de 2020, van sumándose los fallecidos, que ya se cuentan por miles. Y los infectados por millones. Estamos frente a uno de los retos más desafiantes de lo que se recuerda en la historia de la humanidad: ¡lograr superar la pandemia del virus chino existente, así como otras que se han venido instalando en nuestro planeta! Pero que haya aparecido esta sumamente contagiosa en el actual mundo globalizado nos amenaza con extenderse por un período más prolongado que un par de meses; cuando se asomará un más caliente clima de verano propio de nuestras latitudes terrestres más alejadas de los polos.
Por ahora se nos demanda una mayor disciplina ciudadana, y mayor responsabilidad y eficacia gubernamental dentro de muchos países que, desafortunadamente, no están muy bien dirigidos, o no están muy preparados para manejar esta pandemia.
¿Cuál ha de ser la fórmula más exitosa para la superación de esta pública calamidad internacional? Para muchos la respuesta adecuada es “educación”. Por supuesto que las naciones más educadas podrían estar más aptas para el manejo de la información o el conocimiento cabal sobre el coronavirus. Ello es aceptable y entendible. Pero a veces la calidad humana para dar cooperación y darse cierto grado de restricción o restricciones en bien de toda la comunidad no solo no es aceptado en ciertas sociedades, donde el hedonismo puede haberse cultivado por mucho tiempo, como una supuesta forma de “libertad”. Por ello la imposición de medidas restrictivas especiales con alertas tempranas han de aceptarse, y deben acompañarse por parte de quienes dentro de ciertas “clases dirigentes” que aún no comprendan que no se trata ahora de vendettas infantiles, ni de oportunismo para la revancha politiquera, o el usufructo de negociados delincuenciales.
Es necesario que se explique y difunda todo lo necesario sobre el virus. ¿Cómo se comporta en diferentes superficies y entornos? ¿Cómo se transmite? ¿Cómo ha afectado hasta ahora al mundo? Los diversos grupos humanos por edades, regiones y condiciones de hábitat, los que deben ser preferentemente protegidos en consecuencia. Controlar las formas de transmisión para afincarse en la prevención, entre otras. O como solíamos decir en mi etapa de formación: hay que “repetir hasta el cansancio” que la prevención de la masiva transmisión es la mediante el aislamiento temporal de grupos de personas en sus casas es la única medida verdaderamente efectiva conocida hasta los momentos para evitar la multiplicación exponencial de infectados. Por ello se tienen que explicar e imponer restricciones. Por ello se debe comprender y acatar disposiciones de las autoridades de cada país, de cada región, en cada continente.
Es preciso, así mismo, asumir que las mentalidades de pillo e irresponsables gobiernos ilegítimos seguirán operando en cabezas de mafiosos enquistados en el poder de unos pocos países, en cada continente. Corporaciones mafiosas internacionales que son sus cómplices, y que han tejido sus redes para la maldad deben ser acotados. Hay que seguir las instrucciones de autoridades legítimas en los países democráticos, dentro del concierto internacional de los países responsables, aunque con distintas formas de gobierno, y frente a la situación de esta pandemia existente.
De acuerdo con los protocolos internacionales de las autoridades sanitarias y de salud pública que cada país haya establecido oficialmente en los organismos de representación internacional, se deben tomar medidas globales contundentes, para el control de cualquier país o países que contraviniendo formulas internacionales necesarias a aplicar en estos casos, no accedan a garantizar la salud pública internacional que estén violando por negligencia, por impericia, o por su expresa prioridad de control de su nación al colocar otros intereses por encima de la salud de sus propia población.
Se podría considerar como un genocidio, en mi opinión, cuando se trata ahora de un asunto de vida o muerte de miles de seres humanos, el que gobiernos ilegítimos no permitan la asistencia humanitaria oportuna en determinado país, como en Venezuela , por ejemplo. Ello podría conllevar a la necesidad de activar bloqueos y controles a estos determinados países por parte de una coalición internacional para la protección de esas naciones, y la de los países de su entorno. Al hacerlo, al mismo tiempo que se estarían protegiendo ellos mismos como coalición de países, se estarían salvando de una suerte de secuestro-genocidio a la nación víctima. Esto tendría que ser una consciente decisión sustentada en el deber de proteger (R2P) contemplado como rescate humanitario inmediato de carácter multilateral: mediante países democráticos en coalición de sus fuerzas armadas y policiales, organizaciones de salud y de justicia, internacionales.
Todos los que estemos dispuestos a contribuir a la generación de certidumbre sobre que el mal habrá que hacerlo detener y pasarlo a la historia lo más pronto posible, debemos dar nuestra contribución dentro de la sociedad local, regional o mundial en cada dimensión hasta la superación de esta pandemia. Estemos a la orden y a la altura en este asunto de vida o muerte para nuestras familias, nuestra naciones-sociedades de gente buena que se merece la oportunidad de vivir en un mundo mejor
catedrainternacionallibertad
@gonzalezdelcas
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