Expertos en salud y seguridad alimentaria coincidieron en que Venezuela tiene principalmente dos problemas de base para afrontar el coronavirus en comparación con otros países. Lo primero es el estado de malnutrición de 60% de la población; y segundo, la falta o inconsistencia del suministro de agua para la higiene.
Marianella Herrera, directora del Observatorio Venezolano de Salud, y Edison Arciniega, director de la ONG Ciudadanía en Acción, explicaron a El Nacional la situación del país frente al covid-19 en términos de seguridad alimentaria.
Estatus de seguridad alimentaria, propensión a enfermedades y el covid-19
Herrera destacó el estudio del Programa Mundial de Alimentos realizado en septiembre del año pasado. Afirmó que alrededor de 9 millones de venezolanos se encuentran en situación de inseguridad alimentaria moderada y grave. Además, 59% de la población está con una seguridad alimentaria marginal; es decir, consumiendo lo mínimamente indispensable.
«Estas personas no están exentas de sufrir las consecuencias de la malnutrición. Sabemos que un organismo que no tiene una buena alimentación está potencialmente inmunosuprimido, y lo hace estar más propenso a cualquier tipo de enfermedades, no solamente para el coronavirus», alertó la especialista.
Indicó que el problema que se puede generar en términos de seguridad alimentaria es importante porque existe un terreno fértil para que la inseguridad alimentaria progrese, problema al que ahora se suman todas las medidas de barreras epidemiológicas por el covid-19.
«Venezuela está transitando una emergencia humanitaria compleja, donde uno de los elementos es la disminución de la producción de alimentos y la hiperinflación. Como consecuencia, la imposibilidad de las familias de acceder a alimentos e insumos», dijo Herrera.
País frágil, medidas severas: apostar por las barreras epidemiológicas y la higiene
Arciniega sugirió tres medidas para hacer frente a esta crisis. «Principalmente, nuestra gran apuesta tiene que ser a los cercos y barreras epidemiológicas. Segundo, el énfasis en el suministro de agua y su saneamiento. Y tercero, la garantía de los alimentos a las familias, que estando confinadas en sus casas consumirán más».
Destacó que no son medidas excluyentes entre sí, por lo que se deben aplicar de manera conjunta para asegurar la efectividad.
«Si en algún momento es útil para que funcione verdaderamente un programa como el CLAP, es este. Necesitamos que los alimentos lleguen lo más económicos, o tal vez gratuitos, a las poblaciones más vulnerables de la forma más segura y con la mejor periodicidad posible», dijo Arciniega.
Enumeró tres factores que se pueden aplicar tanto en lo micro, cada familia en su hogar, como en lo macro, por el Estado:
- Construir una reserva de alimentos: En cuanto a la administración central, que pueda satisfacer por lo menos durante 4 meses las necesidades de al menos 1.400 calorías por venezolano. Recordó que 40% de los contagios ocurren cuando las personas salen de sus casas para comprar alimentos.
- Racionar, administrar y racionalizar la disposición de las cargas alimentarias con que se cuenta: darles un uso de emergencia debido a la contingencia.
- Tener disponibilidad de agua apta para el consumo humano: el Estado debe desarrollar una política de suministro de agua a los sectores de mayor vulnerabilidad. Hay que perforar pozos y habilitar tanques en tiempo récord debido a que el agua es indispensable para la barrera epidemiológica.
Economía mundial y repercusión en Venezuela
Arciniega se mostró preocupado por la situación de caída de precios del petróleo y de la economía mundial por la pandemia. Aseguró que esta crisis limita aún más el margen de maniobra de Venezuela.
«Venezuela es ahora muy dependiente de las importaciones y con una producción interna bastante pequeña. La posibilidad de acceder a alimentos en el exterior va a ser importantemente limitada en estos meses. Así como se paralizan las actividades productivas, se paralizan las exportaciones de alimentos de los países que son exportadores», indicó.
Afirmó que es menester que los agricultores sigan cosechando, que los ganaderos sigan criando y ordeñando. Pero, sobre todas las cosas, que lo puedan hacer en condiciones seguras.
Aseveró que la condición de fragilidad de la nación debe hacer que se implementen medidas más duras para contener la velocidad de contagios.
«Cuidándonos cada uno, cuidamos a la vez de todos»
Arciniega recordó que las medidas epidemiológicas no van a impedir que el virus se propague, pero servirán para ganar tiempo. «Ganar tiempo para ver qué se puede hacer con los sistemas de salud, para ver qué se puede hacer en la procura de alimentos internacionales, para ver cómo podemos mejorar la calidad del agua en Venezuela. Tenemos que ganar tiempo», indicó.
Reiteró que los sectores que deben seguir laborando tienen que extremar las medidas de control. «En estos momentos la responsabilidad es de cada quien, porque cuidándonos cada uno, cuidamos a la vez de todos», señaló.
En relación con los establecimientos comerciales y no comerciales, como restaurantes y comedores comunitarios, respectivamente, el OVS elaboró un informe con una serie de recomendaciones de higiene para los trabajadores.
Herrera reconoció que se trata de las técnicas de manipulación de alimentos corrientes, pero que ahora son imperativas y de mayor frecuencia.
«Todo el personal tiene que utilizar tapabocas, porque es natural que cuando hablamos expulsemos partículas de saliva. Es algo normal, todos lo hacemos, y es un foco de contagio. Asimismo, se deben maximizar las medidas de higiene sobre las superficies de trabajo. Todos deben lavarse las manos cada vez que salen del área de trabajo, cada vez que van al baño, tocan un teléfono o una computadora, así como los puntos de venta», precisó Herrera.
Explicó que si cualquier trabajador se siente mal y presenta alguno de los síntomas, tales como fiebre, tos, fatiga o dificultad para respirar, debe ser enviado a su casa porque el riesgo es muy alto. «Por la sintomatología, el covid-19 es más o menos similar a otras virosis. Sin embargo, este es altamente virulento, y ahí está el problema, además de las complicaciones que puede acarrear para los adultos mayores», manifestó.
Aseguró que si hay compromiso de los individuos y las normas de higiene se mantienen, no debería haber mayor problema. No obstante, concluyó que más allá del hecho de que el covid-19 es complicado, «es una mutación, un documento vivo y en acción y todavía falta mucho por entender sobre él».
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