Cuarentenas impuestas de forma arbitraria, mensajes humillantes en las puertas de las viviendas y bloqueos absurdos. La aplicación a veces excesiva de las medidas de prevención contra la epidemia del nuevo coronavirus hace enojar a muchos chinos.
El problema es que algunas reglas son ambiguas y los comités vecinales, las administraciones estatales, partidarias encargadas de aplicarlas, a veces lo hacen de forma exagerada, por miedo a ser acusados de laxismo.
«En mi caso, ellos actuaron de manera simplista y grosera«, declaró a la AFP Zhang, una residente de Pekín de 29 años de edad.
Solo tres tipos de personas supuestamente deben pasar 14 días de cuarentena en Pekín: las que vienen de provincia, de países donde la epidemia es grave como Corea del Sur, Japón, Irán, Italia, o que salieron de China y pasaron menos de dos semanas en el extranjero.
Pero Zhang fue puesta en cuarentena porque su compañera de piso volvió a su apartamento desde la provincia. Ni siquiera pueden salir al pasillo.
«Humillante»
«Apoyo las cuarentenas. Pero esto es “lianzuo”», exclamó, en alusión al castigo arbitrario impuesto a los familiares de un criminal en la China imperial.
Irónicamente, esta directora de relaciones públicas de una gran empresa ya se imponía un estricto aislamiento desde su regreso a Pekín a fines de enero, solo saliendo para efectuar algunas compras.
«Ellos me avisaron en el último momento y ni siquiera me dejaron salir a comprar. Fueron muy desagradables y me dijeron: “Si sales, alertaremos a la policía”».
Pero lo que enfureció a Zhang fue el aviso pegado en su puerta: «Queridos vecinos, esta persona está actualmente en cuarentena. Gracias por vigilarla«.
«Es humillante. ¡Es como un “dazibao”¡», afirmó, refiriéndose a los carteles de la Revolución Cultural que fustigaban a los supuestos enemigos del régimen entre los años 1966-1976.
Los casos de cuarentenas excesivas han encendido las redes sociales.
En un video muy compartido en las redes sociales se ve a policías de Hebei ordenando a un anciano subir a una furgoneta para ponerlo en cuarentena, porque fue a un baño público y olvidó su máscara, de uso obligatorio.
«Problemas»
Ge Daye, de 29 años de edad, puede desplazarse en su residencia en Yanjiao, una pequeña ciudad limítrofe con Pekín. Pero el comité de barrio le prohibió salir porque nació en Hubei, epicentro de la epidemia.
«Hace ya seis meses que no voy. Dicen que la medida viene de arriba y admiten que no es buena. Pero órdenes son órdenes«, explicó a la AFP.
«Entiendo a los políticos. No quieren molestarse clasificando a las personas potencialmente infectadas. Pero es completamente absurdo actuar así impulsivamente», afirmó.
Ante el malestar, el Diario del Pueblo, órgano del gobernante Partido Comunista de China, dijo en su editorial: «Ningún órgano ni nadie debe actuar arbitrariamente bajo pretexto de que tiene el mandato de aplicar las medidas de prevención. Esto provocará inevitablemente el resentimiento y el rechazo de la población».
La municipalidad de Pekín admitió el fin de semana que existen algunos problemas de procedimientos abusivos, prometiendo mejorar la situación.
Código QR
Liu Nian, habitante de Pekín recluido a la fuerza en un centro en cuarentena, fue autorizado a salir esta semana después de que se volvió viral su petición de ayuda en las redes sociales, donde denunció una medida irracional.
Originario de Hubei, adonde no ha ido desde hace un año, no había salido de su casa en un mes salvo para hacer algunas compras. Pero fue incluido en una lista de personas que se habían cruzado con casos sospechosos.
Para facilitar la clasificación entre los habitantes a poner o no en cuarentena, los gigantes de Internet, como Alibaba y Tencent, lanzaron, en colaboración con más de 200 municipalidades, aplicaciones en teléfonos móviles que permiten acreditar el nivel de riesgo.
El código QR en color, basado en metadatos de los usuarios, establece que si es verde, no hay consecuencias, pero si es amarillo o rojo, se expone a cuarentenas de 7 o 14 días.
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