El momento tan esperado que vivimos hoy exige un acertado manejo estratégico y táctico que permita avanzar con pasos firmes y rápidos, sabiendo combinar y aplicar con destreza de relojero audacia y prudencia en el noble combate que libramos los venezolanos contra la ignominia, para recuperar definitivamente la democracia y la libertad secuestradas desde hace 20 años por una entente de países que integran el eje del mal presidido por Cuba.
20 años de paciencia no bastan. El autoritarismo violador de los derechos humanos, negado a abandonar el poder por sus robos y crímenes, convirtió un Estado republicano en un Estado criminal al servicio de las mafias mundiales. El régimen tiene sus días contados y lo sabe, aunque la mala calaña que lo caracteriza indica que elevará los costos cometiendo toda clase de estropicios para asegurar una salida negociada de sus principales capitostes.
La marcha hacia la democracia no tiene vuelta atrás, va en escalada, porque ya el mundo ha reconocido al nuevo presidente interino Juan Guaidó, cuya investidura nació limpiamente de la Constitución al llegarse al nuevo período presidencial a partir del 10 de enero sin presidente electo. Se operó el vacío a la vista del mundo y fue llenado por la cabeza del poder con mayor legitimidad como es la Asamblea Nacional.
Occidente no va a permitir una deriva totalitaria, que infecta la región, de un país con vocación republicana que tiene claro que el Estado está al servicio del hombre y no al revés. Llegamos al punto de la documentación de las atrocidades cometidas ante la Corte Penal Internacional y se habla de siete crímenes procedentes.
Ya comenzó la transición y va en escalada. La Asamblea Nacional debe designar a los cinco rectores del CNE para convocar a elecciones limpias, que es el mejor camino para dar comienzo firme y sostenido a la reinstitucionalización del país.
El tiempo está cumplido y ya no vale darle más días al que siempre necesita comprar tiempo. A estas alturas del partido no volveremos a chocar con la misma piedra.
Al régimen ilegítimo de toda ilegitimidad y usurpador se le acabó la magia negra para seguir mareándonos con falsos trucos que resultan grotescos en esta hora auspiciosa ciudadana que demanda un cambio del sistema político.
Yo diría más, los venezolanos tenemos el reto de derrotar a la tiranía de los Castro, que son la causa permanente de la desestabilización de la región y de la penetración a occidente de enemigos jurados al régimen de libertades, del respeto a la dignidad humana y del progreso de los pueblos con el trabajo honesto de su gente. Hay que derrotar a las mafias.
¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!
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