En mi columna de la semana pasada, después de dar un breve paseo por el horror que se vive en los centros de detención preventiva o calabozos policiales, como mayormente se les conoce y que se han convertido en las nuevas cárceles de Venezuela, me comprometí detallar el informe que realizamos en la organización que dirijo, Una Ventana a la Libertad, junto con un equipo especializado y bajo una rigurosa metodología.
El equipo de investigación lo dirige la profesora Magaly Huggins, gran estudiosa y experta en la materia, junto a un equipo de 17 profesionales universitarios de la comunicación social, conocedores y expertos en la fuente de sucesos. Hasta ahora abarcamos centros de detención preventiva en 15 entidades del país: Aragua, Anzoátegui, Bolívar, Carabobo, Distrito Capital, Falcón, Guárico, Lara, Mérida, Miranda, Monagas, Nueva Esparta, Táchira, Vargas y Zulia. Para este informe 2019 se lograron cubrir 239 calabozos, de los más de 500 que calculamos existen en todo el país y que albergaban 19.268 reclusos, para finales de año. De ese total, 17.800 eran hombres, 1.305 mujeres y 140 adolescentes; 12 eran indígenas y 11 pertenecientes a la comunidad LGBTI. La capacidad real es de 6.448 reclusos solo en los CDP monitoreados por Una Ventana a la Libertad, lo que representa 300% de hacinamiento, una cifra realmente alarmante si tomamos en cuenta que los expertos en el área consideran que 30% es ya un hacinamiento crítico.
Es importante destacar que hay un aproximado de 65.000 reclusos y reclusas en los aproximadamente 500 centros de detención preventiva o calabozos policiales que hay en Venezuela. Pido disculpas a mis lectores por hablar de cifras aproximadas siempre, pero en mi país, Venezuela, no hay datos oficiales. Los datos que obtenemos siempre son basados en nuestras investigaciones, por lo que no son oficiales.
En 2019 Una Ventana a la Libertad pudo confirmar, con alertas y el monitoreo constante en 15 estados del país, la muerte de 192 reclusos que se encontraban bajo la custodia del Estado venezolano. 46 de esos privados de libertad perdieron la vida por enfermedades; 40 por violencia entre reclusos, 35 por causas desconocidas, 34 en fugas, 21 por varias causas y 16 por abuso policial. Es importante mencionar que anteriormente la mayor cantidad de muertes de personas encarceladas en Venezuela ocurrían por riñas entre los mismos reclusos y para el año 2019 los muertos por enfermedades, causas desconocidas (que me atrevo a asegurar que son enfermedades también), supera largamente a las anteriores de conflictos entre reclusos. La falta de atención médica, de una alimentación adecuada, así como proveer de medicinas a los enfermos, ha hecho de esta la principal causa de muerte en los centros de detención preventiva o calabozos policiales. Aun cuando no tenemos cifras oficiales al respecto, me atrevo a decir que igual ocurre en las cárceles que dependen del Ministerio para el Servicio Penitenciario, cuya situación de abandono no dista mucho de los que están en calabozos policiales, En ambos viven situaciones similares de abandono y desidia por parte de los encargados de su custodia, que es el Estado a través del Ministerio Penitenciario y de nadie más.
Otro dato importante del informe de Una Ventana a la Libertad importante es que también registró 358 reclusos fugados, de los cuales 109 fueron recapturados. De estos, 34 fueron ajusticiados o asesinados por los cuerpos de seguridad del Estado mientras intentaban fugarse.
En su investigación, Una Ventana a la Libertad determinó que de los 19.268 presos que había a finales de 2019 en los centros que ellos monitorean, 1.103 reclusos se encontraban enfermos: 224 tienen tuberculosis; 494 padecen enfermedades de la piel, en su mayoría escabiosis o sarna; 96 enfermedades respiratorias, las cuales podrían ser posibles casos de tuberculosis; y 289 presentan cuadros de desnutrición o para decirlo con más crudeza, reclusos no alimentados, con hambre.
Realmente la situación que se vive en los calabozos policiales o, como he decidido llamarlos, las nuevas cárceles de Venezuela, nos da unas cifras alarmantes. Los invito a leer el informe completo en nuestra página web www.unaventanaalalibertad.org y que ustedes mismos lo descubran, hay mucho más de lo que en estas cortas líneas les puedo contar.
Para finalizar, quiero reafirmar lo que muchas veces he dicho: la culpa del caos penitenciario que vive Venezuela hoy en día, con seguridad el más grande de su historia, tiene un responsable directo y es el Ministerio para el Servicio Penitenciario y su titular la señora Iris Varela, cuya negligencia y desconocimiento del tema han llevado a que Venezuela tenga hoy en día uno de los peores sistemas penitenciarios del mundo.
@cnietopalma
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