Por Olys Velásquez
Venezuela necesita de manera inmediata recuperar los espacios del aprendizaje y el conocimiento en escuelas, liceos y universidades. La agobiante crisis política, económica y social ha derivado en profundas heridas en el sistema educativo.
La deserción estudiantil y docente, el déficit de materiales pedagógicos e investigación, la ausencia de equipos tecnológicos, las inadecuadas y obsoletas aulas, el deterioro general de la planta física, la inexistencia de transporte propio o pocas líneas de autobuses que dinamicen el traslado de la población educativa, y los escasos alimentos que se distribuyen en los comedores de las instituciones adscritas al ministerio de Educación, han socavado por completo la posibilidad de garantizar un proceso educativo que vaya acorde con las necesidades del país, y los requerimientos técnicos y profesionales que necesitamos para alcanzar las demandas que coadyuven al desarrollo de manera integral, lo cual es algo que no podemos seguir ignorando si realmente consideramos a la educación como la herramienta fundamental para la superación personal y colectiva.
En estas condiciones recuperar la educación requiere la inversión prioritaria por parte del Estado. Seguir en un dejar hacer, dejar pasar, sin que se establezca un plan que detenga el agravamiento de su actual situación, terminará por desmembrar a toda una nación en sus contextos de enseñar y aprender. Es decir, si continúa la deserción escolar, y las universidades dejan de tener suficientes egresados en sus distintas escuelas de formación, será cada vez más díficil enfrentar la crisis con el devenir de los años.
No es posible tener educación si quienes desde el poder no asumen que la destrucción de ésta, se convierte en el descalabro de un país en general. Si no hay estudiantes ni docentes, no habrá quienes sean formados en número suficiente para recuperar la agricultura, la salud, la industria, la infraestructura pública y privada, el turismo, el comercio, y hasta la Fuerza Armada, y menos alcanzar niveles mínimos de equilbrios sociales y ambientales.
Al respecto, Luis Beltrán Prieto Figueroa (2012) decía: «El Estado prepara a los ciudadanos para algo, y ese algo es la función especial que una educación específica debe facilitar mediante un entrenamiento adecuado» (p.321), Sin duda que una cita como ésta a su vez nos genera las siguientes interrogantes ¿Está cumpliendo el Estado con su rol de preparar ciudadanos, cuando ni siquiera se envía papel y tinta como materiales más básicos que deben emplearse en cualquier espacio del conocimiento? ¿Una educación sin docentes preparados y con problemas de alimentación, salud y otras necesidades, que también son parte de los estudiantes en cualquier nivel, eso implica «preparar a los ciudadanos»?
Lo inexplicable de este asunto es que un Estado, cuyo ministro de Educación conoce in situ de manera directa los problemas de nuestro proceso educativo, los ignora por accion u omisión, razón por la cual, no sólo recibe la condena del magisterio venezolano, sino que lanza hasta lo mas profundo del abismo nuestras condiciones de recuperación, porque aunque ésta se diera en determinados espacios, lo único que puede consolidar un país distinto hacia el madiano y largo plazo será la formación de nuestros educandos, y hoy, lamentablemente eso no se aplica en cualquier estadio del malogrado campo educativo.
La necesidad de recuperar la educación debe comenzar de inmediato junto con la transformación y actualización de sus componentes curriculares, y un plan de inversión que nos permita generar las instituciones que requieren los niños, jóvenes y docentes. Sólo dando un salto cuantitativo en la inversión presupuestaria, nos permitirá a su vez, un salto cualitativo para el desarrollo de Venezuela. Lo demás sólo es retórica y demagogia política.
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