De nuevo sin maestro de ceremonias, los Oscar celebrarán en 2020 una gala en la que las estrellas se turnarán el micrófono. Billie Eilish llevará su fenómeno musical al escenario; y los homenajes tendrán un lugar destacado tras las muertes de Kirk Douglas y Kobe Bryant, dos iconos queridos en Hollywood.
Los Oscar tienen el reto este domingo de continuar mejorando su audiencia tras el subidón del año pasado, cuando funcionó el guion sin un único presentador en una época en la que las galas televisivas pierden espectadores edición tras edición.
La música será la elegida para ocupar el tiempo entre discursos y aperturas de sobres. Con las actuaciones en directo de las cinco canciones nominadas a la mejor composición.
Elton John, Cynthia Erivo, Idina Menzel -con Gisela y Carmen Sarahí-, Randy Newman y Janelle Monáe subirán al escenario y darán forma a un elenco multigeneracional de músicos que completará Eilish, la sensación del momento y flamante ganadora de los últimos Grammy.
Se desconoce el tema elegido y el momento en el que lo hará, aunque muchos apuestan a que será durante el apartado «in memoriam»; aquel en el que la Academia de Hollywood recuerda a los talentos fallecidos el último año.
Tendría su sentido porque este año el espacio dedicado a rendir homenajes será especialmente importante.
El homenaje a Kobe Bryant y Kirk Douglas
Apenas cuatro días antes de la ceremonia, Hollywood quedó huérfano del último superviviente de su época dorada, Kirk Douglas, que dijo adiós a sus 103 años de edad.
Otra institución de Los Ángeles, deportiva y cultural, era Kobe Bryant, a quien la Academia recordará cuando se cumplen justo dos semanas desde su trágico accidente.
Además, hace exactamente dos años, Bryant recogía en esta misma gala una estatuilla como productor del mejor corto animado.
La decoración de todo este espectáculo será un escenario escultural diseñado por Jason Sherwood. Él será el responsable de crear decorados para estrellas como Sam Smith y The Spice Girls, contratado por la Academia para renovar el espíritu de los Oscar y, hacerlo más pop.
Con 40.000 cristales de Swaroski, una espiral central giratoria y un diseño envolvente, tal y como describió Sherwood a la revista Architectural Digest, el Dolby Theatre se engalanará para recibir a los invitados.
Fuera, en el mítico Paseo de la Fama, los casi 300 metros de largo de alfombra roja darán la bienvenida a celebridades, prensa y a unos 700 afortunados que podrán seguir el evento desde dentro como espectadores.
La alfombra de esta edición repetirá los míticos diseños de triángulos patentados por la marca Oscar desde hace años pero con un guiño ecologista; se incorporarán decoraciones vegetales al combinado de rojos y dorados que tiñen las citas glamurosas.
Los curiosos y turistas que circulen por los alrededores de Hollywood podrán ver poco, pues el domingo se esperan lluvias en Los Ángeles. La organización ha cubierto toda la alfombra con una gran carpa transparente.
Lo que sí existirá en los Oscar será la reivindicación política
Este año Estados Unidos entra en una decisiva cita electoral, por lo que podrían aumentar las tradicionales peticiones de voto en los discursos. Sobre todo porque el presidente Donald Trump vive un momento de fuerza que no agrada a Hollywood.
También se esperan azotes a la Academia por dos asignaturas pendientes: la diversidad, con una única candidata afroamericana entre todos los intérpretes; y la igualdad de género, de nuevo ausente en una categoría de dirección ocupada por cineastas masculinos.
Y aunque no esté en el guion, la crisis climática podría aparecer en la ceremonia, más aún cuando el gran favorito Joaquín Phoenix y su amiga Jane Fonda, que presentará uno de los premios, participaron juntos en una manifestación multitudinaria a 48 horas de la gran fiesta del cine.
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