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A Guaidó, Capriles, Arria y Ledezma

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La disertante Domitila Fernández, profesora de Ciencias Políticas en Berkeley, interroga con respecto al artículo “Busquemos un hecho político real en Venezuela”, de Henrique Capriles (El País, España, 21.1.2020), candidato presidencial a quien Chávez calificó con duras expresiones que asumieron como propias los seguidores del “comandante eterno”.  Hugo era Goliat, el personaje bíblico del campamento de los filisteos de Apure, y Capriles, el David caraqueño, pero lamentablemente no se repitió la leyenda bíblica.

El ex candidato afirma que “el mundo sabe que la crueldad y el fracaso de Maduro son indefendibles”. Pero, también, que “el plan adelantado en 2019, ante la dictadura, fracasó, por lo que Venezuela perdió y el usurpador sigue en Miraflores, con la crueldad como una amenaza inminente”. Capriles demanda “un hecho político real que consistiría en unas elecciones o, al menos, en la búsqueda de condiciones mínimas para decidir si se participa o no en ellas”. ¿Por favor, díganme cómo interpretarlo? Pareciera, sin dudas, un mensaje a Guaidó.

Es con ese preámbulo que la profesora Fernández inicia su disertación en el foro “La misantropía venezolana”, convocado en Miami por la Alianza Nacional Constituyente (ANCO). La diáspora presente, por lo que la concurrencia es masiva.

La lucha adelantada en Caracas y en el resto del país, agrega Domitila, ha sido ardua, agotándose en “un menú de opciones”. Todo se ha hecho, pero la lejanía de la democracia prosigue. Permítaseme preguntar si en el contexto político calificamos al régimen como despreciativo del ser humano y, por tanto, “misántropo”. Sus desmanes y las consecuencias terribles han destruido a un país, particularmente, por la enajenación de sus gentes.

Gloria Velásquez, con PhD de Salamanca en la misma especialidad que la expositora, argumenta que de la metodología eleccionaria han vivido aferrados conocidos dirigentes, pero los conductores actuales de la política criolla los han cuestionado, hasta en lo relativo a la integridad personal. Esperamos no le vaya a suceder lo mismo a Capriles. Pero, además, ¿en qué medida un proceso eleccionario constituiría “el hecho político determinante” que propone? No hay respuesta.

Las inquietudes de los asistentes, dice Domitila, se formularían cuando yo finalice. Por supuesto, para desagrado de Gloria y de algunos de los presentes, entre ellos, Enrique Colmenares, presidente de ANCO, quien, no obstante, como buen andino recita que “el pueblo es soberanamente el depositario del poder constituyente originario, legitimado, por tanto, para redactar una nueva Constitución”, lo cual es imprescindible, pues la actual perdió su vigencia por desuso y constituir un texto embustero. Ello si sería “un hecho político real”.  La disertante reclama del jefe de ANCO que no la obstaculice.

No hay dudas, prosigue esta envalentonada, que Venezuela deambula entre desilusiones: 1. La pérdida de la institucionalidad recuperada el 23 de enero de 1958; 2. Haber dejado de elegir legalmente a sus gobernantes, como lo hizo, a partir de esa fecha, durante 8 veces (Betancourt, Leoni, Caldera, Pérez, Herrera, Lusinchi, Pérez, Caldera); 3. Abandonar a su suerte a los soldados, quienes no entendían, por lo menos, unos cuantos, falencias confrontadas por la democracia, tanto en lo concerniente a la representación popular, como en lo relativo a la problemática social, las cuales terminaron siendo enarboladas por “el comandante eterno” para que le acompañaran en la conspiración en ciernes, la cual alcanzó,  inclusive, el contentamiento de personajes del mundo civil;  4. La complacencia de mucha gente con los militares alzados, que ahora grita odiarles, 5. ¿Será ello propio de “los adefesios colectivos”, caracterizados históricamente por ser buenos olfateadores de las posibilidades de triunfo, por lo que prebendas al “dragón en el trópico” abonaban frutos en los negocios? y 6. El oportunismo político, alimentado en América Latina, por el deseo de convivir con aquél que pueda triunfar. Los errores, por supuesto, graves, condujeron a morar, sin saber hasta cuándo, bajo un engaño populista y sus destructivas consecuencias. La nación, concurriendo a “la desgracia”.

A Fernández no deja de pasarle por la cabeza, que referirse tanto a Capriles la puede indisponer ante una mayoría que ha vuelto a la esperanza que generó Juan Guaidó en 2019 y la cual parece haber renacido en enero de 2020, por un lado por la ratificación que se ha hecho como presidente de la AN, circunstancia por la cual, conforme al artículo 233 constitucional, pasa a desempeñar el interinato presidencial de la República. He consultado el tema con especialistas de derecho constitucional, debiendo decirles que la mayoría insiste en que la asunción presidencial se genera, ipso iuris, por aplicación de los principios de la representación política.

Por lo que a mí respecta, les manifiesto que el texto constitucional de hoy es un lobo hambriento que ha mordido la institucionalidad democrática existente hasta desgarrarla, producto de la mixtura de una sapienza engañada y la tramposería de sus furtivos fabricantes. Pero volvamos a los señalamientos de Capriles: 1. El régimen nunca ha tenido una intención seria de negociar. Se sienten cómodos a lo interno y han empezado a resolver cómo aguantar las sanciones, pues siempre habrá quienes deseen quedarse con las riquezas del país, así estén manchadas de sangre, 2. En caso de  que la Fuerza Armada retirara el apoyo a Maduro, al día siguiente saldría del poder, por lo que es imaginaria tal posibilidad, “a menos que un evento político transforme el contexto” y 3. “Urge una movilización y una reacción masiva del pueblo que vive en los sectores populares”.

El candidato adiciona que en los cuarteles solo se reacciona cuando la indignación del pueblo colma las calles, únicamente probables ante protestas masivas capaces de darle la certidumbre suficiente a los sectores populares para vencer el miedo que los mantiene secuestrados por la necesidad, con subsidios inútiles que, además, la dictadura ha transformado en amenazas. “Pero miren a Capriles”, interrumpe nuevamente Berta Velásquez, reacción ante la cual la disertante reitera que los presentes intervendrían cuando ella lo exprese. Pero Berta, quien de por sí es inquieta, pregunta: ¿Estamos con Guaidó o con Capriles? Quién lo sepa que levante la mano. “No one did”, responde frustrada la profesora Velásquez, al mirar a la audiencia. Perturbada le provoca retirarse del escenario.

Pablo Medina, diputado, dinámico, agresivo y denunciante, dentro y fuera del Parlamento, con respecto a la democracia que tuvimos, en nombre de una Junta Patriótica que preside, demanda también en misiva a Guaidó concreción ante las expectativas que sus mensajes han generado. Pareciera, por tanto, estar de acuerdo con Capriles, adiciona la profesora Fernández, para preocupación de los presentes.

En verdad no seríamos justos, continúa la académica de Berkeley, si negáramos que el presidente interino ha generado nuevamente la esperanza, por el coraje que en lo interno ha demostrado y la gira por Davos, Londres, Madrid, Ottawa, Nueva York, Washington y Miami. Les pregunto, no obstante, ¿satisface ello la inquietud de Capriles, reiterada, por cierto, por Diego Arria: 1. “Así como Julio César decidió cruzar el río Rubicón en la noche del 11 al 12 de enero del año 49 a.C. y con ello desafiar al tirano Pompeyo hasta conquistar la libertad, a Guaidó compete ir por la conquista del suyo, 2. Está obligado a crear un momento político que detone la mayor rebelión popular en contra de la dictadura hasta la fecha y 3. Ello demanda al presidente interino con verdaderos aliados y la gente en las calles.

El embajador aprecia, sin embargo, 1. No ha de ser sencillo que la ciudadanía vuelva a la calle, 2. Para ello es imprescindible lograr recuperar la confianza perdida debido a los diálogos de 2019 y del 30 de abril. La docente Fernández, en rigor, estresada, acota: “Por caridad Dios, ilumínanos para edificar ese momento prodigioso y tan esperanzador, a que se refieren Capriles, Arria y Ledezma”.

Orlando Avendaño y Jovel Álvarez, interrumpe Colmenares, quienes analizan el tema con el embajador, lo expresan. ¿Pudiera usted, por favor, explicárnoslos?, ante lo cual el fundador de ANCO lee: 1.  El regreso de Juan Guaidó a Venezuela por el aeropuerto Internacional de Maiquetía, acompañado de Arria, Ledezma, ambos con orden de captura, ex presidentes latinoamericanos, intelectuales, diplomáticos, activistas y periodistas internacionales, todos en un solo avión, poniendo en riesgo su libertad, pero dando el paso final para ganar la batalla y 2. Que el Presidente interino: a) Se separe de los partidos, b) Que  cree  un consejo consultivo de gobierno, con María Corina Machado como vicepresidente y  Enrique Aristeguieta, en Defensa.

La disertante, dubitativa, demanda de Colmenares si cree en el efecto de ese “último llamado por parte de Guaidó y el Consejo de Gobierno a las Fuerzas Armadas”, que propone el embajador, para alcanzar, en consonancia con los aliados extranjeros, una presión en las calles sin precedentes para la dictadura. Esto es, fuerza interna y externa combinadas en contra del régimen hasta lograr sacarlos del poder.

A Domitila le sorprende el silencio del propiciador de la constituyente, ocasión que aprovecha para plantear a la audiencia si estaría Arria en lo cierto al afirmar, prácticamente, como un reto, que este es el momento del liderazgo y que Guaidó tiene la oportunidad de convertirse en un gran líder, o simplemente pasar a la historia como un dirigente. Es así, se escucha desde la última fila.

Berta Velázquez levanta la mano, en esta ocasión para complacencia de Domitila, por lo que gustosamente le concede la palabra, procediendo aquella a leer el reciente tuit de Carlos Alberto Montaner: “Si a Guaidó le tocan un pelo a su regreso a Venezuela es el fin de la dictadura de Maduro. Es la señal que espera Estados Unidos para destruir desde el aire el aparato militar chavista. También es la señal para que Brasil y Colombia entren con sus ejércitos de tierra y ocupen el país”. Pero tengamos también en cuenta que el ex presidente de Colombia Juan Manuel Santos acaba de afirmar que “si hay una intervención militar, Venezuela sería un segundo Vietnam”. Dos apreciaciones distintas con respecto a la desgracia venezolana.

Al ponderar el señalamiento de la profesora Velásquez, la disertante le ruega que proceda a leer, asimismo, las anotaciones que aquella le mostrare antes de iniciar la conferencia, con relación a la diversidad de variables planteadas ante la crisis, por lo que a Berta poniéndose de pie se le escucha: “Minuta de expectativas” (Venezuela, enero, 2020) 1. La denominada “salida” de Leopoldo López, que lo llevó a la cárcel, 2. Agendas desde la presidencia de la AN (Ramos, Borges, Barboza y Guaidó), 3. Masivas manifestaciones en Caracas y el resto del país, con un número considerable de muertos y heridos, 4. Intervención extranjera, presuntamente: a) Por Estados Unidos (all the options are on the table), c) Desde Colombia, a través de la ayuda humanitaria por Cúcuta, 5. El sobrevuelo del espacio caraqueño por helicópteros pilotados por soldados, 6. El asalto a guarniciones para apropiar armas y 7. Los diálogos en Caracas (incluyendo los llevados a cabo en Misia Jacinta), República Dominicana, Barbados y Noruega. Mención particular ha de hacerse a los gestos cercanos al peligro, por lo menos, en lo relativo a su propia persona, por parte de Juan Guaidó, durante su primera estadía en la presidencia de la ANC y entusiasta gira que aún adelanta en la segunda jefatura parlamentaria que desempeña.

La académica Fernández da las gracias a Velásquez, preguntando ¿cuál ha de ser entonces “el hecho político” que reclaman Capriles, Arria y Ledezma. Casi todas las manos de los presentes se alzan en procura de contestar. Pero Domitila, temerosa de que la disertación se le enrede, de nuevo concede la palabra a Velásquez, quien llena de coraje manifiesta que Capriles y Arria, en rigor, plantean correctamente la necesidad de “un hecho político”, pero lamentablemente no llegan a definirlo. Nos incumbe, por tanto, esa tarea. Dios quiera que ese episodio ocurra, replica, más bien, la profesora Fernández, concediendo un receso de media hora, pero encomendando a su colega Gloria Velázquez, que conjuntamente, con Colmenares, expliquen con precisión cómo ha de comprenderse “el hecho político” a que se ha hecho referencia y muy particularmente cuál sería la metodología apropiada para generarlo.

La académica, tan pronto reinicia la conferencia, concede la palabra a la profesora Velásquez, elogiando su preparación, disciplina y coraje, cualidades que nos inducen a pensar que el análisis que le hemos encomendado habría de ser concluyente, cuanto menos, para despedirnos esperanzados. Berta, ubicándose frente a la audiencia, expresa que quien en verdad ha definido ese “hecho político” ha sido el almirante Craig Faller, dejándolo claro ante la Comisión de Servicios Armados del Senado: 1. El régimen representa un desafío para la seguridad de Estados Unidos y la región, 2. En Venezuela se vive un círculo vicioso, derivado de “problemas sistémicos” que afectan a las democracias jóvenes, con instituciones débiles, corrupción, explotadas por organizaciones criminales y actores externos, como Rusia, China e Irán, que no comparten los valores occidentales, 3. El régimen ha generado una “tragedia” que ha llevado a 5 millones de personas a huir del país, 4. Las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos han presionado a la tiranía, pero no han sido suficientes, 5. El régimen ha logrado sustituir el dinero de sus negocios estatales con efectivo del narcotráfico internacional, y 6. Rusia y China consiguen cada vez más instalarse en la región, y han asesorado en materia bélica poniendo en riesgo la seguridad del continente. En vista de estas circunstancias, para Faller ha de acudirse a “la presencia militar correcta, enfocada y persistente”, acompañada de cooperación en seguridad, asistencia y entrenamiento.

Adiciona que en criterio de la profesora Fernández, del jefe de ANCO y el de ella, el alto oficial sabe que todo supuesto de hecho genera una consecuencia, razón para que concluya afirmando que el Comando Sur, responsable de la contingencia, operaciones y cooperación de seguridad para Centroamérica, el Sur y el Caribe, está listo para actuar y recibir órdenes del presidente de Estados Unidos en relación con Venezuela. ¿Qué nos sucede con el presidente Trump?, se escucha desde la tercera fila. Pertinente la pregunta, contesta la profesora Fernández, pero, a su vez, cuestionándose: ¿Será acaso imposible para el jefe del Estado poner término a la desgracia venezolana, en un encuentro con Putin y Xi Jinping? Venezuela es determinante para la geopolítica mundial, o por lo menos, para intereses comerciales cercanos a la política. Es lo que alguien grita sin identificarse.

La académica Velásquez, preocupada, interviene para recordar que ha realizado la tarea, relativa a la definición del “hecho político” conjuntamente, con Henrique Colmenares, representante de ANCO, quien se pone de pie para reiterar que ha sometido a votación la propuesta del almirante, resultando aprobada por 100 % de los presentes. Pero no solo ello, sino que han firmado, indicando direcciones, números telefónicos, correos electrónicos y demás detalles de identificación, expresando su compromiso de acompañar a Faller en las acciones militares y como él dispusiere. No puedo concluir, acota Colmenares, sin manifestar a ustedes que derrocado el gobierno realizaremos la constituyente, proceso necesario para reedificar a nuestra querida Venezuela.

La democracia será eterna, se lee en unos cuantos afiches en manos de los presentes.

Gloria y Enrique han de saludar a un gentío que ha acudido, no solamente al lugar de la exposición, sino a aquellos que se habían aglomerado en las afueras, para felicitarle.

La profesora Fernández le abraza, expresándole con profundo cariño: “La ponente ha debido ser usted”.

Es así como termina el evento.

Lágrimas de desesperanza corren, sin embargo, desde los párpados de mucha gente.

Se hace mención de la Venezuela pujante. Hoy en desgracia.

@LuisBGuerra

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