El anuncio de la presidenta interina Jeanine Áñez de concurrir a las elecciones, pese a haber reiterado que no sería candidata, abre un nuevo escenario en Bolivia. El anuncio agitó el proceso electoral del país, donde se cuestiona incluso la ética de su candidatura.
Áñez suma una candidatura más a un espacio electoral de nuevo dividido para hacerle frente al Movimiento al Socialismo, MAS de Evo Morales.
La candidatura
El anuncio de la postulación a la Presidencia de Bolivia realizado Áñez fue intempestivo y contradijo su aseveración de que no iba participar en elecciones. Además de arrebatar al ex presidente Carlos Mesa a su principal aliado, la agrupación SOL.BO, del alcalde de La Paz, Luis Revilla.
El partido de Áñez, Demócratas, y SOL.BO forman una de las cinco alianzas inscritas este viernes para las elecciones de mayo próximo.
La acción de Áñez fue sustancialmente una «decisión estratégica«. Con ella se puede mencionar la frase famosa que se atribuye a Maquiavelo de que «el fin justifica los medios», así lo declaró el analista político Franco Gamboa.
Este experto advierte que más allá del componente ético, lo que Áñez busca es «contrarrestar la probable fragmentación del voto» de los grupos que se oponen al MAS. A la vez quiere frenar la «irrupción electoral» de los dupla presidencial de este partido, los ex ministros Luis Arce y David Choquehuanca.
Por su lado, Marianela Paco, que fue ministra de Comunicación de Evo Morales, optó por cuestionar si la decisión de Áñez muestra o no coherencia entre su actuar y sus discursos. Esto porque anteriormente aseguró que una posible candidatura suya era una «especulación» y que sería «deshonesto» hacerlo dado el rol transitorio que asumió.
«Entristece ver esa falta de valores y de principios», mencionó la ex ministra.
Rivales de morales, fragmentados
En la elección de octubre pasado y durante la crisis social y política posterior, los grupos contrarios a Morales enaltecieron consignas de unidad. Se abrió la posibilidad de conformar un gran bloque para hacer frente al MAS.
Pese a ello, el panorama muestra al menos a cinco alianzas contrarias al partido de Morales, que podrían ser todavía más ya que varios partidos políticos todavía no se registran.
Queda pendiente saber qué ruta tomará el Movimiento Tercer Sistema, MTS, del Gobernador de La Paz, Félix Patzi; Unidad Nacional del empresario Samuel Doria Medina y otros partidos con siglas habilitadas que mencionaron que sí participarían en la elección del 3 de mayo.
Ante esto, Paco se refirió al hecho de que los grupos que se mostraron contrarios a Morales permanecen divididos. “Esto muestra que la ambiciones personales pueden más que un propósito a favor de todo el pueblo boliviano”.
Por el contrario, para Gamboa esta variedad de partidos manifiesta que “la clase media, los jóvenes y las tendencias de centro derecha son las que quieren copar el sistema político”.
Varios partidos reciclados
Las alternativas inscritas la víspera ante el Tribunal Supremo Electoral son Juntos Avanzamos, de Áñez; Creemos, del exlíder cívico Luis Fernando Camacho; Comunidad Ciudadana, de Mesa; Libre 21, del ex mandatario Jorge Quiroga, y Jallalla Bolivia, de Leopodo Chui.
Detrás de algunas de esas siglas hay partidos de larga data como el Movimiento Nacionalista Revolucionario, MNR, y Unidad Cívica Solidaridad, UCS, condenados a desaparecer por no alcanzar el 3 por ciento de votos en las elecciones de 2019.
Otras agrupaciones como el Frente Revolucionario de Izquierda, FRI, el Partido Demócrata Cristiano, PDC, y el Movimiento Demócrata y Social, MDS, se reinventaron en alianzas con nombres remozados. Esto hace posible que participen en futuros comicios sin que esto afecte su existencia institucional.
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