Ante la encendida discusión que tenemos en Venezuela sobre el perdón a los autores de esta tragedia que ya va por los 20 años, revisemos situaciones similares en nuestra región como, por ejemplo, en Argentina, donde después de 7 años de una feroz dictadura que dejó una cantidad estimada en 30.000 víctimas por persecución política, asesinatos, desapariciones forzadas, robos de niños y torturas, en resumen, sistemáticas violaciones de los derechos humanos que calificaron como crímenes de lesa humanidad, se emitieron leyes para perdonar a los victimarios, todo en aras de la paz.
Se dictó perdón a autores de crímenes de lesa humanidad
En Argentina se produjo un golpe de Estado en 1976 y la élite militar se mantuvo en el poder durante 7 años que fueron de terror, se ejecutaron masivas violaciones de derechos humanos con desapariciones, torturas y crímenes de todo tipo y cuyas víctimas se han calculado en cuando menos 30.000 personas. Este horror fue liderado por unas juntas de comandantes generales de las Fuerzas Armadas donde se coaligaron Ejército, Marina y Aviación que se turnaron en el poder hasta el año 1983.
La derrota ante Inglaterra en la Guerra de Malvinas llevó a los militares a devolver el poder a los civiles mediante elecciones, en las cuales se declaró vencedor a Raúl Alfonsín, del partido Unión Cívica Radical. Se adelantaron entonces procesos judiciales contra los miembros de dichas juntas y se dictaron algunas condenas, pero no todas las que se esperaban ni todo lo fuerte que se quería y, para colmo, en 1990 el presidente promovió unas leyes que dieron por concluidas las sanciones a dichos militares golpistas leyes denominadas de “Punto Final” y “Obediencia debida”.
En el año 2003, bajo una inmensa presión social, el Congreso revisó aquellas leyes y las calificó de propiciadoras de la impunidad, por lo que procedió a derogarlas. Entonces se reabrieron las causas antes cerradas y de seguidas se declararon inconstitucionales los indultos decretados, lo que dio paso al histórico proceso judicial denominado “Juicio a las Juntas” cuya actividad se centró en el fiscal Julio César Strassera, quien llevó a la condena de los jefes militares a cadena perpetua como autores de crímenes de lesa humanidad.
Similitudes con el caso venezolano
Llevamos 20 años de dictadura simulando ser democracia. Dictadura que, además de violaciones sistemáticas contra los derechos humanos de miles de personas, ha destruido el país y llevado a millones a un miserable estado de mendicidad que horroriza al mundo que, además, presencia la asquerosa orgía de robos y del sistemático saqueo de los dineros públicos en un caso sin precedentes en ninguna otra parte. Esta dictadura ya agoniza, pero aún está en capacidad de profundizar la tragedia para mantenerse a sangre y fuego gracias a una camarilla militar corrupta y sanguinaria. Lo que se trata es de ahorrarnos más tragedia, más muertes, más derramamiento de sangre, por eso se les ofrece amnistía, se les ofrece perdón, se les ofrece asilo. Algunos se han acogido y es posible que otros lo hagan casi en la raya final, pero de una cosa estoy seguro, no habrá impunidad así lo digan mil leyes.
No habrá impunidad
Así digan lo que digan, así hagan lo que hagan, habrá actuaciones que no se pueden perdonar, crímenes que no lavará ley alguna. Hay personajes y hechos que no tendrán perdón válido, y que así se los den, el clamor de justicia lo superará.
Justicia transicional para Venezuela, la revisión judicial del pasado
Modernamente se ha venido desarrollando el tema de justicia transicional, usualmente referido precisamente al paso de regímenes dictatoriales a sistemas democráticos, y se ubica en los requerimientos para la activación de un conjunto de medidas dirigido a hacer justicia sobre los desmanes que se hayan ocasionado, de modo que justo castigo proporcional a los delitos y reparación moral y material a las víctimas será lo que se imponga.
La modalidad de justicia transicional necesita adaptarse a situaciones diferentes a los de los tiempos de normalidad institucional, deben hacerse excepciones a principios que forman parte de los dogmas del derecho, como por ejemplo el referido a la necesidad de juzgar conforme a ley previa a los hechos, sobre todo porque en los desmanes del terrorismo y en las actuaciones dictatoriales se ejecutan hechos impensables, horribles violaciones no previstas en ley alguna pero que no por ello puedan dejarse impunes ni beneficiarse con castigos no equivalentes por no estar codificados.
Es lo que en Venezuela deberemos implementar. Por ejemplo, el saqueo de los dineros públicos que viene ejecutándose en estos veinte años no puede tratarse como simple peculado, a eso habrá que darle un tratamiento de genocidio porque han generado tal tragedia que va más allá que el delito de robo o de peculado, pues se enmarcan perfectamente en los supuestos de hecho de los delitos contra la humanidad y por tanto son imprescriptibles e imperdonables.
La presión social será el remedio contra la impunidad así se pretenda por vía de leyes de amnistía. De manera que resulta inútil ahora ponernos a pelear por eso, a dividirnos por eso. La presión social por justicia proporcional llegará hasta el nuevo Poder Legislativo y el nuevo Poder Judicial.
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