Más de 4 millones de venezolanos abandonaron el país en los últimos años como consecuencia de la crisis que atraviesa Venezuela. En Colombia se encuentran al menos un millón y medio de estos migrantes, localizados en gran parte en la ciudad fronteriza de Cúcuta.
La actividad comercial y laboral en Cúcuta cambió mucho en los últimos años debido a la gran cantidad de venezolanos que ahora allí habitan. Pero la situación también provocó que el vocabulario en la ciudad sufriera algunos cambios.
Mientras que los venezolanos residentes en Cúcuta deben comprender el significado de algunas palabras que se usan en la zona con normalidad, los colombianos también se han visto en la necesidad de adaptarse al lenguaje de sus vecinos.
«Señor paisa, ¿me puede vender cuatro jojotos?», le dice el pequeño Javier Enrique, de 11 años, al dueño de la tienda del barrio en Carora. Así lo reseñó el diario La Opinión de Cúcuta.
«Se los vendo, si me explica, ¿qué es eso de jojoto?», le responde don Jairo, quien lleva unos 10 años viviendo en este sector cucuteño.
A su lado, su ayudante Armando Leal, nacido en Coro, interrumpe la venta: «don Jairo, el niño le está pidiendo cuatro mazorcas, maíz. Pero en Maracaibo, de donde él viene, le llaman jojotos».
Otras palabras que los venezolanos usan con normalidad son parchita, cambur y lechosa, que en la ciudad colombiana son conocidas respectivamente como maracuyá, banano y papaya.
A solo tres metros de la tienda de don Jairo, está una peluquería que montaron dos muchachas de Maracay. Una de sus clientes le pide un look algo inusual para el par de venezolanas.
«Quiero cortarme el cabello por los hombros, pero quiero ponerme un color que me haga ver bien mona», dijo la mujer.
Para las venezolanas, la palabra mona podría significar bonita. Pero para la cucuteñas, mona quiere decir rubia o catira.
En medio de la conversación llega doña Juana Contreras, quien lleva 15 años vendiendo el café por las tardes en Carora. «Tinto, aromáticas y perico», ofrece amablemente a las nuevas clientas.
«Por la mente se me pasó la imagen de un loro verde, y la popular arepa con perico. Y de la aromática no tenía ni idea qué era», dice Claudia González, una de las peluqueras venezolanas.
Los colombianos aprendieron lo que quiere decir un guayoyo y papelón con limón, productos vendidos con regularidad en Cúcuta.
Don Jairo explica que desde inicios del 2019 contrató a dos venezolanos.
«Esto me ha permitido aprender más de Venezuela y sus costumbres. Ellos me ayudan a venderle al venezolano que hay en el barrio, porque hay varias palabras que no conozco», dijo.
El lenguaje colombiano no sólo ha evolucionado en las ciudades fronterizas con Venezuela. En barrios de Bogotá y otros departamentos, también es común escuchar nuevos dialectos.
El investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, Ronald Rodríguez, explicó que en la zona de frontera el colombiano está acostumbrado al acento y al vocabulario venezolano.
Aunque destacó que en la actualidad están llegando una serie de palabras y de usos lingüísticos de otras regiones de Venezuela, que no eran tan frecuentes dentro del encuentro del área fronteriza.
«Por ejemplo, las personas que vienen del oriente de Venezuela empiezan a llegar a la zona de frontera y se comienza a dar un encuentro de esos usos lingüísticos que lo hacen un poco particular», indicó.
La influencia de la televisión
La mezcla de vocabularios y regionalismos venezolanos y colombianos no es un fenómeno de ahora, viene de años atrás.
En los años 70 y 80 en Colombia se volvieron populares shows de televisión de producción venezolana. Esto trajo consigo un establecimiento del lenguaje venezolano en muchas zonas de ese país.
«Hacia el centro del país, en Bogotá, Medellín y Cali, las novelas más famosas eran de Venevisión, que compraban las grandes cadenas colombianas. Mientras que en la zona de frontera eran más famosas las telenovelas de Radio Caracas Televisión, porque en la frontera recibían la señal que llegaba y que la atravesaba sin encontrar un límite”, explicó Rodríguez.
Esto hizo que el colombiano reconociera el acento, vocabulario y dialecto venezolano con mucha facilidad.
Otro aspecto al que han tenido que adaptarse los venezolanos es al tuteo.
«Precisamente ese contacto con Venezuela ha facilitado el tuteo, porque hace unos 15 años atrás era casi nulo que se tuteara en Colombia», añadió.
Expresiones como chamo, pana, carajito y cónchale se han mezclado en el habla cotidiano fronterizo.
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