«Esta serie revolucionará a la Argentina cuando se vea allí». José Luis Rebordinos, el director del Festival de Cine de San Sebastián, se anticipó unos cuantos meses al debate que sin dudas se abrirá en ese país apenas estén disponibles para los abonados de Netflix los seis episodios de El fiscal, la presidenta y el espía, una serie documental que promete una profunda indagación sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman.
Eso ocurrirá el primer minuto del 1° de enero de 2020, 18 días antes de que se cumpla el quinto aniversario del hallazgo del cadáver de Nisman con un tiro en la cabeza en el departamento que ocupaba en Puerto Madero. Cuatro días antes había denunciado a la entonces mandataria Cristina Fernández de Kirchner por su presunta participación en el encubrimiento del atentado contra la sede de la AMIA ocurrido en 1994.
El fiscal, la presidenta y el espía tuvo su estreno mundial en la última edición del Festival de San Sebastián, a fines de septiembre pasado. Como parte de la programación de Zabaltegi, una de las secciones paralelas más importantes de la muestra, se exhibió completa y sin pausas durante las casi seis horas de su duración en pantalla grande.
Está dirigida por Justin Webster, un avezado documentalista británico cuya inclinación por este tipo de temáticas quedó a la vista por primera vez en 2013 con Seré asesinado, relato documental narrado en forma de thriller en torno de la muerte de Rodrigo Rosenberg, un acaudalado abogado guatemalteco. Ese hecho también tuvo connotaciones políticas e involucró al entonces presidente de Guatemala Álvaro Colom. También dirigió documentales como Gabo, la creación de Gabriel García Márquez y El fin de la ETA, y series de ese género con temática deportiva, como Six Dreams, inspirada en hechos ocurridos en la Liga Española de fútbol.
Webster está radicado desde hace algunos años en Barcelona y para llevar adelante esta producción logró el respaldo de varias productoras y medios europeos: el canal público alemán ZDF, la productora de ese origen Gebrueder Beetz Films, su par de Cataluña Fasten Films y el programa de la Unión Europea Creative Europe Media, además de Movistar, en cuya plataforma se exhibirá este documental dentro del territorio español.
Netflix, otro de sus productores, lo incluyó en su programación para Argentina a partir del primer día de 2020. «Le he dedicado cuatro años de mi vida a esta producción, la más complicada de toda mi vida», dijo Webster al presentar El fiscal, la presidenta y el espía en San Sebastián.
Webster le dijo al diario El País, de Madrid, que enfrentó el desafío de tratar de aportar algún tipo de claridad a una historia «muy politizada y compleja, contaminada de mucho ruido mediático».
Sin entrar en detalles ni revelar la trama de un relato testimonial narrado (al igual que Seré asesinado) como si fuese una historia policial con un enigma que debe ser develado, Webster precisó ante otra consulta de El País que tres de las grandes preguntas que se planteó en el documental tienen como ejes respectivos al fiscal Nisman, el pacto de entendimiento que el gobierno argentino firmó en su momento con Irán y la presunta participación en los hechos de Cristina Kirchner. «Para cada cuestión hay distintos grados de esclarecimiento, y como es un tema tan controvertido no todos estarán de acuerdo con algunas de las hipótesis que planteo».
Webster también dijo que aspira a que su trabajo forme opiniones sobre el tema en espectadores que, como le ocurrió a él cuando comenzó con su investigación, llegaron a este hecho con pocos preconceptos. «Este tipo de series tiene que aportar claridad a su objeto de estudio y hacer su contribución para el esclarecimiento de la historia. Otra cosa es aportar las pruebas que resuelvan el caso. Ese no debería ser el objetivo», indicó.
Netflix no hizo ningún comentario público al respecto, pero su decisión de programar el estreno de este documental después de las últimas elecciones presidenciales y no en coincidencia con su presentación en San Sebastián respondería a la intención de no agitar las aguas con el tratamiento documental de un tema muy complejo, delicado y sensible para la opinión pública local en plena campaña. Sobre todo, como se anticipa, si surgen del trabajo de Webster y su equipo revelaciones que abrirán más de una polémica.
A la vez, el estreno de El fiscal, la presidenta y el espía se produce pocos días después de que la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, adelantara la intención de su cartera de revisar el informe realizado por la Gendarmería en el que se consideró acreditado que Nisman había sido asesinado. «¿Se mató o lo mataron?», se preguntó Webster ante otra consulta de El País. «Es una de las múltiples piezas de un gran rompecabezas. Yo apuesto por el show not tell. Por mostrar y arrojar preguntas para que luego el espectador vaya creando su propia investigación. Creo que series como estas, de no ficción, ayudan a abordar grandes investigaciones complejas».
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