«Fueron a buscar al papa al fin del mundo».
Con esas palabras comenzaba Francisco su papado, el primero de un latinoamericano, aquella noche del 13 de marzo de 2013, en el balcón central de la Basílica de San Pedro.
Y con esa misma escena finaliza la película «Los dos papas» (The Two Popes), del director brasileño Fernado Meirelles y bajo el guion de Anthony McCarten, que se centra en uno de los momentos cruciales de la Iglesia católica de las últimas décadas.
La película se centra en dos personalidades: Joseph Ratzinger, interpretado por Anthony Hopkins cuando aún ocupaba el puesto de papa, como Benedicto XVI; y el argentino Jorge Mario Bergoglio, retratado en el filme por el actor galés Jonathan Pryce cuando aún era cardenal, antes de ascender al papado como Francisco.
«Se trata de dos viejos que resultan ser un papa y un cardenal en ese momento, confesándose y pidiendo perdón», resumió Pryce en una entrevista con la BBC.
Aunque la película aborda varios temas ,y hace una revisión especialmente de la vida de Francisco, hay aspectos que tal vez no conozcas de estos dos personajes que han definido el destino de una institución y el de sus más de 1.000 millones de feligreses.
En BBC Mundo te mostramos seis cosas que tal vez no sabías de los dos papas en cuestión.
Benedicto XVI
El papa emérito Benedicto XVI nació en Marktl, Alemania, el 16 de abril de 1927. El 16 de abril de 2005 resultó elegido papa, en reemplazo de Juan Pablo II. El 28 de febrero de 2013 finalizó su pontificado, tras hacer pública su renuncia.
1. Un primo suyo, que sufría de síndrome de Down, fue secuestrado y desaparecido por el régimen nazi
De acuerdo al escritor Cheste Gillis, experto en temas vaticanos del portal National Reporter Catholic, el 28 de noviembre 1996, durante una conferencia organizada por el Consejo Pontificio sobre la Salud Mental, el entonces cardenal Ratzinger relató este episodio de su historia familiar.
«(Mi primo) tenía 14 años y él era un poco menor que yo. Era fuerte y mostraba los típicos síntomas del síndrome de Down», contó.
«Despertaba simpatía por la sencillez de su inteligencia y su madre, que ya había perdido una hija por muerte prematura, le tenía un gran cariño», agregó.
En ese entonces, el régimen alemán liderado por Adolf Hitler llevaba adelante programas de exterminio, que el Tercer Reich denominaba de eugenesia.
«Se trataba de la eliminación sistemática de todos los que no eran considerados productivos», anotó Ratzinger.
Las políticas del régimen nazi también afectaron al propio papa: cuando tenía 14 años formó parte de las juventudes hitlerianas, que eran obligatorias después de una promulgación del gobierno nazi de marzo de 1939.
«En 1941 se ordenó, por parte de las autoridades del Tercer Reich, que mi primo debía ser internado para recibir una mejor asistencia», explicó Ratzinger.
Y concluyó: «Después de un tiempo llegó la noticia de que el niño había muerto de pulmonía y que su cuerpo había sido incinerado».
2. Es piloto de helicópteros con licencia (pero no puede conducir vehículos)
Algunas veces, cuando el helicóptero asignado al papado por parte del gobierno italiano viajaba desde el Vaticano hacia Castel Gandolfo -la que fuera residencia de verano de los pontífices-, podía verse a Benedicto XVI de piloto.
De acuerdo a la Agencia de Noticias Católicas, el ahora papa emérito tiene licencia para pilotar helicópteros y «disfrutaba realizando los viajes desde Roma hacia el palacio papal en Castel Gandolfo».
Pero en esa revelación también se dio a conocer otro detalle un poco curioso: aunque comandaba helicópteros, no tenía licencia para manejar automóviles «porque no había hecho el curso para obtenerla».
3. Habla con fluidez seis idiomas (y entiende otros dos)
Una de las mayores virtudes de Benedicto XVI, reconocido hasta por sus mayores críticos, es su erudición y formación académica, que incluye varios temas en los que es considerado un experto mundial.
En el campo de la teología, su vasto conocimiento de asuntos complejos del dogma le valió ser designado en 1981, cuando era cardenal, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe -ex Santo Oficio, máxima autoridad doctrinal de la Iglesia católica después del papa-.
No obstante, para muchos ello va de la mano con otros dos aspectos que subrayan sus críticos: ser profundamente conservador y rechazar las vertientes consideradas liberales dentro de la Iglesia.
Sus capacidades también se revelan a la hora de aprender idiomas: Benedicto XVI sabe hablar con fluidez alemán, inglés, italiano, francés, español y latín, además de que puede leer el griego y el hebreo antiguo.
De hecho, el anuncio de su renuncia fue una carta en latín leída por él mismo durante un encuentro en el Vaticano el 11 de febrero de 2013.
Aunque Juan Pablo II fue un políglota reconocido, lo cierto es que no es común que los papas tengan esta habilidad.
Por ejemplo, el actual pontífice, Francisco, habla con fluidez español, italiano y latín (aunque puede leer en inglés y portugués, según el Vaticano). Y otros papas como Juan Pablo I y Pablo VI solo hablaban su lengua materna, el italiano, y dominaban el latín, el idioma oficial del Vaticano.
Francisco
El papa Francisco, cuyo nombre es Jorge Bergoglio, nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936. El 13 de marzo de 2013 se convirtió en papa de la Iglesia católica.
1. Le falta parte de un pulmón
Uno de los detalles que poco se conocen sobre el papa Francisco es que le falta la parte superior del pulmón derecho.
Este hecho fue relatado por el exvocero del Vaticano Federico Lombardi, quien durante una conferencia de prensa después de su elección, en 2013, dijo: «Confirmo que hace muchísimos años se le retiró en una operación parte de un pulmón».
Lombardi agregó que ese hecho no significaba discapacidad alguna para Francisco y que «quienes lo conocen siempre han visto que tiene buena salud».
El hecho sucedió cuando Bergoglio tenía 21 años y sufrió de pulmonía. Los doctores tuvieron que extraer una porción del órgano respiratorio para evitar que se agravara la enfermedad.
Eso provoca que tenga algunas limitaciones físicas, que incluso revelan otro aspecto de su rutina: cada vez que puede, duerme una siesta de 40 minutos para poder soportar «los rigores de la jornada», según admitió él mismo.
2. No ve televisión
Aunque es amante del fútbol y en especial seguidor de su equipo, San Lorenzo de Almagro, el actual pontífice ha confesado en varias entrevistas que no ve televisión desde 1990, año en que le hizo una promesa a la Virgen del Carmen.
«Televisión no veo desde el año 1990. Es una promesa que le hice a la Virgen del Carmen en la noche del 16 de julio [de] 1990», le explicó al diario argentino Voz del Pueblo en 2015.
En otra entrevista, esta vez con el diario El País de España, amplió las razones.
«Yo no veo televisión simplemente porque en un momento sentí que Dios me pidió eso. Un 16 de julio del 90 hice esa promesa, y no me hace falta. Solamente fui al centro televisivo que estaba al lado del arzobispado a ver una o dos películas que me interesaban, que me podían servir para el mensaje», dijo.
Y añadió: «Y eso que a mí el cine me gustaba mucho y había estudiado bastante cine, sobre todo el de la posguerra italiano, el realismo italiano y el polaco Wajda, Kurosawa, algunos franceses… Pero no ver televisión no me quitó comunicar».
¿Y cómo se entera entonces de los resultados de su equipo favorito?
«Hay un guardia suizo que todas las semanas me deja los resultados y cómo va en la tabla», respondió al diario argentino.
3. Trabajó como técnico químico
Antes de convertirse en sacerdote, Jorge Mario Bergoglio egresó a los 21 años de la escuela secundaria con el título de técnico químico.
Y trabajó varios meses en el laboratorio Hickethier-Bachmann de Buenos Aires.
Sin embargo, fue en ese momento cuando abandonó su carrera y siguió su vocación sacerdotal.
En marzo de 1958 ingresó en el seminario y años más tarde fue ordenado sacerdote.
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