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Las hallacas y el pan de jamón llegan a Lima desde Venezuela por la Navidad

Por EFE
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Desde hace tres años, cuando empezó la migración venezolana a Perú, las fiestas de Navidad y fin de Año han ido añadiendo más platillos a la mesa. Como las hallacas, el pan de jamón y el pernil, que este año cocinarán, en familia o con amigos, los venezolanos que viven en Lima con nostalgia por su hogar.

El plato típico de Navidad en Venezuela son las hallacas, un tamal con harina de maíz y relleno de varios tipos de carne picada, que se acompaña con pan de jamón, un horneado relleno de jamón, aceitunas y pasas, además de pernil de cerdo y ponche crema para el brindis.

A diferencia, en Lima, la mesa navideña suele tener el pavo horneado con puré de manzana y ensaladas, jamón glaseado o chancho al horno, y el infaltable panetón, un bizcocho con pasas y fruta confitada, con su taza de chocolate caliente.

Sabor de las hallacas

Cada región tiene una forma particular de cocinar sus hallacas, pero «en el Táchira lo hacemos con garbanzos, guiso de pollo, cochino, carne, alcaparras, aceitunas y pasas, todo se pica en cuadritos pequeños», contó a Efe Auxiliadora Pineda, de 54 años, conocida por su familia como Dora.

«Hay gente que pone a freír eso, otros lo colocan en crudo. Yo en particular lo coloco en crudo y dejo cocinar más tiempo el tamal o la hallaca. Ese es el plato típico de la Navidad», añadió Pineda.

La mujer llegó a Lima hace dos años y medio con su esposo, siguiendo a sus hijos músicos, que decidieron viajar a Perú con parejas e hijos.

Dora Pineda se encontró en Lima con Nancy Pineda, de 51 años, quien fue su vecina en Táchira, y en esta ciudad conocieron a Yajaira Álvarez, de 54 años, y ahora las tres trabajan en un taller de costura en el distrito de Magdalena.

Navidad del migrante

Álvarez cumplirá su primer año en Perú el próximo viernes. Llegó sola a Lima y se unió a los más de 865.000 venezolanos que han viajado a Perú en los últimos tres años huyendo de la crisis.

«El 24 de diciembre (del año pasado) lo pasé en carretera, me venía por tres meses y me quedé«, recordó en entrevista con Efe.

Esta Navidad, la pasará «con tristeza porque no está la familia», aunque «cuando llegué no estaba triste porque estaba emocionada», afirmó.

Álvarez vive en el distrito de Comas y en Navidad se reunirá con sus nuevos amigos venezolanos en el departamento que comparten, e intentará comunicarse con sus dos hijos que residen en la ciudad peruana de Chiclayo y con otras dos hijas que siguen viviendo en Venezuela.

Ella extraña en estas festividades otros platillos regionales como los pasteles de yuca y las empanadas, que las familias suelen preparar reunidas.

«Son casi como dos días haciendo las hallacas, dos preparando y dos cocinándolas, son motivos para reunirse toda la familia, esa es la tradición de nosotros», recuerda Álvarez.

Nuevos amigos en Lima

Para Nancy Pineda, una contadora pública que vive en Lima con su esposo y su hijo menor, la segunda Navidad que pasará este año en la capital peruana será bastante animada porque se reunirán varias familias de conocidos.

El año pasado «nos reunimos todos y logramos hacer hallaquitas, comprar pan de jamón, que es la tradición, pernil y ponche crema», recordó Pineda.

La Navidad de estas amigas venezolanas suele estar animada con música de las gaitas, como son conocidos los villancicos de Maracaibo, temas que suelen tocar desde los días previos en el mismo taller de costura donde trabajan.

«Por suerte, hemos tenido unos jefes muy buenos, un matrimonio peruano, muy buenas personas, que ya nos dieron nuestra cesta navideña también», dijo Álvarez.

Nostalgia por el hogar

Las tres añoran el día en que puedan volver a Táchira, de visita o para quedarse definitivamente, aunque saben que la situación económica será probablemente lo más lento de resolver.

«Uno espera que se arregle la situación en Venezuela, pero eso es algo que va a llevar un proceso, no es que cayó el presidente y todos nos regresamos», afirmó Álvarez.

«Eso es algo que lleva su tiempo, solamente Dios sabe para cuándo será y cómo será», añadió.

Su amiga Dora Pineda espera en el 2020 poder visitar su país «no tanto regresar como para quedarme, sino visitar a mi familia, porque mientras tenga a mis hijos aquí no vale la pena regresar».

Álvarez lamentó que la crisis en Venezuela «ha dañado mucho la parte familiar, con tantas personas que se han venido, matrimonios formados aquí se han dividido, otros que se han venido con la intención de traerse a su esposa y ya no la traen porque acá consiguieron a otra pareja».

Desde mediados del 2019, la mayoría de los migrantes venezolanos en Perú son mujeres, menores de 30 años de edad, que viajaron para reunificar la familia. Se calcula que esta comunidad alcance el millón de personas en 2020.

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