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La literatura venezolana: un imaginario que recorrió el mundo en 2019

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En un artículo publicado en el diario El Mundo dedicado a la edición española de Caracas muerde de Héctor Torres, el escritor Juan Bonilla escribió una afirmación temeraria: «Ninguna ciudad está produciendo hoy mejor ficción que la que produce Caracas». Cierta o no, la literatura venezolana fue noticia en 2019 dentro y fuera del país.

Este fue un año en el que, otra vez, se suspendieron las ferias del libro tradicionales. No se realizaron las de Chacao, Universidad de Carabobo y la Filcar. Pero la de la UCAB, en su cuarta edición, se instaló en noviembre para reivindicar esos espacios por ahora perdidos. La otra feria que abrió sus puertas fue la Filven, que con China como país invitado promocionó los ideales del régimen. Las publicaciones nacionales como industria están prácticamente desaparecidas.

Esas circunstancias, sin embargo, no han significado una rendición para quienes se dedican al oficio de escribir, editar o publicar. Desaparecen espacios y aparecen otros y los autores han seguido destacándose.

La literatura venezolana se ha convertido en una trinchera que dentro y fuera del país da de qué hablar.

Los escritores Violeta Rojo, Carlos Sandoval, Ricardo Ramírez Requena, Alberto Hernández y Ángel Gustavo Infante rescatan para El Nacional los momentos más importantes de la literatura venezolana en 2019.

Una de las noticias de mayor relevancia ocurrió en mayo. Rodrigo Blanco Calderón ganó la tercera edición del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa con The Night, una obra que ha contado con elogios de la crítica y galardones como el Rive Gauche de París y el Premio de la Crítica de Venezuela.

«Fue una noticia importante. Le dio proyección a un autor venezolano que con su primera novela ya ha logrado cosechar ciertos reconocimientos importantes», dijo el crítico Carlos Sandoval.

Para Ángel Gustavo Infante ese premio no solo es un reconocimiento para el autor sino para la literatura venezolana y su resistencia como expresión cultural.

Coinciden con esta apreciación los profesores Ricardo Ramírez Requena y Violeta Rojo. «Que Rodrigo ganara esa bienal, compitiendo con escritores de experiencia, de una tradición tan grande, es algo a tomar en cuenta. Consideremos que hoy día la bienal viene siendo un poco el equivalente al Premio Rómulo Gallegos. Es un gran triunfo», expresó el primero.

«Es un premio importante, con un buen jurado. Los finalistas son escritores conocidos. Fue un éxito para Blanco Calderón y para la narrativa venezolana», apuntó Rojo.

«No se había visto jamás»

Desde 2018 La hija de la española, primera novela de la escritora y periodista Karina Sainz Borgo, ha sido comentada, publicada, traducida y vendida. Antes de ser editada en España ya se había vendido en 15 idiomas y estaba lista para llegar a los lectores en más de 20 países. Ahora ha sido traducida a 26 idiomas, que incluyen el ruso y el turco.

Ya lleva 7 ediciones en España, 2 en Italia y 2 en Alemania. La crítica estadounidense ha estado a su favor también. La revista Time la incluyó entre los 100 mejores libros del año y en un artículo de The New York Times se elogió su prosa «tensa y compleja», comparándola con la de J. M. Coetzee.

«Es sin duda un resultado mucho mayor de lo que esperaba en el sentido de que a mí todavía me sorprende, me apabulla esa sensación de que la novela haya tenido conexión con países tan diferentes», dice Sainz Borgo, que el año que viene publicará bajo el sello Lumen su novela El tercer país, una reflexión contemporánea del personaje de Antígona que habla «sobre el derecho de enterrar a nuestros muertos«.

Literatura venezolana

La hija de la española de Karina Sainz Borgo ha sido traducida a 26 idiomas

El 3 de enero Gallimard publicará La hija de la española. Es la primera mujer de Venezuela fichada por la famosa editorial francesa. «Gallimard es mi sello de referencia. Tiene más de 100 años y ha publicado desde Marcel Proust o Albert Camus hasta Patrick Modiano, Mario Vargas Llosa, Rómulo Gallegos o Borges», añade la autora que además publicó en España el libro Crónicas barbitúricas con el sello Círculo de Tiza.

Ramírez Requena afirmó que el revuelo que ha generado la novela es inédito. «Nunca había existido algo así. Creo que significa un momento importante para la literatura venezolana».

Sandoval agregó: «Es importante porque nuevamente hace ver que los venezolanos que están fuera, como Karina Sainz Borgo, hacen cosas cuyo imaginario está anclado al país. Eso contribuye, independientemente del valor estético de la obra, a llamar la atención sobre Venezuela».

Movimiento cultural

La difusión de la poesía en Caracas nunca se detuvo, a pesar de la falta de publicaciones, gracias al trabajo de La Poeteca, Team Poetero, OT Editores, Autores Venezolanos y la Sociedad de Amigos del Santo Sepulcro.

«Dada la dificilísima situación que vivimos, que se hayan publicado libros, por dar solo un ejemplo, el magnífico poemario Marea tardía de Rowena Hill; además, que se hayan concedido premios y publicado a los ganadores, haciendo eventos y talleres, es una muestra de un tesón admirable«, indicó Violeta Rojo.

Este año se realizó por cuarta vez el Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas. La ganadora, Lenny Pinto Suárez, Jaime Yáñez (segundo lugar) y Manuel Gerardi (tercer lugar), publicaron sus poemas junto con los de otros 28 autores considerados por el jurado, en un libro que contó con la participación de Autores Venezolanos, La Poeteca y Team Poetero, con diseño de Waleska Belisario.

Literatura venezolana

Lenny Pinto fue la ganadora de la IV edición del Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas | Gustavo Matute

Además de los talleres literarios impartidos por poetas como Armando Rojas Guardia, Gabriela Rosas y Jacqueline Goldberg, La Poeteca ha mantenido una línea de homenajes. «Recibimos de la mano de la Embajada de México la visita de la poeta Sara Uribe. También tuvimos la visita de los dos poetas españoles que trajo la embajada de ese país para la Feria de la UCAB. Abrimos La Poeteca en Los Palos Grandes y establecimos alianzas con las embajadas de Alemania, Francia y España. Aparte de las de México y Polonia, con las que ya trabajamos desde el año pasado. Ha sido un año bastante rico y fructífero», dijo Ramírez Requena, director de la fundación.

Alberto Hernández considera que la nueva sede de La Poeteca abrió una puerta a la lectura de poesía venezolana y extranjera «cuando la adquisición de estos libros en nuestro país es casi imposible».

«Es un centro de reflexión y de celebración poética. Un espacio inédito en la ciudad muy necesario», añade Infante.

Proyección internacional

Este año se publicó bajo el sello Pre-Textos el título Rasgos comunes. Antología de la poesía venezolana del siglo XX, una selección de poemas de 87 autores que van desde Francisco Lazo Martí, nacido en 1860, hasta Luis Enrique Belmonte, nacido en 1971.

Antonio López Ortega presentó en septiembre Rasgos comunes en la sede principal de Banesco | Archivo

Con la investigación, lectura y selección de Antonio López Ortega, Gina Saraceni y Miguel Gomes, constituye una publicación que permite difundir la poesía venezolana en Europa, señala Sandoval.

«Pre-Textos es una editorial importante y este trabajo da a conocer nuestra poesía», resalta Rojo.

El título de 1.100 páginas se bautizó el 17 de septiembre en la sede principal de Banesco.

Otro logro para la poesía este año fue la publicación en la prestigiosa editorial española Visor, en alianza con la Fundación para la Cultura Urbana, de los libros Antología poética de Juan Sánchez Peláez y De la metáfora, fluida de Verónica Jaffé, en un proyecto coordinado editorialmente por la ensayista Marina Gasparini Lagrange.

«Creo que es una labor importante. Es el primer paso de algo más grande que vendrá, en especial en la península. Allá hay varios nexos. Los vínculos que se están dando, especialmente en Madrid, con el Instituto Cervantes, la Casa América, la Universidad de Salamanca y otras universidades son considerables», señaló Ramírez Requena.

José Balza y su legado

En septiembre José Balza, que el 17 de diciembre cumplió 80 años de edad, se convirtió en el primer venezolano que deposita su legado en la Caja de Letras del Instituto Cervantes, en la que también hay joyas intelectuales de figuras como Gabriel García Márquez, Antoni Tàpies y Jorge Edwards.

La caja del instituto resguarda objetos como relojes, pulseras, estatuillas de mármol, partituras, cartas, manuscritos, libros, entre otros.

«La verdadera riqueza de un país es su cultura. En este caso no solo la de España, sino la de toda la comunidad de nuestra lengua», dijo el autor de Marzo anterior en su discurso el día que depositó su legado en el instituto.

José Balza, que cumplió 80 años el 17 de diciembre, es el primer venezolano que deposita su legado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes | Archivo

El escritor también fue homenajeado en la Casa América de Madrid y en la Universidad de Salamanca.

Sandoval destaca la importancia de la IV Feria del Libro del Oeste de Caracas UCAB. El encuentro reivindicó las ferias de Chacao, Valencia y la Filcar, que volvieron a ser suspendidas. Asistieron los escritores Kader Abdolah y Janny Van Der Molen en representación de Holanda, país invitado, así como los españoles Verónica Aranda y Roberto A. Cabrera. «Fue la única feria que se hizo este año en Venezuela. Modesta, pero muy calurosa», indicó Sandoval.

Ramírez Requena recuerda además que en la lista «Cien años, cien libros de escritoras en español» de la revista cultural Arcadia aparecieron tres autoras venezolanas. Victoria De Stefano con Historias de la marcha a pie, Teresa de la Parra con Ifigenia y Memorias de mamá blanca y Yolanda Pantin con País.

«Es particularmente importante que esté De Stefano, probablemente nuestro mejor escritor vivo, sin menoscabar la labor de alguien como Ednodio Quintero, Ana Teresa Torres y José Balza», expresó.

Alberto Hernández, por su parte, resalta que el Premio Anual Transgenérico se siga manteniendo con los años, «pues da a conocer lo mejor del país y sus ediciones son muy hermosas».

Mientras que Infante subraya la edición en Madrid de Caracas muerde de Héctor Torres: «Un importante reconocimiento a su sólida carrera como cronista«.

Este año se publicó la edición española de Caracas muerde de Héctor Torres | Archivo

Resistencia editorial

A pesar de la falta de festivales, de que las editoriales extranjeras han dejado el país y del cierre de librerías, todavía hay editoriales venezolanas que siguen publicando.

Tal es el caso de Eclepsidra, un sello sin fines de lucro que logró editar cinco títulos: Confesiones de un átomo de Jorge Cracco; A fuego de jazz de Rodrigo Lares Bassa; Rafael Arráiz Lucca: de la vocación al compromiso, un diálogo entre Carmen Verde Arocha y el historiador y poeta; Polifemo de Erik Del Búfalo y Gregor McGregor, rey de los mosquitos y otras obras de Lupe Gehrenbeck.

«Cada vez es más difícil conseguir patrocinantes, pagar imprentas por los altos costos. Este año, debido al esfuerzo que hicimos y al reconocimiento que tiene Eclepsidra, conseguimos colaboración de algunas empresas«, dijo Verde Arocha.

Para Federico Prieto, editor de Fundavag, el panorama editorial ha seguido en movimiento en medio de la crisis. «Aún hay editoriales que siguen apostando por el país. Producen obras literarias importantes. Por supuesto que no es un gran momento editorial. Muchas librerías han cerrado, el mundo del libro es complicado».

Fundavag lanzó este año el poemario Rua São Paulo de Jesús Montoya y Canaima de Rómulo Gallegos, una edición especial que cuenta con un ensayo de Horacio Biord.

Alberto Barrera Tyszka y las libreras Andreína Melo y Marina Bockmeulen dieron a conocer en julio la editorial Curiara, un proyecto que surgió con la idea de publicar en el país novedades que, debido a la crisis, no suelen estar disponibles en las librerías.

Los dos primeros libros de Curiara fueron la novela Mujeres que matan de Barrera Tyszka y la narración histórica Hija de revolucionarios de Laurence Debray. Ambos cedieron sus derechos para que sus obras se distribuyan en Venezuela.

Junto con Andreína Melo y Marina Bockmeulen, Alberto Barrera Tyszka creó la editorial Curiara | Archivo

Libros del Fuego más que en publicaciones se enfocó en asistir a ferias como las de Medellín y Buenos Aires, así como a la prestigiosa Feria del Libro de Fráncfort, en la que participó en una serie de talleres y charlas. «Para quienes estamos en el mundo editorial estar en Fráncfort es un sueño cumplido«, aseguró el editor Alberto Sáez.

Publicaron dos reediciones: Santiago se va de José Urriola y A la brevedad posible de Luis Yslas.

El sello Madera Fina reeditó The Night luego de que Blanco Calderón ganó el Vargas Llosa. «Hicimos un gran esfuerzo porque publicamos 1.000 ejemplares. Para una editorial tan modesta constituyó un esfuerzo tremendo», dijo Carlos Sandoval.

Con el diseño y la edición de Faride Mereb, Letra Muerta, una editorial que destaca por sus rigurosos diseños, presentó fuera y dentro del país dos títulos de poesía de su colección Contemporáneos: [A Love Supreme] Shakespeare: variaciones de Adalber Salas Hernández y Pavesa de Gabriela Kizer.

«Consideramos que el panorama editorial en Venezuela es cada vez más cuesta arriba, y creemos que las complicaciones seguirán aumentando en lugar de disminuir. Pese a los tiempos actuales, se sigue haciendo un esfuerzo por editar literatura –poesía en particular– y ese esfuerzo se materializa a través de libros cuidados, bellos y, en su mayoría y contra todo pronóstico, impresos en papel», dijo Graciela Yáñez Vicentini, gerente cultural y correctora de Letra Muerta.

@Isaacgonzm

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