Si juntamos los pies, alzamos los talones y nos inclinamos hacia adelante sobre los dedos, ¿qué sucede? Perdemos el equilibrio, nos abalanzamos contra lo que tengamos enfrente. Es imposible una vida normal si no estamos firmes con los dos pies sobre la tierra. Igualmente sucede si levantamos los dedos, nos apoyamos solo en los talones y nos inclinamos hacia atrás.
Algunos psicólogos utilizan el primer caso para ejemplificar la excesiva anticipación ante los acontecimientos de la vida, que es uno de los motivos recurrentes de la ansiedad. El segundo, muestra la inseguridad que provoca anclarse en el pasado. Como he hablado en otras ocasiones sobre el error de vivir instalados en el ayer, ahora me centraré en los peligros de anticiparnos excesivamente.
¿Has pensado alguna vez que dentro de diez años podrían despedirte del trabajo, que tus hijos podrían enfermar y morir antes que tú o que debes aguantar las malas formas de tu actual pareja porque quién sabe si luego encontrarás a alguien que te acompañe?
Todos alguna vez nos hemos anticipado descontroladamente, porque creemos que hacerlo nos prepara mejor para el futuro y que podemos remediar incluso aquello que jamás nos sucederá. Es el vivo retrato de cuando unimos los pies y nos apoyamos solo en los dedos. Una vida incómoda, tambaleante, regida por miedos irracionales.
Cuando terminé mi relación laboral con CNN en Español, algunas personas me preguntaron si ya tenía apalabrado otro canal de televisión. Mi respuesta fue la de siempre: «No, yo abrazo la incertidumbre».
La vida es el juego de caminar constantemente sobre una cuerda floja. Si miramos hacia abajo, tomamos conciencia del vacío al que podríamos caer. Esa es la incertidumbre, porque el que no está dispuesto a abrazar la incertidumbre y los cambios constantes, tendrá que quedarse en el piso. No crecerá.
La única forma de avanzar es abrir nuestros brazos y caminar. Desde allí veremos despedidas, celebraciones, nacimientos, pérdidas… Un poco de todo, como la vida misma.
No hay ayer ni mañana, solo existe el hoy. Ocuparse, preocuparse y anticiparse excesivamente son conceptos diferentes. Mi mensaje no invita a una vida despreocupada del futuro. Ahorrar dinero, seguir aprendiendo hasta el último día, preparar a nuestros hijos para la vida y diseñar estrategias de desarrollo a corto, medio y largo plazos siguen siendo ineludibles para la raza humana.
En la novela Cumbres borrascosas, Emily Bronte escribió: «Es una tontería lamentarse de una desgracia con veinte años de anticipación». A lo que añado hoy: y una causa más de la epidemia actual de ansiedad.
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