Por décadas se ha considerado que el momento cumbre de la vida de un ser humano sucede al momento de tener hijos. El hecho de convertirse en padres es definitivo y crucial para la pareja. Desde el inicio del embarazo surgen emociones y sensaciones que se van acomodando con el tiempo.
La vida sexual de la pareja no queda exenta de los cambios que tener un hijo promueve. Esto implica la búsqueda de nuevas formas de encuentro para procurar no perder los momentos más íntimos, reseña el porta Infobae.
Durante los primeros meses después del parto hay una fase de recuperación que debe atravesar la mujer, este es un lapso psicológico que el cuerpo femenino necesita para restablecerse del gran esfuerzo que le llevó dar a luz. Las prioridades de la pareja pasan a ser otras y giran en torno al hijo.
Aunque se cree que la llegada de un hijo es algo que pasa y que luego vuelve a la normalidad con el tiempo, la realidad indica que el cambio de la vida en pareja se mantiene para siempre. Se deja de pensar como matrimonio para pensar como familia.
Sin embargo, esto no significa que se perderá la intimidad. Especialistas en el tema de familia aseguran que debe haber una planificación para enfrentar estos cambios.
Si se asume la vida con hijos desde la organización, los nuevos desafíos pueden manejarse.
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