Miguel Rojas, parador en corto de los Marlins de Miami, comentó en una entrevista con La Plantilla en Radio que la experiencia de dirigir el equipo de los Pez Espada le demostró que podría ejercer como timonel en el futuro.
“Una experiencia única, creo que no es solo tener la oportunidad de ser el manager por un dia, sino que también te den esa confianza de poder hacer el lineup y realizar los movimientos de un equipo de Grandes Ligas”, dijo.
Sin embargo, no todo es fácil para un dirigente y a medida que se va acercando el final del encuentro las cosas se ponen más rudas.
“En el sexto y el séptimo inning las cosas se pusieron duras; era el momento de hacer movimientos, y mis coaches no sabían lo que hacía”, indicó.
Uno de los momentos más emotivos de la temporada de los Marlins le tocó en ese encuentro. El sacar a Martín Prado del juego fue un retiro del Marlins Park.
“Para nadie es un secreto que Martín Prado para mí ha sido una persona que me ha ayudado tanto dentro como fuera del terreno; pero bueno, nos tocó compartir ese último momento como Marlins”, añadió. “No importa lo que pase en su carrera, o lo que vaya a decidir, su carrera es una trayectoria intachable”.
El campocorto recalcó que tenía que compartir un momento como ese, que lo aplaudieran y vitorearan su nombre dentro del campo.
Un tiburón en aguas cortas
El jugador de las paradas cortas llegó a temprana edad con los Tiburones (17 años de edad) y desde el momento en que se vistió de salado su juego cambió.
De la mano de Carlos Subero y Phil Regan las cosas fueron determinantes para su guante, y eso lo llevó a que lo consideren uno de los mejores defensores de esa posición.
“He tenido la oportunidad de aprender, desde Carlos Subero, que fue mi primera oportunidad con La Guaira. Posterior a la salida de Subero, Reagan me dio esa confianza en el shorstop”, recuerda.
“A raíz de Carlos fue que me di cuenta de que necesitaba lentes. En una práctica me comentó que por qué no me había movido para un lado si el pitcheo era un quebrado, y yo le dije que desde el short no veía eso. En ese momento me dijo que fuera a revisarme a la vista porque hasta que no viera la seña, no iba a jugar más”.
El juego del Mirandino creció de forma sorprendente. Su capacidad de llegarle a las pelotas entre tercera y short hacen que su guante deslumbre por encima de otros.
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