Picazón, ardor y resequedad son frecuentes en las alergias, también estornudos, ojos que lloran, todos síntomas que ocasionan molestias y fastidio.
Muchas veces una rutina que alimente la dermis y refuerce la barrera cutánea es suficiente para prevenir rojeces, descamaciones, piel áspera y otras señales.
La primavera es el momento en que la piel reacciona con mayor intensidad. ¿Por qué? Hay una mayor cantidad de sustancias alergénicas en el ambiente, como el polen -que también puede provocar conjuntivitis, rinitis, dificultades respiratorias, eczemas y crisis asmáticas-, además de insectos, ácaros del polvo, caspa de mascotas, moho o humedad.
Si bien las alergias no siempre pueden evitarse, sí se puede preparar la piel en forma adecuada, evitar exposiciones innecesarias y tratar precozmente los brotes.
Las zonas foto expuestas suelen irritarse más. Entre ellas pies, cara, cuello, nuca, manos y escote. Sin embargo, en personas con dermatitis atópica los pliegues detrás de las rodillas o en los brazos son los más afectados. También hay que tener en cuenta zonas de contacto con botones, metales, costuras, elásticos, y el uso de perfumes.
Las molestias suelen aparecer como eczemas, engrosamiento de la piel, grietas, enrojecimiento, ampollas o granitos y casi siempre con un prurito muy intenso, que empeora a la noche y con el calor, lo que altera notablemente la calidad de vida.
Cuatro básicos del día a día
Humectación: Es fundamental y puede hacerse con aceite de almendras, oliva, sésamo, aloe vera, entre otros, que ayudan a mantener la barrera cutánea indemne. Las vitaminas A y E colaboran con las defensas de la piel, incrementan la hidratación, aportan flexibilidad y actúan de manera preventiva.
Limpieza: Es necesaria una correcta limpieza de la piel con lociones o jabones hipoalergénicos, que imitan a los jabones, pero su composición química es menos irritante.
Como lo principal es mantener la piel hidratada, es necesario evitar la exposición exagerada al agua y al uso del jabón. Por eso las duchas deben ser rápidas y con agua preferiblemente tibia, usar jabones neutros y secar suavemente con la toalla, luego aplicar una crema corporal nutritiva.
No es conveniente lavarse permanentemente las manos o hacer la limpieza y las tareas del hogar sin guantes. Hay que estar atentos a los cambios bruscos de clima, la sequedad extrema, el aire acondicionado, el humo del cigarrillo, entre otros, porque son agentes que exacerban y empeoran los cuadros alérgicos de la piel.
Maquillaje: Siempre hay que elegir aquellos hipoalergénicos, testeados y con texturas livianas para mantener el equilibrio epidérmico. Si bases, correctores, sombras, rubores o labiales no cumplen con estos requisitos es probable que empeoren los casos de sensibilidad irritando la piel aún más.
Antes del maquillaje, es importante la adquisición de hábitos de limpieza facial de rutina diaria, incluyendo tónicos descongestivos (sin alcohol) y cremas hidratantes.
Protección: Son claves para el cuidado de la piel, pero deben cumplir con algunos requisitos previos, como ser de amplio espectro contra las radiaciones UVB y UVA y contener filtros físicos y químicos para aumentar la protección. Algunos pueden tener componentes que dan alergia como es la oxybenzona. En caso de tener la piel sensible, hay que evitar los productos que tengan este filtro.
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