El ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva dejó este viernes la cárcel donde cumplía una condena por corrupción desde hacía 1 año y 7 meses, en la ciudad de Curitiba (sur), tras una decisión de la Corte Suprema adoptada anoche.
Lula, de 74 años y que ahora recurrirá su condena en libertad, salió a las 17.41 hora local (20.41 GMT) de la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba, capital del estado de Paraná. Estaba recluido desde el pasado 7 de abril de 2018.
El ex mandatario (2003-2010) abandonó el local a pie, acompañado por sus abogados. También se encontraba con su actual pareja, Rosangela da Silva, y algunos de sus principales correligionarios. Salió entre los vítores de los cientos de simpatizantes que llegaron hasta los alrededores de la sede policial para recibir al líder socialista.
“¡Lula libre!¡Lula libre!”, gritaban los seguidores de un Lula vestido de traje y que se fue directo hacia ellos, tras abrazar a algunos de sus familiares en la puerta de la sede de la Policía Federal.
Después escuchó el himno de Brasil, cantado por sus simpatizantes, recibió algunos regalos de militantes y repartió más abrazos visiblemente emocionado.
El juez Danilo Pereira Jr, de la 12ª Sala Criminal de Curitiba, decretó poco antes su libertad. Fue con base en una decisión del Supremo Tribunal Federal, que anoche declaró inconstitucional la prisión de una persona condenada antes de que se agoten todos los recursos en la Justicia. Tal es el caso de Lula y de otros cerca de 5.000 presos.
Lula cumplía una pena de 8 años y 10 meses de prisión, ratificada en tres instancias diferentes, por corrupción pasiva y blanqueo de capitales. Esto ocurre tras haber sido hallado culpable de recibir un apartamento en el balneario paulista de Guarujá a cambio de favores políticos a la constructora OAS.
Ahora esperará en libertad hasta que agote todos los recursos disponibles en el sistema judicial brasileño, según decidió el Supremo en la víspera en una votación ajustadísima (6-5).
La máxima corte del país anuló en la víspera su propia jurisprudencia. Estaba vigente desde 2016 y a través de esta se autorizó ejecutar una pena de prisión después de que esta se confirmara en segunda instancia. Aún quedan dos apelaciones pendientes en tribunales superiores.
La víctima
La decisión le abrió las puertas de la cárcel al líder del Partido de los Trabajadores (PT), quien afronta un total de nueve procesos abiertos con la Justicia, en dos de los cuales ya fue condenado.
Además de la condena por el conocido como ‘caso triplex’, sobre Lula ya pesa otra pena a otros 12 años y 11 meses de cárcel en un caso muy similar. Pero dictada hasta ahora en primera instancia y aún no confirmada en la segunda.
Lula se dice víctima de una persecución que intenta evitar su vuelta al poder.
Aunque ahora quede en libertad, Lula sigue estando impedido de concurrir en unas elecciones. La ley brasileña impide que condenados en segunda instancia, como es su caso, puedan presentarse a un cargo electivo.
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