La española Conchita Martínez dejó de ser entrenadora de la jugadora checa Karolina Pliskova, con quien ha estado trabajando durante algo más de un año.
Ambas lo anunciaron en las redes sociales. “He decidido no trabajar más con Conchita. Ha sido una dura decisión porque la temporada fue buena. Gracias por todo este año y te deseo lo mejor. La vida continua”, señaló Pliskova.
-
Croacia no contará con Marin Cilic para la Copa Davis
-
El VAR llega al tenis por primera vez con un español como protagonista
Con Martínez, Pliskova logró las semifinales del Abierto de Australia y cuatro títulos WTA (Brisbane, Roma, Eastbourne y Zhengzhou) y acabó la temporada en el segundo puesto de la clasificación mundial.
“Solo una pequeña nota para informaros que Karolina y yo hemos decidido tomar caminos diferentes la próxima temporada. Ha sido un año increíble lleno de grandes momentos y emociones. “Deseo a Kaja y a su equipo lo mejor para el futuro”, señaló por su parte Conchita.
Wimbledon en el recuerdo
Martínez logró el título en el Abierto de Wimbledon en 1994. Un lustro después del triunfo de Arantxa Sánchez Vicario en Roland Garros, otra tenista española conseguió llegar a lo más alto.
Fue el 2 de julio cuando con solo 22 años de edad Martínez se convirtió en la primera jugadora española en ganar en la hierba londinense. 6-4, 3-6, 6-3. Y venciendo en la final nada menos que a una de las mejoras jugadoras de todos los tiempos, Martina Navratilova, que por entonces tenía 38 años.
En aquella final, la reina de la pista londinense buscaba su décimo título en el All England Club. Pero había una aragonesa dispuesta a impedírselo.
Por aquel entonces la hierba era un escenario complicado para las tenistas españolas, pero la semifinal alcanzada por Conchita el año anterior había cambiado la mentalidad con la que afrontar el reto.
Se podía ganar. Además, aquel año el torneo había comenzado con una sorpresa descomunal: Steffi Graff, Su verdugo en el torneo anterior, había sido eliminada en primera ronda. Las posibilidades se multiplicaban. La española venía de ganar a Navratilova en la final de Roma. Aunque fuera en tierra batida, esa victoria suponía un plus de confianza. La checa, nacionalizada estadounidense, era muy buena, la mejor en hierba. Pero no era invencible.
La final duró dos horas. Conchita Martínez había ganado a otras dos estadounidenses: Lindsay Davenport en cuartos de final y Lori McNeill (verdugo de Steffi Graff en primera ronda), con quien jugó un épico tercer set que acabó con 10-8 a favor de la española. Pero Conchita no permitió que el cansancio acumulado le pesara en las piernas el día de la final. Era su día. Era su final. Y estuvo a la altura.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional