La sociedad boliviana le envió un ultimátum a Evo Morales para que renunciara a la Presidencia de Bolivia; los ciudadanos no se calaron el intento de fraude electoral organizado, planificado y ejecutado por el tirano y están decididos a jugárselas contra el sátrapa.
Y así como en Bolivia hay un ultimátum en contra del usurpador de aquel país, en el continente se respira un ambiente turbio y de movilidad ciudadana.
Muchos se han quedado con la mala noticia de la victoria de Alberto Fernández y de Cristina Fernández, materializando la vuelta del kirchnerismo al poder en Argentina, pero no se han sentado a evaluar más allá de este proceso.
Por ejemplo, la llegada del nuevo presidente de El Salvador ha dejado bien en claro cuál es su política internacional al reconocer a Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela y desconocer a Nicolás Maduro como representante del Estado venezolano.
A tal punto de que las nuevas autoridades de El Salvador le lanzaron un ultimátum a los representantes de la usurpación en aquella nación para su salida inmediata del territorio. Además, en Uruguay, la izquierda fue forzada a ir a una segunda vuelta electoral presidencial, en la que lo más seguro es que las fuerzas conservadores y de derecha se impongan contra el Frente Amplio.
Es decir, allá en la tierra de ese socialista venerado y endiosado como es Pepe Mujica, la izquierda sufrirá un histórico revés, al perder frente al liderazgo democrático de Luis Lacalle en el repechaje.
Lo cierto es que mientras los voceros de la izquierda venezolana celebran por las protestas en Ecuador, Perú y los resultados en Argentina, no se dan cuentan de que están a punto de perder a sus aliados en Bolivia y Uruguay, como ya perdieron a El Salvador.
Mientras ellos felicitan a Cristina Fernández de Kirchner, se le empiezan a ir las costuras al fraude de Evo Morales en Bolivia y los demócratas se unen monolíticamente en Uruguay para vencer al Frente Amplio.
Es decir, por más patadas de ahogado que represente Alberto Fernández en Argentina y el innombrable Andrés Manuel López Obrador en México, la izquierda está en pleno ocaso a pesar de que ellos no lo quieran admitir.
Y frente a este panorama, los venezolanos deberíamos retomar la vanguardia de la lucha y enfocarnos en retomar la ruta del coraje, para así cumplir con la estrategia del cese de la usurpación, instauración del gobierno de transición y la convocatoria de elecciones libres. En otras palabras, lanzar nuestro propio ultimátum al usurpador criollo.
Es la hora, no podemos seguir perdiendo el tiempo. Los ciudadanos deben movilizarse, la Asamblea Nacional debe seguir adelante con los temas del TIAR, el nombramiento de los legítimos Poderes Públicos del Estado, que aún están en deuda, y en la conformación de una coalición internacional humanitaria para salvar a Venezuela.
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