Continúan siendo favorables las condiciones sociopolíticas para un cambio político. Se agotó el tiempo del régimen usurpador, después de 20 años de dolosa destrucción espiritual y material de la nación venezolana, para cualquier rectificación. El modelo, ya se sabe de sobra, es comunista, perverso y no sirve.
En 1988 el pueblo se pronunció soberanamente por más democracia y concedió al efecto un cheque en blanco a un militar felón e histrión, que condujo al país a la deriva al imponer un modelo restrictivo que para el día de hoy se caracteriza como totalitario y criminal.
El régimen optó después de la patraña demagógica por el comunismo y le dio la patada histórica a la República de Venezuela. Asistimos al exterminio de una población indefensa, sufrida y desnutrida y registramos su desplazamiento obligado a otros países para tratar de sobrevivir y alcanzar los bienes básicos de libertad, trabajo, comida y salud.
Padecemos la crisis más profunda en la historia republicana. Uno de los objetivos clave de la corporación criminal ha sido la destrucción cultural, pasto idóneo para aniquilar la conciencia crítica-histórica del venezolano y dejarlos flotando en el aire sin que pueda asirse a los principios y valores republicanos, todo lo cual va conformando un ambiente duro de precarización propiciador a su vez del dominio absoluto.
Los forajidos-usurpadores privatizaron el Estado y estatizaron la sociedad. Despojaron de conciencia cívica al noble pueblo venezolano y hacen lo imposible por erradicar el genoma moral de la sociedad.
En el Líbano se acaba de producir una crisis gubernamental por la corrupción imperante que llevó al primer ministro a renunciar y cuando dejó el poder formuló una declaración que contrasta con la insuficiencia ética del régimen que aquí lo usurpa. Expresó: “Nadie es más grande y está por encima del país”.
Los depredadores de la democracia execraron a más de 30 diputados legítimos de su curul en la AN. Rechazamos por tanto la presencia en el Parlamento de ex diputados chavistas que en la mañana sesionan en la espuria ANC y en la tarde pretenden hacerlo desde una curul que no les pertenece en la AN legítima.
No tiene justificación la conducta tolerante y la inconstitucionalidad asumida por la junta directiva de la Asamblea, cuando desvían sin explicación alguna la ruta y la estrategia contenidas en la ley constitucional que es el Estatuto de la Transición.
El pueblo se niega a asistir a unas elecciones convocadas bajo la tutela de los usurpadores, su visión es muy clara y determinante, lo que desea es el cambio político y la salida del régimen y no aceptará subterfugios que entrañen ganar tiempo a la usurpación. La celebración de unas elecciones sin condiciones, nos arrastrarían a una crisis institucional peor. El Parlamento nos debe una explicación.
¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!
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