Eran las 10:00 pm y el resultado ya parecía irreversible. Mauricio Macri marcó el teléfono de Alberto Fernández para conceder la derrota, felicitarlo e invitarlo a desayunar con él en la Casa Rosada.
“En política a veces se gana y a veces se pierde”, le dijo el presidente a su sucesor, poco después de empezar el contacto.
A diferencia de la hostilidad que marcó sus encuentros públicos en los debates de los últimos dos domingos, esta vez, con el resultado jugado, pudieron hablar con buen tono. Los dos se esforzaron por ser cordiales, según relataron fuentes cercanas a los dos candidatos.
Decidieron que la primera reunión entre ellos sea a solas. Acordaron en designar un equipo de colaboradores que se encargue de coordinar el traspaso del mando.
Quedaron en verse este lunes, a eso de las 8:30 am, para una foto que, a juicio de ambos, ayudará a que la transición sea colaborativa.
“El resultado más ajustado de lo que anunciaban, con Macri reteniendo una fortaleza importante, ayudará a que baje la tensión en este proceso que se abre hasta el 10 de diciembre”, dijo una fuente del gabinete nacional.
El diálogo duró menos de cinco minutos. Por primera vez Macri y Fernández hablaron con una actitud positiva.
Equipos de trabajo
Rogelio Frigerio y Hernán Lacunza serán los hombres de Macri para hablar con el equipo de Fernández, que en la mañana del lunes llevará a la Casa Rosada la lista de nombres que lo representarán.
Frigerio ya habló con Fernández y con dos casi seguros ministros, Felipe Solá y Eduardo De Pedro.
La intención de Fernández es que Macri le permita tener una voz en las medidas económicas que tengan que tomarse en los próximos días.
Le preocupa sobre todo que se cuiden las reservas del Banco Central, a donde espera colocar un representante en estos 45 días que quedan hasta su asunción.
La charla telefónica entre el ganador y el perdedor terminó con una felicitación mutua y con la promesa de trabajar racionalmente de acá a diciembre.
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