Un tratamiento médico de 32 días recibió José José para recuperarse de una de sus tantas recaídas en el alcohol, esa vez provocada por la depresión luego de su divorcio de la actriz mexicana Anel Noreña, con quien estuvo casado entre 1976 y 1991.
Después de aquel tormentoso proceso pudo, por fin, venir de nuevo a Venezuela, en noviembre de 1993; una visita que se había cancelado varias veces desde diciembre del año anterior por su deteriorado estado de salud.
Aunque su relación con los espectadores venezolanos fue accidentada, decidió empezar su gira internacional en el país porque consideraba que el público y la crítica local eran de los que más le habían apoyado, afirmaba su manager en Caracas, Gustavo Ricardo.
El tour, que sirvió para promocionar el disco 40 y 20, comenzó en el Hotel Tamanaco, en la capital, y continuó en Barquisimeto, Maracaibo, Puerto La Cruz y Maturín. Cerró con una actuación especial en la entrega del premio Meridiano de Oro, el 27 de noviembre.
Al llegar a Venezuela, José José, recuperado y animado, se mostró desbordante de simpatía en una rueda de prensa a la que llegó casi una hora tarde. No se cohibió al hablar de su salud: «Estuve internado en una clínica en Minnesota por mis problemas con el alcoholismo. Ahora he retomado mi carrera de la mano del compositor Roberto Livi».
También habló abiertamente de su situación personal. Afirmó que su vida había cambiado drásticamente cuando acabó su matrimonio, el cual, dijo, intentó recuperar por todos los medios.
«Pero fue en vano, así que decidí cortar por lo sano y ofrecer a mis hijos un ambiente de paz y armonía manteniendo con su madre una relación amistosa y cordial. Sin embargo, esos problemas que enfrenté me hicieron recaer. Por eso estuve en un programa avanzado para el alcoholismo. No crean que es fácil para mí reconocer todo esto. Pero ahora tengo una responsabilidad mayor para quienes, como yo, sufren de este mal», expresó.
Fue siempre dura y dramática la vida de José Rómulo Sosa Ortiz, el Príncipe de la Canción, fallecido el 28 de septiembre a los 71 años de edad por complicaciones derivadas del cáncer de páncreas.
Duros y dramáticos fueron también los momentos que vivió su familia después de su muerte. A solo dos días de su fallecimiento, sus hijos mayores denunciaron en Miami, donde vivió el músico sus últimos años, que no conocían el paradero del cuerpo de su padre.
José Joel y Marysol Sosa (fruto de la relación del cantante con Anel Noreña) afirmaron públicamente que visitaron una funeraria, un hospital y una comisaría y no dieron con los restos del intérprete. Tampoco habían podido comunicarse con Sara, la hija menor de José José que tuvo con Sara Salazar.
Después comenzaron los desacuerdos sobre dónde debían reposar los restos del artista: Estados Unidos o México. Y tras una serie de discusiones, en las que hasta intervino el gobierno mexicano, los hermanos resolvieron que el cuerpo fuera cremado y que las cenizas se repartieran entre Ciudad de México y Miami.
El cantante decía que vivía cada una de sus canciones. «Hay unas mil en mi repertorio y puedo asegurar que me ha ocurrido lo que cuenta cada una de ellas. La única que no he vivido es una llamada ‘Volcán’, que narra la historia de un señor mayor que se enamora de una jovencita».
Un joven muy pavito
La primera vez que José José vino a Venezuela ya era un ícono gracias al reconocimiento que le valió su interpretación de «El triste”» en el II Festival Mundial de la Canción Latina, que se celebró en el Teatro Ferrocarrilero de México en 1970.
El cantante, de entonces 22 años de edad, quedó en tercer lugar. La artista venezolana Mirla Castellanos logró el segundo puesto por «Con los brazos cruzados» y la brasileña Cláudya obtuvo el primero por su interpretación de «Canção de amor e paz».
Castellanos, la Primerísima, recuerda que cuando vio a José José le pareció muy joven, «muy pavito».
Ese «pavito», delgado y de cabello desordenado, con apenas un año de carrera como solista, estuvo en la redacción de El Nacional el 11 de noviembre de 1970. Al día siguiente debutaría en una revista musical y permanecería en Caracas durante ocho días. Después viajaría a México para filmar la telenovela Mi primer amor, al lado de la cantante y artista chilena Nadia Milton.
«Si no fuera por la humanidad yo no estaría en este sitio. Gracias a Dios todos me quieren y me claman como si tuviera algún parentesco familiar con ellos. Es hermoso saberse querido por un público que siente, en lo más profundo, la canción romántica», dijo.
Contó que antes de convertirse en intérprete trabajó en una litografía como ayudante de fotografía en la selección de los colores. Pero no ganaba suficiente para mantener a su mamá, Margarita Ortiz. Luego compartió el trabajo con estudios de Contabilidad y Mecánica de Aviación. Hasta que se entusiasmó a cantar serenatas en la calle para ganar dinero. El hambre lo obligaba.
Con el tiempo aparecieron «El triste» y «La nave del olvido» y la historia fue otra, aunque a los 22 años José José no aceptaba que dijeran que era el número uno de su país.
“Me le das un abrazote”
Castellanos, que tuvo una relación muy cercana con José José, lo recuerda como una persona accesible. «No era una estrellota estirada ni nada de esos cuentos feos. Era demasiado agradable, muy agradable», lo describe.
Evoca una anécdota de «La nave del olvido», canción que dio a conocer Mirtha Pérez y que luego impulsó aún más la carrera de José José.
«Recuerdo que una vez tuvimos una cena en casa de unos amigos, creo que en El Hatillo. Él (José José) vino con su esposa y yo con mi manager. Esa noche me dijo: ‘Si ves a Mirtha me le das un abrazote de mi parte, que la quiero mucho. Yo sé que esa es su canción (‘La nave del olvido’), y gracias a ese tema, que ella difundió, yo me hice más famoso todavía’. Muy lindo, muy honesto de su parte», cuenta la artista.
«Lamento mucho su desaparición. Es muy triste su partida. Su vida fue muy fuerte, como todos saben», agrega.
La última vez que Mirla Castellanos compartió con él fue en el año 2000 en esa casa de El Hatillo. «Lo vi bien, nunca lo vi acabado. Nos dieron una comida divina. Luego ya no nos volvimos a ver, creo que porque estaba un poquito malo”.
La Primerísima señala que José José reunía varios elementos que le convirtieron en un gran intérprete: «Primero, su voz. Frank Sinatra decía que tenía una voz espectacular, no muy dada a repetirse en otros cantantes. Era un gran romántico, tocaba bajo, sabía manejar su garganta, los tiempos. Sabía interpretar las canciones y en escena no era como otros artistas que se mueven y caminan. Él se dedicaba a vender su canción romántica para los amorosos y despechados, y por eso se sintieron identificados. Se rodeó de muy buenas piezas, muy buenos arreglos y bellísimas letras».
Del Teresa Carreño a Mata de Coco
Las presentaciones del Príncipe de la Canción en Venezuela fueron atropelladas.
En abril de 1986, luego de 16 años sin actuar en vivo en el país, cantó por primera vez en el Teatro Teresa Carreño, que él mismo definía como uno de los mejores escenarios de América Latina. «Tan importante como el Bellas Artes de México, donde no me he presentado aún. Preparar un show en este lugar es como preparar uno para el Radio City Hall», dijo en esa oportunidad.
Pero el concierto no fue lo que se esperaba. Tuvo problemas con su voz y se vio obligado a suspender la gira que tenía prevista en Venezuela, que ese año incluía actuaciones en Maracaibo, Barquisimeto y el Poliedro.
Un año después, cuando vino para cantar en el Estudio Mata de Coco, explicó que tenía una bronquitis «espantosa».
«En verdad no me gusta cancelar mis presentaciones, puesto que como he sido una persona que se ha recuperado del alcohol, comienzan las habladurías que insisten en que no me presenté porque estaba en mal estado. Eso se presta a malos entendidos. Prefiero incluso que digan que canté mal, pero no que estaba pasado de tragos y que por esa razón no salí al escenario», indicó el cantante, que acababa de cerrar un tour en Israel.
Ese día estaba engripado, pero manifestó su deseo de exponer sus cualidades vocales en Mata de Coco. «Quiero demostrar aquí que puedo cantar mucho tiempo».
Tampoco pudo exhibir una buena actuación en el teatro de La Castellana.
Una reseña de ese año firmada por la periodista Graciela Beltrán Carías señala: «Los bolsillos de las personas que pagaron 500 bolívares la entrada en el Estudio Mata de Coco al final del espectáculo se sintieron sacudidos. No vale la pena ser muy explícitos. El show fue un desastre. Su voz lucía bien, pero su talento no era tierra firme. La noche no terminó feliz, el público se disgustó».
Vino otra vez en febrero de 1990, luego de haberse sometido a una intervención quirúrgica en la garganta, para grabar el videoclip de su canción «Amnesia».
«Me siento muy bien de salud. La operación me afectó y por eso tomo clases de canto. Aunque estoy recuperado, debo cuidarme constantemente», dijo.
Regresó en julio de ese año para promocionar su disco En las buenas… y en las malas. Comentando que estaba «pasadito de peso», se abrió otra vez para hablar sobre su salud y sus problemas personales, así como de la posibilidad de lanzar un disco con Juan Gabriel, quien justamente se encontraba en Venezuela. «Acabo de encontrármelo en el hotel. Tenemos planes para grabar un disco juntos el año próximo, seguramente será un cañonazo. Podría batir el récord de mi disco con Manuel Alejandro».
Cuando le preguntaron cómo evaluaba sus 25 años de carrera, dijo: «He tenido éxitos y fracasos. Estuve fuera de las listas, perdí mi fortuna, se destruyó mi matrimonio, me convertí en alcohólico y muchas otras cosas. Con este disco celebro 25 años de carrera, y lo más bonito: quiero reestructurar mi matrimonio y estar con mis hijos. Aparte, soy el mayor vendedor de discos de la historia de México, 30 millones de copias en total».
Sobre tal afirmación, alguien le preguntó si había vendido más álbumes que el Divo de Juárez y recalcó: «Más que Juan Gabriel».
José José también reconoció sus errores. Los afrontó con honestidad, afirmó. Después de mucho sufrimiento, vinieron muchos logros. «Vaya que soy un sobreviviente. El maestro Jesús dijo: ‘El que esté libre de pecado que tire la primera piedra’. En ese sentido, yo me quedo callado».
@Sasamendoz
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional