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¿Venezuela o Perú? La tensión política en Bolivia amenaza la economía

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Evo Morales suele enorgullecerse de sus logros económicos. Hace 14 años que el país crece a un ritmo de 4% o más. La pobreza se redujo a la mitad y hay una enorme cantidad de obras de infraestructura.

Pero el cimbronazo político que se desató luego de las elecciones plantea el interrogante de qué pasará con la economía. ¿Bolivia podrá ser como Perú, un país en el que política y economía marchan por carriles separados? Allí los ex presidentes terminan presos, el Ejecutivo disuelve el Congreso, pero la situación económica sigue estable. ¿O seguirá en cambio el camino de Venezuela, donde política y economía formaron una alianza letal que terminó hundiendo al país en la recesión con récords mundiales de inflación?

“Son tres modelos económicos totalmente diferentes, por eso los resultados también han sido distintos”, explicó a La Nación Luis Carlos Jemio, ex ministro de Economía durante el gobierno del ahora candidato opositor de centroizquierda Carlos Mesa (2003-2005).

“El de Venezuela es un modelo estatista, donde Hugo Chávez salió a nacionalizar todo tipo de empresas de forma compulsiva. Y la falta de seguridad jurídica provocó la salida masiva de inversiones. La bonanza se basó únicamente en el precio favorable del petróleo. Por eso allí marchan juntas la crisis del Estado y de la economía”, explicó Jemio.

La historia de Perú y Bolivia tiene un antecedente común. Los dos países encararon a comienzos de siglo las reformas de mercado que se extendían por ese entonces en la región, favoreciendo las inversiones extranjeras y otorgando seguridad jurídica al sector privado. Perú continuó con ese modelo de una economía mayormente privada, promovió inversiones, diversificó sus exportaciones. Firmó tratados de libre comercio con varios países, que lo obligan a mantener las reglas de juego. “Como Perú tiene una política económica estable basada en el sector privado, y un banco central independiente, no lo afectan los cambios que puede haber en el Estado. Y el peruano común ve los beneficios de este sistema, que lo mantiene a salvo de los shocks políticos”, dijo Jemio.

El ex ministro de Economía señaló que Bolivia eligió en cambio un camino intermedio, entre el de Venezuela y el de Perú.

“El modelo de Evo está parcialmente basado en el Estado. Y le rindió frutos por la bonanza de las commodities, que permitió aumentar el gasto y la inversión pública, y crear empresas estatales. Pero el panorama global cambió y el Estado ya no está en condiciones de continuar con este modelo”, agregó Jemio.

Efectivamente, las reservas internacionales de Bolivia cayeron de 15.000 millones de dólares a 8.400 millones, y la deuda de 5.000 millones de dólares en 2005 pasó a 10.000 millones. Sin embargo, al igual que la mayoría de los economistas, Jemio considera que aunque la crisis política pende hoy como una amenaza sobre la economía, Bolivia está lejos del camino de Venezuela. Aunque el próximo gobierno debe iniciar un cambio de rumbo.

“El Estado ya no puede seguir como líder de la economía. Las empresas de hidrocarburos no aumentaron su producción y las exportaciones de gas a la Argentina y Brasil cayeron 30% en un año. Va a llevar tiempo recuperar la confianza de las inversiones privadas que se fueron, ofreciéndoles seguridad jurídica. Pero es el sector privado de Bolivia el que puede ayudar a diversificar la economía, por ejemplo, a través del agro”, señaló Jemio.

En resumen, en el corto plazo Bolivia se va a comportar como Perú. El dólar está al mismo precio desde 2011, y la actividad no se vio afectada incluso por el paro cívico en marcha. Pero es en el mediano plazo donde se define la coyuntura de uno de los países que más ha crecido en la región.

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