Los brotes del virus del Ébola podrían aumentar en una serie de potenciales situaciones vinculadas al cambio climático, según un estudio publicado este martes por la revista Nature.
Muchos factores influyen en las zoonosis -las enfermedades surgidas en animales y transmitidas a los humanos- como la distribución y la salud de los animales portadores, las tasas de contacto entre humanos y esos animales, y las estrategias de intervención de enfermedades.
En su investigación, los expertos David Redding y Kate Jones, junto con un grupo de colegas de la University College of London, crearon un modelo matemático de la enfermedad del virus del Ébola (EVD), en el que tuvieron en cuenta todos esos factores.
El modelo pudo predecir de forma precisa qué áreas de África han experimentado previamente brotes de esa patología.
Esto permitió a los autores del estudio proyectar zonas cuyo futuro está en riesgo, así como prever la probabilidad de que surjan brotes, algo que puede suceder en sitios afectados por el cambio climático, el crecimiento de su población y las cambiantes prácticas sanitarias.
Los expertos hallaron que en países donde hay calentamiento del clima se incrementan las probabilidades de que surjan más, particularmente en zonas de África occidental y central que previamente no han sufrido ningún brote del virus.
Además, vieron que es 1,6 veces más probable que esos brotes se den en lugares con un desarrollo socioeconómico más lento.
El estudio indica que los anteriores modelos de probabilidades del EVD descuidaron los efectos potenciales de la ecología y el calentamiento global.
Estos hallazgos realizados según el nuevo modelo podrían apuntar a lugares en los que deberían adoptarse tareas de observación para prevenir futuros brotes.
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