Ecuador volvió a la calma, pues se acordó con el movimiento indígena el fin de la crisis, que surgió a causa del furioso rechazo en contra de la eliminación de los subsidios de la gasolina.
Por delante queda la difícil tarea de reparar los daños que causaron 12 días de protestas: millonarias pérdidas, siete muertos y centenares de heridos y detenidos.
Quito fue escenario de violentas protestas por la eliminación de los subsidios a los combustibles, que finalizaron el domingo con un compromiso entre el gobierno de Lenín Moreno y el movimiento indígena, el cual lideró las manifestaciones.
La negociación fue cara a cara, con la mediación de la ONU y la Iglesia católica.
El acuerdo muestra el poder del diálogo pacífico y ayudará a devolver la estabilidad al país, declaró en Twitter el subsecretario interino de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Michael Kozak.
“La protesta indígena generó una fractura que va a ser muy difícil de recuperar”, dijo a la AFP, Pablo Romero, experto indigenista de la Universidad Salesiana. Los aborígenes representan un 25% de los 17,3 millones de habitantes del país.
El Ejecutivo aceptó el pedido de la Confederación de Nacionalidades Indígenas para desmovilizar a miles de sus miembros que llegaron a la capital: derogar el decreto presidencial 883 que eliminó los mencionados subsidios que Ecuador pactó con el FMI.
“Felicito al pueblo ecuatoriano porque lograron una histórica victoria contra el FMI al conseguir la derogación del decreto 883”, expresó en Twitter Nicolás Maduro, señalado por Moreno de implementar, junto a su antecesor y ex aliado Rafael Correa, un plan de desestabilización.
Correa y Maduro se han burlado de estos señalamientos.
Cacería de brujas
Dicho plan conspirador también salpica a allegados de Correa como la gobernadora de la provincia de Pichincha, Paola Pabón, arrestada este lunes.
Las autoridades, además, allanaron la casa del ex asambleísta Virgilio Hernández, y la diputada Gabriela Rivadeneira se refugió el sábado en la Embajada de México en Quito.
Después del acuerdo, Moreno manifestó por Twitter: “¡Se recobra la paz y se detiene el golpe correísta!”.
La medida, con la que el Estado pretendía ahorrar 1.300 millones de dólares al año, generó alzas de hasta 123% en los precios del diésel y la gasolina en el petrolero Ecuador, que afronta una gran iliquidez.
Moreno señaló el lunes en Twitter que se expedirá un nuevo decreto que asegure que los recursos lleguen a quienes realmente los necesitan.
Los aborígenes, que participaron en los derrocamientos de tres mandatarios entre 1997 y 2005, obtuvieron una simbólica victoria, estimó Romero.
Pero también se perdió mucho. “El gobierno, porque se logró ver todas sus debilidades; la Conaie, por la división interna en su cúpula; y el país, por todo lo que significó esta protesta, en particular en Quito, porque nos toca rearmar nuevamente la ciudad”, añadió.
Los alrededores de la casa presidencial, que desde hace una semana está desocupada, pues Moreno trasladó la sede de gobierno a Guayaquil, fueron campo de duras batallas donde se sembró la destrucción. Asimismo, las inmediaciones de la Asamblea Nacional.
Ni el estado de excepción por 60 días pudo frenar a los manifestantes, quienes ocuparon por un momento el hemiciclo del resguardado Congreso, incendiaron el edificio de la Contraloría y atacaron medios de comunicación.
Compromisos con el FMI
El grueso de los nativos regresó a sus comunidades en medio del toque de queda y militarización también impuesto desde el sábado para la capital.
Casi dos semanas duró la eliminación de los subsidios a los combustibles pactados con el FMI, organismo permite a Ecuador acceder a créditos por 4.200 millones de dólares para aliviar el déficit fiscal.
El nuevo decreto en negociación significará que el ahorro no será tan grande como el que se esperaba para evitar un déficit de unos 5.600 millones de dólares en 2019, señaló a la AFP el analista económico Alberto Acosta Burneo.
Sectores sociales se oponen, a su vez, a reformas como la disminución de las vacaciones de los empleados públicos.
“Ecuador tiene que cumplir los compromisos con el FMI porque nadie le va a prestar si es que quiere seguir gastando y quiere seguir viviendo de la deuda”, estrategia aplicada desde 2014, añadió Acosta Burneo.
Las protestas incluyeron incursiones en la Amazonia que derivaron en una caída de la producción del crudo, que se recuperaba de manera progresiva, y la suspensión del bombeo por el ducto estatal, con capacidad para evacuar hasta el Pacífico un 68% de los 531.000 barriles diarios que se extraían.
Los indígenas son el sector más castigado por la pobreza. Con el alza de los combustibles, debían pagar más para transportar sus productos del campo, al tiempo que temían una inflación generalizada.
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