Aida Dogui Moreno entró en el colegio electoral de Menzah I, en la periferia de Túnez con una pequeña sonrisa y algo de decepción al ver las salas prácticamente vacías.
Aida, de 34 años de edad, se estrenó en política en 2010 cuando fundó un movimiento social en la facultad donde estudiaba Ciencias Políticas.
Ocho años después fue candidata al Parlamento como cabeza de lista de su partido Aich Tounis.
«Más de dos terceras partes de nuestro partido son de jóvenes, pero no queríamos excluir a los más mayores ni ser un partido de jóvenes para jóvenes.», explicó.
«Buscar la solución a los problemas cotidianos para una vida mejor, lejos de las ideologías, lejos de los discursos de odio y de palabrerías a los que estamos acostumbrado», señaló Dogui Moreno.
Aida afirmó que su combate es contra los políticos que no hacen bien su trabajo.
«Al principio decidimos ser una asociación para ayudar al país de alguna manera, no teníamos en mente presentarnos pero queríamos influenciar la política actual, insiste.
Una muestra de este compromiso con los valores más honestos es su decisión de «renuncia a la inmunidad parlamentaria, para dar un ejemplo, retirar los privilegios a los diputados como el reembolso de pagos de transportes o el derecho a varios vehículos.
«Es la medida que más polémica ha creado y ¡mejor así! Medidas para paliar la subida de los precios», enumeraba.
Otra de las propuestas es la seguridad. «Nunca hemos tenido tantos agentes de policía, hemos triplicado el número, pero nunca hemos tenido tanta delincuencia. Hay un error en alguna parte», subraya.
Más policía que votantes había en el colegio electoral del Lac I, donde fue a ejercer su derecho a sufragio Salwa Smaoui, esposa de Nabil Karoui.
Éste es candidato a la presidencia, pero se encuentra en prisión preventiva desde le pasado 23 de agosto acusado de evasión fiscal y blanqueo de dinero.
A pesar de ello, Karoui quedó segundo en la primera vuelta de las presidenciales, que disputará el próximo 13 de octubre al jurista ultraconservador Kaïes Said y su partido reclamó la victoria en las legislativas de hoy, marcada por una raquítica participación del 30 por ciento, la mitad que en 2014.
«La tasa de participación es muy baja. Votar nunca había sido tan importante como hoy, en el contexto actual», aseguraba a Efe solo acompañada por un pequeño grupo de periodistas.
«Túnez ya tiene suficiente, por favor, por favor, por favor, miradme, mi marido está en prisión y yo he venido para votar», afirmaba.
También votó Abdelaziz Mahjoub, un anciano que siempre capta la atención de la prensa en el colegio electoral de la Rue de Marseille.
Opiniones
El colegio es uno de los más visitados por los periodistas extranjeros porque es usual la concentración de observadores enviados por la Unión Europea.
«Antes si votabas o no, ya sabíamos quién iba a presidir, había un sólo partido y un régimen dictatorial», manifestó.
También agregó que: «Ahora con la revolución estamos orgullosos porque tenemos libertad de expresión, elecciones libres e imparciales».
Ela, profesora de instituto, coincidía con Mahjoub en la obligación moral de votar y vaticinaba un hundimiento menor de los partidos tradicionales.
«Hay muchas listas independientes pero creo que los grandes partidos siguen presentes y habrá que contar más con ellos. Los independientes están para ayudar, para movilizar, porque provienen de la sociedad civil, pero los grandes partidos estarán siempre presentes en el Parlamento», sentenciaba.
Los resultados preliminares de esta deslucida fiesta de la democracia se conocerán el miércoles, apenas cuatro días antes de la segunda vuelta de las presidenciales.
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