La Jefa del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, anunció este viernes en rueda de prensa la ilegalización del uso de máscaras en las protestas.
Aseguró que los manifestantes aprovechan de ocultar su identidad con esta acción.
El gobierno echará mano de una ley de emergencia que constituirá como delito el uso de máscaras para intentar «restaurar el orden», según dijo Lam.
No es estado de emergencia
Añadió que «la ley no implica que Hong Kong esté en estado de emergencia, sino que las protestas son cada vez más frecuentes y violentas, y la gente está preocupada».
«Esperamos que la ley pueda tener un efecto disuasorio. Apunta a las personas que han recurrido a la violencia», indicó Lam.
Según Lam, aprobar este tipo de legislación no ha sido fácil, pero sí necesario. Aclaró que es una legislación subsidiaria.
Se presentará en el Consejo Legislativo el 16 de octubre para que los legisladores puedan modificarla, pero ya después de haber sido implementada.
No socavará las libertades de las personas
Teresa Cheng, Secretaria de Justicia, indicó en la comparecencia del Ejecutivo ante la prensa que la legislación «no socavará las libertades de las personas».
La ley contempla sentencias de hasta un año de prisión y multas de hasta 25.000 dólares hongkoneses, unos 3.188 dólares.
«La medida ayudará a los agentes de la Policía recolectar información. Dado que en los últimos cuatro meses la mayoría de la gente que ha participado en incidentes violentos usaba máscaras para ocultar su identidad con el objetivo de lanzar cócteles molotov y causar daños a edificios públicos», dijo.
Hong Kong, resiste
La prohibición podría avivar aún más las protestas en la ciudad financiera, porque cientos de personas ya se han echado este viernes a las calles del distrito financiero de Central para protestar contra esta ley coreando eslóganes como «Hong Kong, resiste».
Las protestas en Hong Kong, que se convirtieron en masivas en junio a raíz de una polémica propuesta de ley de extradición, se han sucedido durante casi cuatro meses y han mutado hasta convertirse en un movimiento que busca una mejora de los mecanismos democráticos que la rigen y una oposición al autoritarismo de Pekín.
No obstante, algunos manifestantes optaron por tácticas más radicales que la protesta pacífica. Los enfrentamientos violentos con la Policía son habituales.
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