La diseñadora británica Stella McCartney subió este lunes a la pasarela parisina sus propuestas para la próxima primavera-verano 2020. Están construidas a base de tejidos sostenibles, algodón orgánico y poliéster reciclado. Así se consagró como la heroína de la moda verde.
«Los invito a todos a unirse a mí en esta lucha, con valentía, esperanza y sin miedo. Podemos construir un futuro mejor juntos», dijo la creadora, hija del cantante Paul McCartney, en una nota distribuida a los invitados del desfile. El desfile se llevó a cabo en el Palacio de la Ópera Garnier durante la semana de la moda.
Sus colores para el verano fueron suaves. Una amplia gama de tonos beige, blanco y crudo contrastaron con vibrantes naranjas, colores azules y estampados con paisajes campestres.
Las siluetas fueron fluidas, con chaquetas largas de corte recto y solapa fina, camisas sedosas de tela sostenible, pantalones bombachos, monos de bota ancha, faldas midi y largos vestidos con discretos volantes.
Un nuevo socio
Este año, McCartney se convirtió en la accionista mayoritaria de la firma al comprar la parte de Kering, el conglomerado de marcas de lujo al que pertenecía. Mientras tanto, en los últimos meses se van conociendo más detalles de la relación con su nuevo socio, el grupo LVMH (Dior, Louis Vuitton, Givenchy…).
La británica, que no quiso hacer declaraciones a la prensa tras el desfile, seguirá de momento siendo la principal accionista de su marca. Lanzó un guiño a este nuevo entendimiento empresarial con LVMH. De hecho, se ha convertido en la asesora en materia de transición ecológica para el presidente de este gigante del lujo, Bernard Arnault.
«No somos perfectos, y lo reconocemos. Como todos los empresarios formamos parte del problema. Pero vamos más allá cada día para encontrar soluciones que existen en una industria que necesita desesperadamente un cambio», escribió la creadora.
La colección pareció especialmente dedicada a esa generación joven liderada por la activista Greta Thunberg que se manifiesta cada viernes en las principales ciudades de todo el mundo.
Una generación que, según McCartney, se pone en pie para decirnos que la casa está ardiendo y que tenemos que responder a esta crisis.
En su estética, la colección también parecía hablarles a ellos: un vestido largo estampado de margaritas con escote asimétrico que se mantiene en el hombro con una lanzada, sandalias planas atadas al tobillo, accesorios coloridos… y una música rítmica para encandilar al público que repetía el estribillo de la canción.
Recordó, además, todos los cambios que ha introducido en su «maison» desde su creación en 2001: pieles alternativas y ecológicas, tiendas que funcionan con energía solar, nada de plásticos, pieles sintéticas, pegamento, gafas realizadas a base de bio-acetato, cachemir regenerado, plantación de árboles después de cada colección, y más.
Para Stella McCartney la crisis existe, pero hay esperanza.
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