Francia corre el riesgo de una escasez de esperma congelado, de aprobarse una ley que permite a las solteras y a las parejas de lesbianas, acceder a la fertilización in vitro, FIV. La ordenanza también pretende abolir el derecho de los donantes de semen y óvulos a mantener su identidad en secreto, dijeron médicos.
Los legisladores de la Asamblea Nacional comenzaron a debatir este martes un proyecto de ley de bioética. Para flexibilizar algunas de las normas más estrictas de Europa occidental, que rigen los embarazos con asistencia médica. Una promesa de campaña del presidente Emmanuel Macron.
La ley vigente en Francia establece que la FIV está disponible solo para parejas del sexo opuesto. Unicamente por razones de infertilidad o riesgo de transmisión de una enfermedad o afección médica al niño o a sus padres.
Agnes Buzyn, ministra de Salud, pronosticó un aumento de aproximadamente dos tercios en la demanda de procedimientos de FIV. 2.000 mujeres adicionales se registran anualmente para recibir tratamiento.
Las parejas ya esperan un promedio de 12 meses desde el registro hasta su primer intento de FIV. Los médicos de la red de bancos de esperma públicos de Francia dijeron que el suministro de esperma criopreservado solo satisface la demanda.
Anonimato de donantes
También predicen que suprimir el anonimato de los donantes podría provocar que tres cuartas partes de los hombres y mujeres registrados nieguen a las clínicas el uso de su esperma y óvulos bajo las nuevas reglas.
«Decir que todo va a estar bien sería enterrar la cabeza en la arena», dijo Nathalie Rives, presidenta de la federación de CECOS.
«Habrá un período de inestabilidad, con una mayor demanda y la necesidad de reclutar nuevos donantes. No sabemos cuánto durará esta inestabilidad», añadió.
El proyecto de ley de bioética, también permitiría a las mujeres congelar sus óvulos, por razones que no son médicas, para aumentar sus posibilidades de tener hijos. Constituye la primera gran reforma social de Macron.
La reproducción médicamente asistida, como la FIV, está ampliamente disponible para todas las mujeres en países como Gran Bretaña, Bélgica y España. Pero en Francia generó un debate más amplio sobre la comercialización de la salud y los derechos de los homosexuales.
«El derecho a conocer los orígenes de uno es un derecho vital, un derecho fundamental», dijo Arthur Kermalvezen, de 35 años, quien se sometió a pruebas de ADN para localizar a su padre biológico y ha hecho campaña por el levantamiento del anonimato de los donantes.
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