El Dojo Seido es una escuela de karate-do, dirigida por el sensei Edwar Martínez con sede en la parroquia 23 de Enero y que tiene aproximadamente 15 años de actividad.
Martínez, maestro del estilo shotokan, es cinta negra quinto Dan y lleva 35 años practicando las artes marciales, en las que aprendió a instruirse como maestro de atletas de alto rendimiento.
Dentro del Dojo Seido también ha contribuido a formar karatecas de gran nivel, como el caso de la sensei Omaira Molina, reciente ganadora de la medalla de plata en la categoría +68 kilogramos (modalidad kumite) en los Juegos Panamericanos Lima 2019.
Así como ella hay otros alumnos que han sido seleccionados para representar al país. Sin embargo, por no contar con los recursos económicos se les ha hecho esquiva la posibilidad de viajar al exterior.
Además, los representantes de los alumnos del Dojo Seido han tenido que hacer sacrificios para costear los implementos deportivos. Lo que no tienen que cancelar es una mensualidad, ya que la academia del 23 de Enero no cobra a sus integrantes.
La institución cuenta con la colaboración de miembros de la comunidad, pero no es suficiente. Por esa razón pide apoyo a los interesados en este noble arte marcial.
Más que un deporte
“Esta disciplina es algo muy especial, no hay una edad específica para que uno pueda practicar; incluso, la han practicado personas de la tercera edad”, explica el sensei Martínez, quien tiene bajo su responsabilidad a más de 30 niños y adolescentes de todas las edades y distintos rangos.
El Dojo Seido se encuentra en la Zona F de la parroquia 23 de Enero dentro del municipio Libertador de Caracas. Su conexión con la comunidad es palpable, debido a los beneficios que aporta la existencia de la escuela.
“Es muy importante por la situación país, para que los niños no caigan en los vicios. Ayuda en la labor de los padres para que no se desvíen del camino”, indicó Ivón Rojas, madre del alumno Albert Veoes, de 12 años de edad, que es cinta amarilla.
Por su parte, Lezker León, de 11 años de edad, es cinturón negro y para él karate-do es mucho más que un deporte: “Te aparta de todas las drogas y con él puedes tener autocontrol. Es una disciplina muy bonita”.
Granito de arena esencial
A pesar de todos los beneficios que representa la academia de artes marciales en la parroquia, su funcionamiento se ve amenazado debido a la situación económica que actualmente afecta al país, así como los escasos recursos con lo que cuenta la institución.
El Dojo Seido no cobra ninguna inscripción o mensualidad a sus estudiantes, y solo cuenta con la colaboración de los representantes, así como agentes externos que le han extendido su mano amiga.
“Hay personas que de una u otra manera han aportado un pequeño granito de arena. Pero para dar un paso más necesitamos un poco más de respaldo”, enfatizó el maestro Martínez, quien hizo un llamado a las empresas privadas interesadas en colaborar con la causa de su academia.
Explicó que tiene bajo su cargo a atletas de alto rendimiento, que incluso han sido seleccionados para representar el país y no han podido competir al no tener recursos para viajar al exterior.
Este es el caso de Jonathan López, cinturón negro 1° Dan, y Edward Martínez, cinta negra 3° Dan. Ambos han vivido en carne propia la impotencia de no poder representar a Venezuela.
En el caso de López, de 17 años de edad, no ha podido sacarse el pasaporte, mientras Martínez, de 22 años de edad, no ha contado con el patrocinio necesario para costearse los viajes.
Próximos eventos
Los niños del Dojo Seido se preparan para disputar un Campeonato Nacional Infantil que se disputará en el estado Miranda este año.
Mientras que los juveniles ponen todo su empeño para estar listos de cara a los Clasificatorios (6 al 8 de octubre) válidos para los Juegos Nacionales (diciembre) de 2019.
Ambos eventos implican gastos, incluso los implementos deportivos. “Un bucal (protector de dientes) ya está constando cerca de 200.000 bolívares”, aseguró Rojas.
A pesar de sus limitaciones económicas, el Dojo Seido del 23 de Enero es millonario en talento humano. Y espera que con la colaboración de empresas privadas pueda seguir en la actividad de formar futuros campeones del arte marcial, como el caso de Omaira Molina, que dejó en alto el nombre del país en la capital peruana.
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