El régimen usurpador busca neutralizar al presidente interino de Venezuela, reconocido por más de cincuenta países. En menos de una semana, Maduro ha utilizado al contralor general de la República y al presidente del Tribunal Supremo de Justicia para inhabilitar por 15 años y allanar la inmunidad parlamentaria al presidente de la Asamblea Nacional y presidente interino, Juan Guaidó.
Hace 13 días, el régimen usurpador testeó el grado de compromiso que tiene la comunidad internacional con Guaidó, deteniendo a su jefe de gabinete, Roberto Marrero. La respuesta de Estados Unidos fue que habría consecuencias “inmediatas y duras”. «El gobierno [de Maduro] va a aprender que son acontecimientos que tienen resultados inmediatos y duros», declaró el enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams.
Por otra parte, el senador republicano por el estado de Florida, Marco Rubio, señaló en un tweet el 21 de marzo que el arresto de Marrero buscaba “evaluar la respuesta internacional para [Maduro] calcular, cómo y cuándo, el arresto de Guaidó”.
Hasta ahora, Marrero está recluido en El Helicoide bajo los cargos creados por el régimen usurpador de conspiración, legitimación de capitales y ocultamiento de armas de guerra, sin consecuencias “inmediatas y duras” para Maduro.
El pasado domingo, Fareed Zakaria en su programa de CNN le preguntó a Elliott Abrams cómo creía él que iba a terminar la situación en Venezuela. A lo que respondió: “Primero, diría que aplicamos las sanciones hace unos dos meses y algunas tienen efecto después de 90 días o 180 días. Así que estamos en un momento muy temprano [para ver sus resultados]. Y he estado advirtiendo a la gente tanto en la comunidad diplomática como en la prensa de esto. Nunca fue nuestra visión que esto fuera un momento de cuatro semanas y que luego Maduro se iría. Esta es una lucha contra un dictador que es un dictador corrupto y tiene apoyo externo de Rusia y Cuba”. Es decir, que los tiempos de la administración Trump para que Maduro deje de usurpar la presidencia son de 3 a 6 meses.
“Así que no pensamos [Casa Blanca de Estados Unidos] que esto sucedería rápidamente. ¿Cómo termina? Termina cuando las presiones se han incrementado lo suficiente. Para convencer a Maduro y sus colegas de que su tiempo ha terminado, o convencer a los militares venezolanos de que deben expulsar a Maduro (…) Todavía no estamos allí, obviamente, en las calles de Caracas ni en los cuarteles militares, pero llegaremos allí”, agregó Abrams.
El editor adjunto de la página editorial de The Washington Post, Jackson Diehl, escribió en su columna del pasado domingo: “El factor más sobresaliente puede ser que [el régimen usurpador] sabe que Trump está bluffing. No hay una opción militar estadounidense creíble contra Venezuela, y hay muy pocas posibilidades de que Trump realmente intente una”.
Diehl coincide con Abrams en que el gobierno de Trump está esperando que ”las sanciones, la presión diplomática y, sobre todo, una crisis humanitaria horrenda y en constante deterioro para las 30 millones de personas que permanecen en Venezuela fuercen eventualmente un cambio”.
Por lo que el régimen usurpador decidió apresurar el paso para sacar a Guaidó del activismo político. La hoja de ruta está establecida. “Un corrupto que usurpa la Procuraduría, solicita a un ex convicto que preside el Tribunal Supremo de Justicia, que una ilegítima asamblea nacional constituyente allane una inmunidad parlamentaria”, twitteó Hugo Carvajal, ex director de Inteligencia y Contrainteligencia Militar de Hugo Chávez.
Ante el supuesto bluff del gobierno estadounidense, el Estado mafioso (régimen usurpador) detecta que hay de nuevo un momento para actuar con impunidad, reprimiendo con los colectivos y la Fuerza de Acciones Especiales a la población civil que protesta por la pauperización del país. Y dentro de este escenario avanza contra el presidente interino, para llegar a mayo con una agenda alineada al Mecanismo de Montevideo que se enfocaría en una nueva elección presidencial.
Una solución difícil de implantar porque la crisis de Venezuela no es solo electoral. De hecho, el régimen de Maduro cuando pierde en las urnas establece la institución necesaria para que el Estado mafioso siga operando normalmente.
Por ello, la Contraloría, la Procuraduría, el TSJ y la ANC son los actores que el régimen usurpador utiliza para ir contra Guaidó.
Maduro va por Guaidó.
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