La actriz británica Julie Andrews recibió este lunes el León de Oro honorífico de la Mostra del Cine de Venecia.
El festival se rindió ante la actriz y le otorgó un reconocimiento que este año también llegó a las manos del director español Pedro Almodóvar.
Julie Andrews, de 83 años de edad, acudió a la Sala Grande del Palacio del Cine, reservada a las grandes ocasiones. Allí recordó los orígenes de una carrera que le granjeó los roles más icónicos de la historia del séptimo arte. Uno de ellos, Mary Poppins, aquella extravagante institutriz.
«Aún me sorprendo, fui una chica afortunada que pudo interpretar papeles bellísimos», destacó al recoger la estatuilla. La actriz vistió con un traje de chaqueta azul celeste en raso, a juego con sus ojos y emocionada ante una ovación que se prolongó durante varios minutos.
La artista, que se hizo famosa por su voz cristalina, rememoró que en Inglaterra, durante su juventud, solía cantar arias italianas, aunque desconocía su significado.
Ante el público, Andrews dijo que actualmente Venecia «es el primer festival del mundo». Además, celebró su diversidad y reivindicó el poder del cine para unir a las personas.
«Mirando a la selección oficial de este año me vuelvo a dar cuenta del gran poder del cine para unir a la gente», destacó.
Continuó su discurso con un consejo para las nuevas generaciones de cineastas. «Sean fieles a sus sueños, las recompensas de este mundo serán incomparables», prometió.
«Agradezco a los públicos de todo el mundo que, con su pasión por el cine, hacen que todo esto sea posible. Su apoyo continuo mantiene encendida la luz sobre la pantalla», concluyó.
El presidente de la Mostra, Alberto Barbera, destacó que este galardón es obligatorio para una figura icónica adorada por varias generaciones de cinéfilos.
«Una carrera extraordinaria con la que ha sabido admirablemente conciliar el éxito popular y sus ambiciones artísticas sin caer jamás en fáciles compromisos», destacó.
Quizás el discurso más apasionado lo pronunció Luca Guadagnino, director de la exitosa adaptación cinematográfica de Call Me by Your Name (2017). Como maestro de ceremonias, dijo: «Julie Andrews es un icono del siglo XX y del XXI».
El realizador encumbró a la veterana actriz por su capacidad de «trasmitir una suerte de clasicismo olímpico en todo lo que hace».
«Ha representado al máximo nivel la actuación, la danza, la música, la escritura y el activismo político. Su elegancia se ha convertido en un valor absoluto. Es única en la historia del cine y absolutamente inimitable», aseveró el cineasta.
Tras la ceremonia de premiación los asistentes pudieron disfrutar de la proyección de Victor Victoria (1982). En dicha cinta de su marido Blake Edwards, fallecido en 2010, Andrews demostró su capacidad interpretativa dando vida a los dos protagonistas.
La actriz fue la protagonista absoluta de esta sexta jornada de la Mostra de Venecia. Recibió la admiración de todos tras medio siglo como estrella del teatro, del cine y la televisión.
Nacida y crecida en Reino Unido, fue allí donde obtuvo su primer éxito a la edad de doce años en el teatro y en la radio, como una joven de voz excepcional. En su juventud cruzó el océano para alcanzar Broadway y debutó en 1963 en el musical The Boy Friend.
Su nacimiento como leyenda se produjo en la Gran Manzana en 1964 con Mary Poppins y un Oscar por su versión cinematográfica. Un año después fue nominada por la Academia nuevamente a raíz de su inolvidable papel de María von Trapp en The Sound of Music.
Pero su carrera se prolonga hasta la actualidad. Andrews ha prestado su voz para películas como Aquaman (2018), Shrek, Gru y ha creado junto a su hija una serie televisiva lanzada en todo el mundo recientemente por Netflix titulada Julie’s Greenroom.
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